lunes, 15 de abril de 2019

Con la cuarta llegó el premio soñado

Después de treinta treinta y tres jornadas de Liga el Pontevedra CF está entre los cuatro primeros.

A falta de cinco jornadas para el final la misión del equipo ahora es la contraria. 

Hasta ahora la canoa navegaba con más o menos dificultades hacia la orilla de la zona de play off y la corriente en contra fue tan fuerte en ocasiones que parecía que nuestro destino no sería otro que esa masa de agua mansa y sin viento alguno en la que no puedes hundirte pero tampoco llegar a tocar la arena. 
Más no ha sido así y este grupo ha resistido la fuerza de esas corrientes y vientos contraios para llegar con su embarcación a la playa y tratar de hacerse fuerte entre las palmeras frondosas de la zona noble de la clasificación.
Lo que toca a partir de este momento es evitar de todas las formas posibles que la nave se vea arrastrada de nuevo hacia alta mar y tratar de colocarla lo más tierra adentro posiblea para consolidar una posición que tanto trabajado ha costado conquistar. 

El mérito de la plantilla y el cuerpo técnico es grande. 

Tras el varapalo sufrido en el Helmántico la costa se alejó muchas millas náuticas y el equipo sabía que debía recomponerse y hacerse fuerte no solo en casa (esa asignatura estaba bien aprobada desde Septiembre) sino también fuera de nuestro carismático Estadio.

Costó como no podía ser de otra forma y contra el Guijuelo bordeamos el vuelco definitivo pero tras un mal partido apareció la dorada cabellera de Rivera para equilibrar de nuevo la canoa. Luego llegó Abegondo y una buena segunda parte en ese campo; el Sanse al que sacamos del partido a base fútbol, empuje y convicción y ahora llegaba el Coruxo y su meritoria racha sin perder al que habría que derrotar para enfilar ya con toda la vela desplegada el camino hacia esa isla soñada.

Y en O Vao el Pontevedra CF desplegó una primera parte que solo cabría calificar de extraordinaria a no ser por la cantidad de ocasiones clarísimas de gol desperdiciadas ante la portería "verde".

En esos primeros 45 minutos solamente existió un equipo sobre el terreno de juego que fue el nuestro y con desesperación fuimos viendo como Kevin erraba la primera oportunidad diáfana para marcar; el propio Kevin fallaba un penalti con su consiguiente rechace que parecía casi más fácil de meter que el lanzamiento desde los 11 metros; como Pedro Vázquez fallaba a renglón seguido otra ocasión sin portero todavía más clara que las de Kevin y para terminar pudimos también presenciar como Romay desperdiciaba un uno contra uno contra el portero y un remate de cabeza en buena posición que se marchaba rozando un palo de la meta de Alberto. 

El Pontevedra presionaba arriba de forma incansable, robaba, tocaba con velocidad pero no sentenciaba ya el choque en los primeros 15 minutos por esa falta de acierto que al menos a este atribulado bloguero le hizo temer lo peor.

Y lo peor no era otra cosa que el cumplimiento de una de las leyes no escritas del fútbol: si perdonas lo imperdonable, el rival llegará una vez y acertará con el gol.
Pudo cumplirse dicha circunstancia pues en medio de tanta ocasión granate y tanto avasallamiento del Coruxo, el equipo vigués gozó de una gran oportunidad en un balón centrado hacia el segundo palo desde la derecha de nuestra defensa que Manu Justo controló muy bien y remató mandando el cuero muy cerca de la portería de Edu. 

Se había fallado lo infallable pero por lo menos el Coruxo no había materializado la suya lo que hubiera supuesto un mazazo de considerables dimensiones para el Pontevedra.

En esta primera parte (que insisto habría sido sobresaliente de materializar un par de las ocasiones generadas) y dentro del gran tono general del equipo tanto colectiva como individualmente, destacó en mi opinión por encima de todos un Alvaro Bustos que cada vez que se hacía con el esférico creaba peligro sin descanso en campo rival. Bustos dio un recital de regate, desborde y pase mostrando la mejor cara desde que viste esta camiseta y llenándonos de esperanza cara al tramo final de competición si es capaz de mantener este nivel que ya exhibió (quizá no con tanta exuberancia) la semana anterior ante el Sanse.

Sin embargo, no se había marcado antes del descanso y parecía complicado que el equipo mantuviera esta superioridad  en la segunda mitad en la que se podría pagar tanto indulto al Coruxo a la hora de concretar las oportunidades.

Y la segunda parte ya no empezó igual. El rival salió con más entereza e incluso gozó de una buena ocasión casi al principio en un tiro de Juanpa que se envenenó tras rozar en Churre para salir muy cerca del poste derecho de Edu Sousa.

No obstante, con el paso de los minutos el Pontevedra volvió a asentarse y coger el timón del partido. Borja Domínguez y Romay volvieron a crecer sobre el césped y Kevin ponía ese trabajo en el medio una vez superado su desacierto rematador de la primera parte.
Sin esa sensación de aplastamiento del primer tiempo, el Pontevedra empezó a crear alguna oportunidad como la de Bustos que no llegó pro centímetros a un buen balón servido por Romay desde la línea de fondo.

Y luego llegó el gol.

