martes, 28 de septiembre de 2021

Otro funeral granate y fiesta en "tele Bergantiños"

 Qué puede escribirse en un blog sobre el Pontevedra CF después de otra decepción profunda como la del Domingo pasado? ¿Merece la pena repetir una vez más argumentos ya explicados hasta la saciedad acerca de descompensaciones de plantilla o errores impropios de un equipo que se pretende serio? Merece la pena, incluso, escribir algo sobre el equipo tras otra ración copiosa de tristeza e incredulidad?

En un partido que empezó siendo retransmitido por la tvg2 pero que terminó siendo emitido sin necesidad de cambiar de canal por la delegación de aquella en Carballo a la que podríamos llamar "tele bergantiños",el Pontevedra controló la situación a partir del minuto 10  hasta el momento en que logró el primer tanto, con comodidad e incluso con jerarquía.

En la primera parte, es cierto, sin crear ocasiones de verdadero peligro pero sí llegando más al área contraria y probando en ocasiones al ex granate Canedo.

En la segunda y tras un susto provocado por una de esas salidas un tanto alocadas a las que nos está acostumbrando esta temporada Alvaro Cortés, el equipo siguió mandando y ya creando ocasiones de verdad como la de Alberto Rubio muy bien despejada por el arquero rival.

Llegó el penalti cometido sobre un buen Yelco Pino que transformó Charles y el cambio que se produjo en el marcador también empezó a manifestarse sobre el campo.

Ese Pontevedra bien puesto, que dentro de las dificultades que entraña la superficie del estadio de Carballo, trataba de tocar con algo de sentido y que llegaba con cierta frecuencia a la zona comprometida del rival, empezó a mutar al ya conocido en los últimos tiempos, es decir, al timorato e inseguro equipo que se olvida de lo que estaba haciendo bien y empieza a entrar en un bucle de torpeza.

Sí. Es cierto que al verse por detrás, el Bergantiños dio un paso adelante y eso también hay que tenerlo en cuenta pero lo cierto es que el Pontevedra lejos de asentarse, quitarse kilos de presión con el gol conseguido y certificar su superioridad lo que hizo fue empequeñecerse poco a poco de manera absolutamente desesperante.

Tras el 0-1, como se está comentando, empezó a tambalearse un poco el tenderete y las llegadas del "Bergan" se hacían más frecuentes y con algo más de peligro. A la par que se achicaba el Pontevedra,  el comentarista de "tele Bergantiños" iba creciéndose y sacando la bufanda de su equipo del bolsillo de la chaqueta para colocársela alrededor del cuello.

He aquí, sin embargo, que en un balón largo Brais tras dejada de Rufo consigue quedarse solo delante del portero y hacer el 0-2 a falta de poco más de un cuarto de hora.

 Lo lógico, lo normal, lo previsible en ese momento era pensar que el Bergantiños acusaría muchísimo este nuevo golpe y el Pontevedra se comportaría de una vez por todas como un equipo sobrio, fuerte y con esas aspiraciones de estar arriba que nacen (no olvidemos esto nunca) del propio Consejo de Administración de la entidad y no de una afición deseosa de reverdecer viejos triunfos.

¿Qué decir de lo ocurrido en el tramo final del partido?  ¿Cómo explicar que el Pontevedra se diluyera cual azucarillo y se convirtiera en un alma en pena sobre la hierba acauchatada de As Eiroas? 

Se había hecho ya un cambio antes del 0-2 con la salida de Yelco (es de esperar que cansado por su inactividad) por Romay que no mejoró al equipo.

Luego llegó el 1-2 en un centro efectuado por nuestra banda derecha sin la menor oposición y el remate de Escobar en el corazón del área inexplicablemente solo y sin marca que lo molestara.

Nada más sacar de centro casi llega ya el empate tras una pérdida y un lanzamiento que se fue muy cerca de la portería de Alvaro.

Ya con el Pontevedra en las cuerdas y medio sonado, llegó otro cambió de hombre por hombre (Oier por Brais) que nada mejoró y después de varias llegadas más del rival y ya a esas alturas con el comentarista de "tele Bergantiños con su bufanda entre los dientes y más excitado que un párroco en lupanar oscuro, llegó el doble cambio que dio con los huesos de Rufo y Rubio en el banquillo y con los de Diz y Pacheco sobre el césped.

Y el Pontevedra lejos de hacerse fuerte en su área con la entrada de un nuevo central que en teoría debería haberle  fortalecido a la hora de contrarrestar el juego aéreo del Bergantiños, siguió en estado de shock e incapaz de "templar gaitas"sin hacerse con la pelota sin dormir el partido e insisto sin comportarse como un equipo que de verdad está hecho para salir de 2ªRFEF.

Se llegó a la absurda situación de tener que ver al borde del minuto 90 como Churre se hacía con un balón en área propia y empezaba a correr como alma que lleva el diablo hasta terminar en el extremo izquierdo de nuestro ataque a trompicones y tomando un riesgo absurdo de perder la pelota y dejar desguarnecida una zona vital para el equipo.

