lunes, 3 de octubre de 2016

Prueba superada

Tenía el derby disputado ayer en Pasarón aroma a examen importante para el Pontevedra CF.

Al igual que la temporada pasada el comienzo lejos de Pontevedra no ha sido nada bueno y las derrotas cosechadas tanto en Santander como sobre todo en Vigo (dada la forma en la que se produjo) habían transmitido una sensación de que a los granates les faltaba todavía algo para poder siquiera soñar con tocar los primeros puestos.
A esta incómoda hipótesis se sumaban semana sí y semana también las continuas alusiones del entrenador acerca de una miríade de futbolistas a los que se había tratado de contratar sin éxito por falta de "posibles". Ya sabemos que el Pontevedra quiso a gente del Izarra, del Celta B y como ya nos imaginábamos del Racing de Ferrol y del Burgos (rival al que rendiremos visita el próximo fin de semana).

Pero a pesar de estas dudas ofrecidas por el equipo fuera (no demasiadas pues en Guijuelo se logró un empate y Santander es plaza indiscutiblemente difícil) y de las constantes alusiones a la endeblez económica de la entidad sin olvidar tampoco la gravísima y trascendente para el equipo lesión de Iker Alegre, lo cierto es que el Pontevedra había conseguido ofrecer una imagen de fortaleza en los partidos de casa logrando nueve puntos de nueve y mostrando una consistencia innegable salvo en el último cuarto de hora frente al Palencia.

Dicha fortaleza "casera" se veía amenazada ayer Domingo por la llegada a la ribera del Lérez de un Racing de Ferrol cuyos primeros compases ligueros han sido solamente regulares pero cuyos mimbres son sin ninguna duda muy buenos de cara a la formación de una escuadra potente y peligrosa.

Es cierto que con el paso de las jornadas alguno de los rivales que ya han jugado aquí van demostrando que no son ninguna comparsa como el caso del Mutilvera que en siete partidos sólo ha perdido el nuestro pero a nadie se le escapaba que el partido frente al conjunto departamental iba a ser el primero "grande" en casa e iba a darnos una clara muestra de si esa seguridad del Pontevedra como local era realmente verdadera o se iba desmoronar en el primer choque disputado contra un claro favorito para estar arriba.   

Y la verdad es que el encuentro resultó una batalla disputada de poder a poder en la que a fuer de ser sinceros una igualada quizá hubiera sido un resultado más justo pero en la que tampoco resultó ni mucho menos desproporcionada o exagerada una victoria granate al menos por el número de ocasiones generadas.

Porque se no puede decir que el partido de ayer haya sido un enfrentamiento vistoso en el que el público asistente pudiera haber encontrado grandes jugadas y oleadas de fútbol bonito. Se crearon ocasiones, sí, y por ambas partes pero más por el empuje y la garra ofrecida por los participantes que por un juego trenzado y combinativo que hubiera tenido como consecuencia lógica dichas oportunidades.

El Pontevedra volvió a salir con Trigo acompañando a Kevin en el medio centro (aunque mediada la primera parte adelantó incluso unos metros su posición hasta casi componer una línea de cuatro tras Barco) y con Jacobo pegado a banda izquierda y lejos de la zona creativa del terreno de juego. Mouriño trataba de enlazar  y organizar el juego de ataque y Añón volvía a situarse en banda derecha algo alejado (en mi opinión) del área contraria.

Es indudable que con Jacobo Trigo en la zona medular el Pontevedra gana en consistencia defensiva y trabajo de recuperación pero también lo es que se pierde capacidad de combinar y llegada por sorpresa desde la segunda línea.

No le hizo falta, sin embargo, al Pontevedra trenzar juego en medio campo para generar ocasiones en el primer tiempo. 
La primera fue muy clara nada más comenzar y a balón parado. Tras un córner un remate de Portela propició que la pelota se estrellara en el larguero no una sino dos veces tras rebotar el primer rechace en un defensa verde.

Es cierto que después de esa jugada el Racing gozó de su más clara oportunidad en la primera parte al plantarse Joselu sólo delante del Edu pero pegando en bote a la pelota por encima del larguero.

