miércoles, 7 de septiembre de 2022

Mi lavadora es muy antigua pero funciona.

 Llegué al pequeño apartamento en el que vivo actualmente en 1999.

A lo largo de este casi un cuarto de siglo he residido en él cerca de 20 años. Muchos de ellos solo, otros en compañía de una maravillosa persona que con el tiempo se convirtió en la madre de mi hijo.

Antes por tanto de la llegada del siglo XXI arribé, con permiso de una entidad bancaria a la que todavía sigo rindiéndole tributo mensual (2 años me faltan para dejar de hacerlo), al que puedo denominar mi hogar y ese minúsculo sitio al que regreso cada día después de las labores cotidianas de cada jornada.

Y en aquel lejano año 1999 presidía ya la cocina una lavadora incombustible que fue usada por los anteriores ocupantes del lugar desde sabe Dios cuanto tiempo atrás.

Este imprescindible electrodoméstico me ha acompañado a lo largo de todo este tiempo y ha sobrevivido a pequeños achaques que en ningún caso propiciaron que el técnico de turno me recomendase enviarla a la jubilación definitiva. "De ninguna manera- me dijo el profesional que la examinó la última vez tras una pequeña fuga de agua-. Se cambia este manguito picado y aquí hay motor para rato todavía".

Es cierto que al vivir solo (salvo aquellos fines de semana en que me acompaña lo único bueno que he ayudado a hacer en la vida que ya se está convirtiendo en un exigente preadolescente) no la pongo demasiadas veces a la semana pero ahí sigue mi compañera de fatigas.

Año tras año lavando mi ropa, centrifugando, secando y desafiando a la tan odiosa como acreditada obscelescencia electrónica propia de esta centuria poco dada al respeto de los derechos de los sufridos consumidores.

¿Por qué no la cambias ? Me preguntan a veces las visitas tras no reconocer ya en su parte delantera ni rótulo visible de marca alguna? Por que funciona- respondo. Cumple con su función con diligencia y da pocos problemas.

Hace diez días el Pontevedra CF debutó en 1RFEF dejando una imagen notable entre su parroquia a base de fútbol rápido, incisivo, con mucha intención y ordenado en la presión sobre el rival.

Los que desconfiaron un poco (me incluyo entre ellos) tras ver en la alineación inicial "a los de siempre" más Bastos, despejaron ( despejamos) pronto las dudas al ver a un equipo alegre, dinámico y profundo que fue mejor durante mucho tiempo y que pudo ganar perfectamente a un recién descendido de segunda división.

La alineación de hace cuatro días en S. Sebastían de los Reyes también causó sorpresa a este atribulado bloguero al percatarme de los dos cambios que se planteaban en la misma con respecto al primer choque.

Rufo jugaría por Charles y Bakero por Rubio.

Con respecto al tema Charles -Rufo ya la temporada pasada hubo ocasiones (cuando ambos estaban disponibles) que la elección para el "once" inicial entre el uno y otro me parecía algo así como jugada al "pito pito gorgorito" por el entrenador.

Nunca se explicaba porque jugaba uno ese día y a la jornada siguiente el otro. 

Esa sensación volvió a asaltarme media hora antes del partido del Sábado pasado al comprobar que no sería el brasileño el titular y sí el punta madrileño.

Y más teniendo en cuenta que Charles estuvo bien frente al Alcorcón. Es cierto que no contó con remates en su haber pero sus inteligentes movimientos en ataque y su acreditada capacidad para combinar de espaldas con su compañeros dotaron de frescura y posibilidades al ataque granate.

Quizá piense en jugar más recogido y sin tanto balón para que Rufo pueda coger alguna contra- reflexioné sobre el particular.

Con respecto al segundo cambio (Bakero por Rubio) la verdad es que me sorprendió aún más teniendo en cuenta que con Rubio en la izquierda y Oier en la derecha el Pontevedra jugó 60 minutos muy buenos el primer día y la última media hora con Bakero tras el punta y Brais en la izquierda nuestro juego ofensivo decayó bastante.

