viernes, 19 de abril de 2019

Gran viaje en una alfombra mágica

Para que ruede el balón de la manera tan primorosa como lo hizo en la primera parte del partido de ayer en Pasaron hacen falta dos cosas.
La primera es que la manejen jugadores que lo acaricien con su talento y lo dirijan en cada momento al lugar exacto al que desean con la autoridad del jinete que se relaciona con su montura con autoridad pero sin usar la fusta.
Cuando esos futbolistas se encuentran y no solo tocan la pelota con primor sino que luego se mueven buscando sin pausa el espacio para que el compañero los encuentre entonces la sinfonía está casi garantizada.
El segundo factor casi imprescindible para que esa música suene de una manera tan perfecta es que el tapete sobre el que los jugadores y el esférico evolucionan se encuentre en buenas condiciones para que se genere esa genial melodía. 

Y ayer por la tarde en un Pasarón con bastante más gente de lo habitual (quitando la razón a aquellos que pensaron que no era buena idea jugar en Jueves ante el riesgo de divisar mucho cemento entre los que se encontraba este atribulado y en este caso muy equivocado bloguero) se dieron esas dos circunstancias para que el partido acabara en fiesta y la ilusión de la parroquia granate aumentara todavía más de cara a las últimas cuatro jornadas.

Cuando se juntan futbolistas de la categoría técnica de Borja Domínguez, Romay y Alvaro Bustos lo más probable es que el fútbol fluya casi como por ensalmo y la pelota se desplace por la hierba dibujando jugadas maravillosas que solo pueden producir la admiración de los espectadores.
En la primera parte del choque estos tres hombres dieron un recital de tocar, moverse, buscar el espacio libre y generar peligro ante el área rival que acabó por encandilar a a todos los que estábamos en las gradas.
Si además unimos a la actuación descollante de este trío, la mejor primera parte disputada hasta este momento como granate de un Pedro Vázquez fenomenal, el trabajo incansable y además acompañado de otro gol de Javi Pazos y a la seriedad en el trabajo del resto del equipo entonces encontramos la razón de porqué el Pontevedra CF fue muy superior en todo momento al Rápido de Bouzas al que debió derrotar por una diferencia mayor si se hubiera estado más acertado en la finalización de las incontables ocasiones de gol producidas y disfrutadas por el equipo granate.

Claro que tampoco podemos olvidar el segundo factor por el cual el colorido del partido alcanzó sobre todo en el primer tiempo una tonalidad realmente brutal.
Y es que aunque no se sepa muy bien por que, el césped de Pasaron lució ayer espectacular, con un verde que enamoraba las pupilas y con una superficie tan tersa que en ocasiones evocaba esa alfombra mágica que una leyenda dice que fue regalada al rey Salomón de un color verde brillante y un tamaño gigantesco y que el soberano utilizaba para desplazarse por el cielo en todos sus viajes.

Ver ayer moverse por esa hierba a Romay con esa elegancia en el toque haciendo paredes con Bustos por la izquierda o Pedro por la derecha y ver también a Borja correr por este "pasto" como deslizándose mientras organizaba y dirigía el medio campo granate fue verdaderamente un auténtico regalo.

Como no podía ser de otra manera las ocasiones fueron llegando e incluso la primera que se cristalizó hizo honor a otra faceta en la que también se ha visto una clara mejoría en los últimos tiempos, la estrategia.
Ese primer gol llegó tras una falta provocada por Pedro Vázquez tras gran jugada personal y en la que Borja el propio Pedro y Romay protagonizaron una acción claramente de laboratorio que el de Malpica concretó a la segunda tras rechazar el portero su primer intento.

Hubo más jugadas ensayadas que casi salieron como otro córner buscado para el remate de Pazos tras maniobra de distracción en el área que casi salió además de la peligrosidad natural que cada saque de esquina botado por Borja conlleva por su excelente manejo del balón parado.

Igual que llegó ese primer tanto llegaron esos errores en el remate que ya se manifestaron de manera exagerada en Coruxo.
Javi Pazos desperdició dos muy claras y Bustos otra en una jugada realmente extraordinaria pero después de la única oportunidad del Bouzas en el partido (remate al larguero en un saque de esquina) llegó el 2-0 de Javi Pazos fruto de su brega y su voluntad de hacerse un sitio en este equipo.

En la segunda parte llegaron los dos cambios por molestias de Pedro y de Kevin. El primero de ellos en los primeros minutos del segundo tiempo dio la oportunidad a Alex González de volver a recordar que en él seguimos teniendo a ese extremo eléctrico y veloz que tanta falta posiblemente nos va a seguir haciendo en este tramo final del competición.
Ayer falló dos ocasiones muy claras pero volvió a generar mucho peligro por esa banda izquierda que Bustos abandonó con su entrada para irse a la derecha.
Pronto llegó el 3-0 en otro lanzamiento "marca de la casa" de Borja aunque está vez con la fortuna del desvió en un rival y a renglón seguido el 3-1 en una falta que acabó con el balón en nuestra portería y que debió defenderse mejor.

Incluso dio tiempo para ver más minutos a Arrabarruena que en esta ocasión no dio esa sensación de indolencia de hace un par de semanas e incluso asistió con acierto a Alex en una de esa ocasiones marradas por el pequeño jugador cántabro.
Hubo tiempo también para que Bustos demostrase una vez más el "cañoncito" que tiene en su pierna izquierda pero otra vez un poste ( he perdido la cuenta ya de los balones a la madera de este hombre en los últimos tiempos) evitó un gol que habría sido precioso.

El partido terminó al fin con un Pontevedra CF que se manifestó superior en todo momento a su rival y que no redondeó una goleada importante por esa falta de acierto ante el gol que constituyeron junto a esas molestias (que esperemos sean leves) de Pedro y Kevin la única nota medio negativa de la tarde.

Habrá que esperar a que discurra toda la jornada para ver como queda la situación (el Castilla ya venció medio de casualidad al Fabril en Madrid por 1-0 también ayer) y en que puesto afrontaremos la siguiente.

Que ahora vienen curvas resulta evidente. 

De cuatro jornadas que restan tres se jugarán fuera y la primera piedra de toque será el campo del Adarve.
Es un campo pequeño (no tanto de ancho sino de largo) y el rival llegará (de no conseguir puntuar el Domingo) en una situación realmente desesperada.

Será otra final para la que habrá que prepararse con esmero y adaptarse a las diferentes condiciones en las que se jugará el partido.

Ahora bien, lo que está fuera de toda duda es que ayer el equipo volvió a disfrutar sobre el césped e hizo disfrutar a una afición esperanzada.

Estamos en un momento idóneo para lograr algo importante. 

Ahora hay que tomar el Adarve que nos espera dentro de nueve días para dar un auténtico paso de gigante para la clasificación.


    

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