A partir de ahí llegaron esas ocasiones de las que antes hablábamos generadas casi todas por presionar adecuadamente al conjunto departamental que se mostró especialmente torpe en la primera mitad a la hora de sacar la pelota jugada. Así, Jacobo gozó de una primera ocasión al penetrar por la izquierda con algo de suerte y quedarse frente al portero para mandar la pelota " al muñeco". 

Presionando alto y robando dispuso el de Bueu de otra muy clara tras hacerse Barco con un balón en tres cuartos y cedérselo a Jacobo que de primeras golpeó extrañamente mal a la pelota enviándola lejos de la portería. También Mario Barco tuvo la suya al protagonizar una volea tan plástica como relampagueante que salió muy cerca del palo izquierdo de la portería ferrolana.

Fue una primera parte, en suma, en la que salvo el primer cuarto de hora el Racing no encontró con facilidad el toque en el medio campo y la posibilidad de progresar con peligro al área de Edu y en la que el Pontevedra más a base de recuperaciones de pelota en zonas de peligro que de combinaciones efectivas sí pudo hacerle daño a su rival y marcharse con ventaja en el marcador.  

Tras el descanso, el Pontevedra volvió a salir frío y algo distante con el partido. Realmente no es la primera ni la segunda vez que pasa esta temporada pero resulta evidente que cuanto mejor sea el rival con el que te enfrentes peores pueden ser las consecuencias que esto puede acarrear.

Por suerte en el día de ayer esas consecuencias no fueron graves para el marcador y sólo para comprobar como el Racing había salido algo mejor al césped y encontraba a sus mejores hombres de mediocampo en zonas susceptibles de crear peligro. 
De esta forma, sus tres jugadores más creativos (Bicho, Rey y Bandera) fueron apareciendo escalonadamente. Primero el ex deportivista y ex compostelanista al enviar un remate desde dentro del área que encontró la respuesta de Edu Sousa. Después con alguna falta relativamente cerca del área pontevedresa que Rey ejecutó volviendo a encontrar a un seguro arquero local bajo los palos. Y por último en una jugada trenzada por la derecha de la defensa granate que terminó con un centro rematado de tacón por Bandera que no encontró las redes por una pierna salvadora de nuestro portero. Estuvo Edu ayer donde suele, es decir, en su sitio y realizando intervenciones que salvan puntos y de ello volvemos a alegrarnos.

No es que estas ocasiones racinguistas se estuvieran produciendo en pleno diluvio de fútbol verde y hundimiento granate. Simplemente se describen para tratar de explicar que los ferrolanos sí trataron y consiguieron a veces superar la actuación defensiva local mejorando la imagen un tanto decepcionante que habían mostrado en los primeros 45 minutos de juego.

¿Qué hacía mientras tanto el Pontevedra en el segundo tiempo? Esa mala salida de la que se habló con anterioridad ( o el cambio de actitud con la pelota del Racing) propició que la posesión que en la primera parte resultó más alterna pasase a ser con más claridad del equipo visitante. Luisito, que lo vio, reaccionó con rapidez no tanto para cambiar esa situación de juego en la que el Pontevedra podría encontrarse cómodo sino para adaptarse más a ella. Jacobo (cansado y menos protagonista al no deambular por la zona en la que más daño puede hacer ) y Mouriño dejaron sus puestos a los dos Alex. El primero, Fernández, se colocó en la posición de Mouriño para tratar de dotar de más fuerza al medio campo y el segundo, González, se fue directo a la banda izquierda para tratar de hacer valer su velocidad en alguna contra granate.

Esos cambios, como ya se ha dicho, no variaron el guión de un Racing más "tocón" y un Pontevedra a la espera aunque si contribuyeron a que el equipo local encontrara respiro en alguna llegada de Alex González (sin estar muy bien ayer parece que sigue en línea ascendente) y en alguna falta provocada por el omnipresente Mario Barco que recibió de todo ayer al pelearse sin descanso con los férreos defensas departamentales.