La jugada se produce por la indecisión de un mediocampista rival que ante la presión granate se equivoca y ve como Bustos se hace con la pelota en la frontal. A pesar de hacerle una dura entrada, el árbitro deja seguir pues la "bola" llega  a Romay que centra al segundo palo para que Pazos meta la cabeza y haga ese gol tan esperado y merecido para el Pontevedra CF.

Era un tanto el de Javi que nos clasificaba de forma provisional para el play off pero que además rompía su sequía que había comenzado el día de Reyes en el enfrentamiento contra el Castilla, equipo al que había marcado su último gol.

De esa jugada salió Bustos medio renqueante y por ello fue sustituido por Pibe. Fueron los siguientes minutos tras el gol de más dominio granate que seguía sin meterse atrás y que incluso pudo hacer el segundo en gran jugada de Borja que no pudo cristalizar un Pedro Vázquez negado ante la portería contraria. 

Los últimos siete minutos de juego reglamentario y la larga prolongación fueron otra cosa. 
Luismi decidió sustituir a Romay por Berrocal y a partir de ahí el equipo dejó de tener la pelota y dio un claro paso atrás.
Fue ese rato final del partido un tanto angustioso. Primero por la importancia suprema de los puntos en juego y luego porque el Coruxo sin Romay e incluso Pazos (también relevado por Arruabarrena) se vio menos amenazado en defensa y se echó para adelante aceptando la decisión del Pontevedra de recular. 

Y bien pudo empatar a base de corazón el equipo de Montes. Primero en una falta cerca de la frontal que llega por un error grave de Borja al perder una pelota en zona peligrosa y que constituyó prácticamente el único error del gran jugador llegado en Enero. Por suerte, un atacante contrario no llegó a desviar la pelota antes de que esta acabase en los brazos de Edu.

Y el susto mayor llegó casi en la última acción del choque (no seríamos nosotros sin un sobresalto final que nos produzca un "tantarantán" coronario) tras un saque de banda peinado dentro del área que provoca que un balón llegue casi franco a un delantero coruxista que para nuestra fortuna envió su lanzamiento fuera del marco de Edu.

Habría sido muy duro encajar ese gol y no habría reflejado en absoluto lo ocurrido sobre el campo de O Vao pero ahora estamos en la "ola buena" y mientras balones tan desafortunados como los de Cruz el día del Burgos o aquel "pseudogolobo"del Internacional nos costaron cuatro puntos, ayer ese balón de Silva se fue fuera y el partido terminó con una victoria tan merecida como trascendental a efectos clasificatorios.

Tras la derrota en Salamanca, la fase de ascenso parecía lejísimos. 

Quedaban nueve partidos y para llegar a esos 65 puntos que se estimaban como suficientes para su disputa se necesitaban siete victorias de esas nueve últimas jornadas. Además, al igual que la campaña anterior, ya no sería suficiente con ganar aquí sino que habría que darla talla y vencer lejos de nuestra casa.

El equipo y su dirección técnica siempre afirmaron que no estaba nada perdido y que seguirían luchando en pos del objetivo y desde entonces han acumulado cuatro victorias seguidas (dos de ellas fuera) y jugando realmente bien en los dos últimos enfrentamientos.

Claro que ahora es cuando hay que mantener la calma más que nunca y tener los pies bien asentados sobre el firme.
Se ha hecho, en mi opinión, lo más difícil pero cualquier distracción resultaría fatal para la culminación del este buen trabajo.

Sin ir más lejos, en solo tres días llegará el siguiente duelo.

En una decisión que no me gusta, no comparto en absoluto y me parece muy difícil de explicar, el Pontevedra jugará en Pasarón el Jueves en vez del Domingo frente al Rápido de Bouzas que se está "partiendo el pecho" para quedarse en 2ªB.

Que porqué se decide esto, repito, ni lo sé ni lo entiendo pero el caso es que el rival tendrá un día más de descanso tras jugar el Sábado, circunstancia que resultaría irrelevante de jugarse en fin de semana.
Además, Alex González que ayer no pudo en entrar en la convocatoria dispondrá de 72 horas menos de recuperación y cualquiera que le haya visto frente al Sanse sabe de la importancia del rubio extremo cántabro para nuestro juego de ataque.

Sea como fuere, lo que sí deberíamos evitar entre todos los aficionados es que se produzca un ambiente desangelado y extraño por tratarse de un día (Jueves Santo) poco indicado para la Liga de 2ªB lo que ya se notó la pasada temporada en aquel Pontevedra -Talavera crucial para nuestros intereses y en el que no hubo demasiada gente en el campo.

Ahora todo cuenta, TODO. 

Es importantísimo que estos jugadores que nos han devuelto la esperanza a base de victorias se vean bien arropados el próximo Jueves para lograr otros tres puntos auténticamente de oro para el Pontevedra CF.

Quedan cinco partidos y de ellos solo dos serán aquí.

El Jueves toca vibrar con el equipo y convertir este Jueves en un Domingo de fútbol en el que el rival que no olvidemos llegará en forma y "jugándose la vida" tenga claro desde el primer minuto que el hueso que tiene enfrente es demasiado duro como para roerlo y salir con puntos de Pasarón.

Lo bonito del fútbol es la ilusión y los sueños que despierta seguir a tu equipo. 
Prolonguemos esto más tiempo y a pesar de decisiones absurdas que no hay por donde cogerlas poblemos el campo dentro de tres días para ayudar al Pontevedra CF a dar otro paso más hacia el play off de ascenso a segunda división.   




  

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