lunes, 17 de octubre de 2016

La tarta no estaba envenenada

No soy nada experto en vinos. Para ser exactos soy un auténtico profano del tema. Mis conocimientos alcanzan a diferenciar un blanco de un tinto y que el alvariño entiendo que debe tomarse frío para percibir su auténtico significado. También podría (llevado por la euforia que la ingesta de dicho producto conlleva) exclamar alborozado y con grandes coloretes en la cara la famosa frase "Viva el vino" que un día ensayó con su estilo peculiar el todavía Presidente en funciones de este país.

Pero poco más podría añadir sobre el particular. Ni en cuanto a "bouquet", ni composición ni sabor podría añadir algo consistente y tampoco demasiado sobre el maridaje de los diferentes caldos con determinados alimentos. Más allá de generalidades como que el marisco mejor con blanco y la carne con tinto no sabría argumentar nada más al respecto.

Pero sobre esto último, el maridaje (que vocablo más bonito, por cierto) si podría comentar que nunca prolegómenos festivos se han llevado demasiado bien con los partidos de fútbol en los que intervengan los organizadores del "fiestorro".
Sin necesidad de recurrir a ejemplos más rebuscados, a buen seguro que muchos aficionados al balompié saben que el día en que el FC. Barcelona celebraba el centenario en el Camp Nou salió derrotado 0-1 por un Atlético de Madrid en nada parecido al equipazo construido por Diego Pablo Simeone. Que el propio club colchonero vio amargado el día del cumplimiento de su primer siglo al caer derrotado en el Vicente Calderón también por 0-1 por el AT. Osasuna y que el Real Madrid que había preparado su onomástica con una final de Copa del Rey en 2002 en su propio estadio vio estupefacto como el Deportivo de la Coruña se llevaba el gato al agua ganando por un gol a dos y estrenando un nuevo término que ha llegado a nuestros días como "el centenariazo".

Por esos y por bastantes más casos quien más quien menos teníamos la mosca detrás de la oreja ante la visita del Lealtad de Villaviciosa al Estadio de Pasarón. 
Pero está visto que esa temporada ni festejos conmemorativos, ni cenas a Viernes por la noche ni bandas de música ni previas tan emocionantes como las de ayer pueden romper la racha triunfal del Pontevedra CF en su campo.

Y eso que la primera parte fue quizás la peor jugada por los granates como local desde el comienzo de Liga pero ni eso resultó impedimento suficiente para sumar tres puntos que como un guiño del destino permitían al Pontevedra obtener un regalo de cumpleaños maravilloso como es entrar en puestos de promoción de ascenso.

Salió el Pontevedra al campo con la novedad de Bruno en el centro de la zaga por causa de la sanción de Capi y las molestias de Portela acompañado en dicha demarcación por un Jacobo Trigo que volvía a retrasar su posición.
Alex Fernández y Kevin hacían pareja en el medio con Añon tirado a la derecha, Mouriño intentando moverse por la media punta y Alex González acostado a la izquierda, Barco volvía a jugar sin compañía arriba.

En esa primera parte el Pontevedra dio la sensación de no encontrar en ningún momento su ritmo. El partido no adquiría velocidad, se trababa y parecía faltar esa chispa que en algunos tramos de los encuentros consigue imprimirle el conjunto granate al juego.
Aún así, el choque estaba relativamente controlado y los acercamientos al área contraria y las jugadas de peligro, aunque pocas, eran nuestras. Principalmente en ese primer tiempo fue Alex González (que va claramente a más) quien protagonizó las mejores acciones intentando y a veces consiguiendo percutir por banda izquierda y gozando incluso de la mejor ocasión en la que el portero rival despejó con algún apuro su disparo. Pero al margen de ello, y de dos acciones de Barco no demasiado claras, los lanzamientos granates llegaron desde muy lejos en las botas de Mouriño por dos veces y Alex Fernández sin encontrar la portería asturiana. 
Se volvió a ver a un Añón sin capacidad de desborde y sin hacer daño por la derecha (luego Luisito aclaró en rueda de prensa que el chico está jugando con serios dolores surgidos a raíz de la entrada de Catalá) y el propio Adrián Mouriño se perdía en excesivas conducciones que restaban celeridad al juego y contribuían a trabar más el encuentro. Tampoco Alex Fernández encontró su lugar disputando una primera parte por debajo del nivel al que nos tiene acostumbrados.

Pero en los últimos diez minutos del primer tiempo el panorama cambió. Hasta ese instante como ya se dijo el Lealtad no había llegado prácticamente al área de Edu. Un Jandrín ubicado en la izquierda no lograba marcharse casi nunca de Miguel más que en una ocasión en la que le "sacó" la tarjeta amarilla y el Lealtad parecía inofensivo.
Hasta que en una acción los asturianos progresan por banda derecha y envían un centro preciso y medido para que su nº10 ,Grande, cabecee a placer pero al centro de la portería encontrando los reflejos de Edu Sousa en plena efervescencia para rechazar un balón que en el momento de salir de la cabeza del rival parecía que iba a acabar dentro.
Sin solución de continuidad, otra vez el mismo jugador del Lealtad se hace sitio dentro del área para conectar un potente disparo que salió lamiendo el palo de la portería granate. 