La sorpresa fue mayor tras el comienzo del partido al ver que la ubicación de Bakero no era en la media punta en la que seguía estando Brais sino en banda izquierda, desempeñando la labor que una semana antes había hecho Alberto Rubio.

Nadie mejor que Antonio conoce a su plantilla y sus motivos tendrá para haber elegido esa alternativa pero lo cierto es que no salió bien y a Jon Bakero se le vio bastante perdido en una zona del campo que quizá no sea la más adecuada para sus cualidades.

Lo cierto es que el Pontevedra quiso otra vez la pelota y trató de controlar el partido a través de la posesión pero en ningún momento logró esa profundidad y sensación de peligro que incomodase de verdad al Sanse.

Eso no fue lo peor, no obstante. 

Lo peor fue que el equipo se mostró endeble a la hora de frenar la primera transición con algo de peligro del rival y ni defensa ni portero estuvieron acertados a la hora de evitar un gol que cambió radicalmente el partido.

Es cierto que nada más comenzar la segunda parte el arquero local tuvo que emplearse a fondo para rechazar un cabezazo de Brais pero también que un par de minutos después llegó el 2-0 y la sentencia a un choque en el que el Pontevedra se pasó los últimos 35 minutos remando contra corriente pero sin opciones reales de llegar a la costa.

Sí se pudo ver por lo menos otra arrancada de esas que levantan al público de sus asientos de un Libasse Gueye que volvió a demostrar potencia, conducción y habilidad en una acción explosiva. 

Si este jugador logra acompasar estas cabalgadas preñadas de electricidad con una adecuada visión de juego, la verdad es que podría dar buenas tardes de fútbol a una afición que ya ha apuntado su nombre con letras de fuego.

El caso es que se perdió y se perdió sin demasiados paliativos en nuestra primera salida como visitante.

No es esta derrota una circunstancia que deba desalentar al equipo más allá de lo que supone una oportunidad desperdiciada para sumar algún punto más.

Ni el primer día éramos la octava maravilla del mundo ni ahora un edificio en ruinas que demoler con premura.

Esto acaba de empezar y el Pontevedra debe seguir aclimatándose a esta 1RFEF sensiblemente más potente que la categoría en la que estábamos el pasado año pero para la que el equipo cuenta con argumentos para navegar ordenadamente y evitar arrecifes que amenacen con el hundimiento de la nave.

Eso sí. 

Si contra un equipo realmente importante "la cosa pintó bien" y se tuvieron opciones reales de victoria, quizá (solo quizá) haber apostado por la continuidad hubiera resultado más rentable.

Es cierto que no es lo mismo jugar en casa que fuera pero la impresión que por lo menos el que esto escribe tuvo por televisión, es que la intención de juego era la misma y si ese plan se realizó muy bien un día con unas piezas es posible que esas mismas piezas fueran las más adecuadas hasta que la realidad pudiera dictar lo contrario. Momento ese en el que si habría resultado más lógico el cambio sobre la marcha.

En lo que a mi respecta, aguantaré con mi vieja lavadora (que lava lenta pero segura) hasta que su corazón diga que no aguanta más y solo en ese momento me resignaré a un cambio de máquina que me lleve de nuevo a la victoria de ver mi ropa perfectamente lavada.

Parece (digo parece por que con la RFEF nunca se sabe) que habrá partido el Domingo.

No sera el Dux expulsado de la competición y si el Talavera, recientemente admitido en su lugar, el que visite nuestro estadio.

Será un día perfecto para que el equipo vuelva a encontrarse a sí mismo y trate de lograr la primera victoria en esta 1RFEF.

Ahí estaremos para vivirlo y ojalá con un ambiente por lo menos similar al del debut frente al Alcorcón. 

 

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