Este otra vez atribuladísimo bloguero veía por "tele Bergantiños" esto y de verdad que no salía de su asombro.

Y al final llegó lo que tenía que llegar.

Otro centro sin ninguna oposición, esta vez desde la izquierda, "tragada" monumental de Araújo e inexplicable situación algo adelantada de Alvaro y remate que se cuela en la cazuela para dejarnos con cara de "gilipua" y provocar ya sin ningún reparo ni disimulo la euforia del comentarista de "tele Bergantiños" que se quedó sin bufanda arrojada al viento y sin garganta en su estridente grito para celebrar la igualada.

¿Cómo puede el Pontevedra CF haberse venido a menos de es forma cuando tenía el partido ganado? 

Ni idea. Resulta realmente difícil de digerir este desplome cuando, vuelvo a insistir, hasta el 0-1 el equipo había sido claramente mejor que el contrario y controlaba la situación sin alardes pero con cierto aplomo.

Lo único cierto; lo único real, es que el Pontevedra sigue sin ganar y suma solo 3 puntos de 12.

Cantaba Víctor Manuel en una de sus legendarias canciones algo así como : "A dónde irán los besos que guardamos, que no damos..."

Dónde irán, entonces, esos puntos que perdimos, que regalamos? ¿Dónde irá esa victoria que no obtenemos? ....

Por cierto, se habla estos días a raíz de lo sucedido en Carballo de la tan manida presión que rodea a esta entidad y que podría influir en su caminar atolondrado por las tuberías del fútbol español.

Hay aficionados que razonan dicho argumento con orden y educación lo que siempre se agradece pues el debate en torno a nuestro equipo siempre es edificante y positivo.

Yo no puedo estar de acuerdo en este momento histórico del Pontevedra con esta teoría.

Solo voy a poner un par de ejemplos que demuestran la tranquilidad con la que trabaja este Consejo de Administración a pesar de los errores cada vez más graves que comete a todos los niveles.

El primer ejemplo lo traigo a colación con una noticia publicada en prensa en Madrid hace alrededor de una semana. La noticia explicaba que el Móstoles habría cometido presuntamente alineación indebida en el partido que le enfrentó contra nosotros hace un par de jornadas pero que el Pontevedra no se percató de la situación y no impugnó la cuestión dentro del plazo preceptivo de 48 horas tras el choque. 

A mi juicio esta es una noticia importantísima. Una noticia que podría haber supuesto que el Pontevedra hubiera recuperado los 2 puntos perdidos en aquella absurda acción del descuento en el campo mostoleño.

Pues bien, esta cuestión y la incapacidad del Pontevedra CF para darse cuenta de esta situación ha pasado auténticamente de puntillas en nuestra ciudad. Apenas se ha mencionado en los medios y "si te he visto no me acuerdo".

No me quiero ni imaginar la que se habría montado hace unas décadas con este tema pero ahora no. Ahora no pasa nada. Ahora se pueden perder puntos sobre el césped, faltaría más, pero también en los despachos y no pasa nada.

El segundo ejemplo que me hace pensar que la tan manida presión no inflaría demasiados globos, es la propia reacción de la afición que no puede mostrarse más comprensiva con un equipo que lleva demasiado tiempo asestándole puñaladas en el corazón.

Las pitadas tras fracasos como las del partido frente al Leganés B fueron muy moderadas con respecto a aquellas que se sufrieron cuando la afición granate apretaba de verdad.

Ahora, lo que prima es la indiferencia, es la resignación, es el conformismo con una situación que se empieza a ver como irreversible ante la incompetencia supina de la "cúpula" de la entidad.

Y la verdad , lo confieso. 

Ojalá no fuera así.

Ojalá si existiera de verdad esa presión.

De verdad, desearía que Pasaron fuese de nuevo ese estadio alborotado, con ambiente festivo y colorido. 

Que exigiese ? Por supuesto. Pero también que acogotase a los rivales a poco que su equipo se echara encima del área contraria.

La presión es necesaria en un club de fútbol. Conlleva exigencia, trabajo, buen hacer, responsabilidad.

El problema para mí en la actualidad del Pontevedra es precisamente el contrario,  que la presión cada vez es más inexistente.

Que cada vez importa menos perder. Cada vez importa menos ver a nuestro a Pontevedra sin personalidad, sin empuje e incluso sin ese coraje que nos caracterizaba.

La falta de presión, en suma, impide que se reclame y se señale a los verdaderos responsables de esta caída que por ahora no tiene freno.

Esos responsables, no están sobre el césped; ni siquiera en el banquillo.

Están en el palco y poco a poco están convirtiendo al Pontevedra en ese cortijo sobre el que escribía hace semanas y en el que dentro de poco dejará de importar la calidad para vestir la camiseta y tomará más importancia otras cuestiones que harían enrojecer al más pálido fantasma de un cementerio.    

 

 

  

  


1 comentario:

  1. Hoy en SERPontevedra comentaron que al acabar el partido el otro dia en el tunel de As Eiroas algun mandamas(DD?) las tuvo con algun jugador de la plantilla.De ser cierto caso grave ya a la cuarta jornada.

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