Habían sido dos sustos de aúpa que contribuyeron a que el pitido final del colegiado indicando el final de la primera parte sonara a música celestial.

Pero la segunda mitad tampoco empezó bien para el Pontevedra. Y eso a pesar de que en los primeros instantes una muy buena jugada otra vez de Alex González permitió a Añón llegar desde la derecha y no encontrar puerta en una buena posición.
No obstante, el balón seguía sin fluir al ritmo necesario para hacer daño a la defensa contraria y las dudas llegaron también a la línea defensiva en la que Trigo cometió un error garrafal que permitió otra vez a Grande encarar en solitario la meta de Edu para mandar la pelota por encima del larguero perdonando por tercera vez al conjunto granate.

Esa ocasión clarísima del Lealtad provocó la rápida reacción de Luisito que antes del cuarto de hora realizó dos cambios de una tacada. Los retirados fueron Añón y Alex Fernández que dejaron sus puestos para Abel Suárez y Mateu Ferrer.

Estos relevos propiciaron que Abel ocupase la ubicación de Alex junto a Kevin y que Mateu se colocase casi a la altura de Barco pasando a Mouriño a la derecha en un 4-4-2.

Y realmente fue en la jugada siguiente a las sustituciones cuando llegó la jugada que cambió el partido. Pelota enviada al área desde la derecha y Ferrer y un defensa pugnan por tocar ese esférico que tras pegar en alguno de ellos coge un efecto parabólico y se cuela en medio globo en la portería asturiana. 
En el campo pareció que era el defensa quien tocaba y en la tele parece todavía más claro pero lo cierto es que el delantero granate asegura haber contactado con la pelota.
Sea como fuera y marcara quien marcara, lo cierto es que ese 1-0 cambió por completo la dinámica del encuentro. El Lealtad lo notó de tal manera que no volvió a llegar con peligro a la meta de Edu y el Pontevedra adquirió una seguridad y confianza que le hicieron convertirse en el dueño del partido.

Todo marchaba mejor. 

Abel volvía a demostrar que en la posición de medio centro ve bien el fútbol y completó unos minutos muy buenos, Mouriño pareció revivir y en banda derecha se pareció más al Mouriño que conocíamos, Ferrer volvió a pelearlas todas y Alex González siguió dando un buen nivel en la banda izquierda. Llegó el segundo gol pronto tras parada del portero a remate de cabeza de Abel. El rechace cayó suelto en área pequeña y Trigo aunque algo escorado fue capaz de meterla dentro acabando definitivamente con el partido.

Aún hubo tiempo para un tercer cambio cuando al partido le quedaba sobre un cuarto de hora. Y sobre ese cambio, o mejor dicho, sobre lo que propició ese cambio me gustaría hablar un poco.

Los que habitualmente sigan este blog saben que a Luisito este bloguero le suele criticar bastante cada vez que delante de los micrófonos crea problemas que generalmente no existen. Pero también sabrán esos habituales ( a los que vuelvo a agradecer muchísimo que pierdan un poquito de su tiempo leyendo esto) que pocas veces en la labor estrictamente futbolística se le ha dado para el pelo sino todo lo contrario.

Ayer ese tercer cambio (Portela por Barco) supuso que el Pontevedra volviera a jugar con tres centrales; que los dos laterales integraran una línea de cuatro en el medio con Abel y Kevin; que Alex González y Mouriño se convirtieran en dos medias puntas y que Mateu Ferrer ejerciera de ariete.

Destaco esto por la indudable riqueza táctica con la que Luisito trata de dotar a su equipo. Hasta ahora habíamos visto al Pontevedra en 4-4-2 (pocas veces), en 4-3-3, en 4-2-3-1, en un novedoso sistema contra el Palencia con un 3-4-1-2  con Jacobo en media punta y Añón acompañando a Barco y ayer volvió a dar otro giro de tuerca convirtiendo esa mediapunta en doble jugando por detrás de Mateu Ferrer.

Es un dato que me parece significativo y que denota que se trabaja en ese sentido por lo que entiendo de justicia comentarlo y reconocerlo.

Hubo tiempo todavía para marcar el tercero en una jugada ligada por la izquierda que acabó rematando por la derecha un Miguel Loureiro que cada vez se crece más en ataque y que el mismo defensa que "ayudó" a Ferrer a hacer el primero introdujo de manera contundente en su portería al tratar de despejar la pelota.  Y también hubo espacio para una bonita despedida a Jandrín por parte de la más nutrida ayer parroquia local reconociéndole así su buen trabajo y esfuerzo la pasada campaña.  
Estamos en play off. No sé si será flor de un día o tendrá tal circunstancia vocación de continuidad pero nadie puede negar que ver al equipo en los periódicos en esa posición provoca que un "respinguito" de ilusión ilumine nuestra mirada de Lunes.

Lo que ya no se podrá cambiar y lo celebramos es que nuestro equipo haya podido cumplir la venerable edad de 75 años y además haya ganado el día de su cumpleaños. ¿Alguien da más?       

          
     
  

      

1 comentario:

  1. Creo que los actos han quedado algo sosos sin apenas contar con la afición, aquí parece que solo servimos para pagar abonos y entradas, mientras que para el resto del año somos un cero a la izquierda, mientras la señora Pescamar ha peregrinado por los medios como siempre encantada de conocerse

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