Tuvo también el Pontevedra sus ocasiones en las botas dos veces de un Añon que se "volvió partir el alma" pero que estuvo al igual que contra el Izarra bastante fallón y alejado de la zona en la que puede hacer más daño y de un Alex Fernández que remató flojito un balón recibido en la frontal en bastantes buenas condiciones.

Pero a falta aproximadamente de veinte minutos Trigo comunica que prefiere ser sustituido debido a sus molestias en un tobillo y Luisito se encuentra ante la tesitura de elegir un relevo. Podría ser Abel Suárez el elegido con lo que la situación del conjunto en el campo no habría variado prácticamente nada pero elige a Mateu en un intento (o eso creo) de subir la apuesta para ganar el partido. 

En ese momento el sistema cambia prácticamente a un 4-4-2 con Mateu muy cerca de Barco y el ex del Mallorca B  pudo protagonizar dos jugadas la segunda de las cuales resultaría a la postre decisiva. En la primera acción recibió un balón largo que amortiguó con clase para un compañero que venía de cara y que bien pudo ser la espita de una contra peligrosa que al final no fructificó por un error posterior pero en la segunda recibe libre de marca unos metros por delante del centro del campo y filtra un pase en profundidad a Mario Barco que quizá debió ser interceptado por un dubitativo en ese lance Victor Vázquez. Barco una vez controlado dicho cuero no duda en avanzar con velocidad hacia el área contraria siendo derribado un metro antes de penetrar en ella por el central verde.

La expulsión parecía clara  (y no ya por si era o no era ocasión manifiesta de gol, que lo era, sino por que ya tenía una amarilla y en esa jugada lo mínimo era recibir la segunda) pero la sorpresa fue general cuando el árbitro lejos de señalar la falta fuera de la zona de castigo indicaba el punto de penalti ante el desconcierto y protestas de los racinguistas.

Aunque en algún momento el que esto escribe dudó de que el "trencilla" se mantuviese firme en la decisión tomada, lo cierto es que sí lo hizo y Bonilla a falta de tan solo seis minutos para el final transformaba con frialdad el máximo castigo y ponía por delante al Pontevedra CF.

Aún hubo tiempo para que el asistente que seguía el ataque granate anulase incomprensiblemente un gol a Mario Barco por un fuera de juego en absoluto existente (una lástima pues la definición del riojano había sido maravillosa) y que Catalá realizase una entrada muy dura sobre Añón por la que vio la segunda tarjeta amarilla y propició que el Racing acabara con nueve hombres.

El amplio descuento fue bien gestionado por el Pontevedra que disputó más de la mitad del mismo en la banda izquierda de su ataque entre corners y faltas rivales para conseguir una victoria importantísima  que suponía además el aprobado de esta complicada prueba que medía las posibilidades del equipo en casa ante un contrincante potente y con una buena ristra de jugadores talentosos.  

Con los tres puntos de ayer se ha conseguido algo que no se conseguía desde el siglo pasado, es decir, ganar los cuatro primeros partidos jugados en casa.

Esta racha provoca lo que ya en algunas ocasiones hemos dicho; que el Pontevedra se sitúe en la zona alta cercando los puestos de play off. La importancia de ganar en casa es grande no sólo por el hecho de que la afición se identifique con su equipo y vibre y apoye con más fuerza si cabe para mantener "virgen" Pasarón de los ataques de "los visitantes" sino para que esa situación clasificatoria no provoque nervios ni desconfianza en el interior de la entidad y al denominado "entorno".

Ahora toca Burgos, el desconcertante Burgos. Hecho para estar más arriba se ha situado el último de la fila y ni siquiera ha podido ganar todavía.

Me temo que la presión para los blanquinegros va a ser enorme. Digo me temo porque esa presión nos podría beneficiar en caso de salir serios y provocar que a los burgaleses no le salgan las cosas. Pero también se nos podría volver en contra si lo que hacemos es ser contemplativos y no impedimos que se pongan por delante.

Eso se verá el próximo fin de semana. 

Disfrutemos mientras tanto de esta racha como locales y de un quinto puesto que genera interesantes expectativas para el futuro. 

          

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