Me duele titular así el
artículo de esta semana.
Algunos me llamarán
alarmista o exagerado y recordarán que todavía restan 21 partidos para terminar
la Liga 2017/18 y tiempo de sobra para reaccionar.
Quizá tengan razón los que
así opinen pero no me resisto a describir en estas líneas una anécdota sucedida
en el mes de Enero de 2011, sí, el año en el que terminamos bajando a tercera
división tras una temporada dantesca.
Alboreaba la segunda
vuelta de aquella campaña cuando en una mañana gélida de Enero el Pontevedra
disputaba en casa su partido de Liga contra un Vecindario que todavía se
encontraba peor que nosotros en la tabla clasificatoria.
El partido era
horroroso y el Pontevedra no daba una a derechas. El rival se puso por delante
pero a través de un penalti se empató pronto y a renglón seguido (a la media
hora más o menos) los canarios se quedaban con un jugador menos. Tal
circunstancia no fue óbice para que el Vecindario consiguiese el 1-2 antes del
descanso y pusiera más de los nervios al conjunto granate.
En aquella segunda
parte el Pontevedra fue incapaz de conseguir ni siquiera el empate fallando
incluso un penalti en los últimos minutos de juego.
Con aquella derrota se
entraba en descenso y un muy buen amigo con el que por aquel entonces acudía a
Pasarón me miró muy serio y afirmó: “Estamos en tercera”. Yo le devolví la
mirada con cierto asombro y le contesté que estuviera tranquilo que quedaba la segunda
vuelta por delante y había tiempo. “Ni de coña- insistió- bajamos seguro”.
Y sí. Aunque las
palabras de mi compañero me parecieran excesivas en aquella fría mañana
invernal el Pontevedra no levantó cabeza
y protagonizó uno de los más negros capítulos de su historia.
Las sensaciones que
ayer experimenté en Pasarón viendo al equipo se parecieron mucho a las vividas
hace siete años.
La imagen del
Pontevedra resultó paupérrima. Parecía difícil hacerlo peor que la semana
pasada pero el equipo demostró que todavía podía “superarse” y mostrar más
impotencia sobre el terreno de juego.
Podríamos hablar de una
nueva defensa de tres durante la primera media hora que parece surgir cada
partido de un sorteo al estilo “pito pito gorgorito” efectuado durante la
semana por el cuerpo técnico.
Ayer el papelito de la
rifa de central le tocó a Alex Fernández que pasó del medio a la retaguardia. También
salió afortunado Adrián León (ayer mejor que los últimos partidos) y el tercero
agraciado esta vez fue Goldar en detrimento de Bruno (se desconoce si Mongil
participa ya en el sorteo).
Podríamos hablar
también de la acumulación de otra semana más sin que exista un solo lateral
derecho en la plantilla o de la falta de relevo de Prosi a la hora de encontrar
a alguien que cree un mínimo de fútbol
con sentido en medio campo (Carlos Ramos parece perdido para la causa).
Podríamos hablar de que
en ataque notamos y mucho el mal día de Alex González que es desde hace tiempo
el único camino decente que el Pontevedra encuentra para tratar de
desequilibrar a las defensas rivales o de que ayer (no sabemos si por sorteo o
no) fuera Iván Martín la primera alternativa en la delantera desde el banquillo
y no Berrocal (que por cierto salió después para pasar totalmente desapercibido).
Podríamos discutir
igualmente si la presencia de Mouriño en el equipo titular no es ya de por sí
indicativo suficiente de la mediocridad del elenco de jugadores que la comisión
deportiva ha incorporado este verano al Pontevedra CF.
Podríamos, por último,
destacar una vez más al mejor jugador del equipo, Edu Sousa, que se cansó de
sacar pelotas segovianas en buenas intervenciones jugándose incluso el físico
en alguna de ellas y dotando de un mínimo de orgullo a esa camiseta que porta y
que le agradecemos mucho todos aquellos que nos sentimos granates.
Todo lo anterior, en
definitiva, responde a cuestiones futbolísticas que a estas alturas no extrañan
demasiado a los que siguen habitualmente al equipo y saben ya de sus problemas
esta temporada.
Ahora bien, siendo muy
preocupante todo lo anterior, las sensaciones a las que aludía anteriormente y
que me recordaron a la 2010/11 vienen producidas sobre todo por algo que hasta
este momento no había visto en ningún caso en este equipo y que ayer sí pude
observar con asombro e indignación, la desidia.
Resultó especialmente
penoso que en los últimos minutos del
partido de ayer algún jugador se dedicara a mirar con tranquilidad el balón
mientras pasaba a escasos metros de su posición sin hacer el más mínimo ademán de
correr a por él.
Tamaña muestra de desinterés (apreciada por
buena parte de la afición que respondió encendida ante lo que veía en el
césped) no se puede tolerar y va más allá de la categoría de los jugadores o el
acierto que puedan tener a lo largo de un partido.
Actitudes como esa son
las que acaban con un equipo destrozado en la lona y denotan el estado en el
que ahora mismo se encuentra este Pontevedra CF que coquetea de forma
irresponsable con el precipicio del descenso que por lo menos el que esto
escribe va observando cada vez más cerca.
Que faltan 21 partidos
por jugarse es un hecho.
Que el Pontevedra cava
jornada a jornada su fosa para meterse en ella el próximo mes de Mayo, también.
Que no te duela el titular Félix, porque a este paso como no reaccionemos pronto nos vamos a 3ª, es duro decirlo, pero viendo cosas como el horroroso partido de ayer esto invita al pesimismo.
ResponderEliminarY a ver si las pitadas a lo visto en Pasarón hacen que las cabezas pensantes que mandan en el club reaccionen de una puñetera vez, porque esto pinta muy mal.
Ayer nuevo petardazo y para rematar la faena Luisito haciendo el ridículo con sus estúpidas declaraciones postpartido rajando del rival y su campo en vez de pensar en la mierda de temporada que llevamos.
ResponderEliminarOjalá se pierda el domingo y se eche a Luisito, si esto sigue así nos vamos a tercera
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