miércoles, 28 de septiembre de 2022

"Desapariciones", ruidos extraños y demasiada lentitud.

 Entre las frases que desde niño un aficionado al fútbol puede escuchar relacionadas con este deporte se encuentra la famosa "Partido sin historia".

Hace muchos años, cuando escuchar la radio deportiva resultaba un placer y todavía se disputaban muchos partidos a la misma hora, la expresión "sin historia" describía a la perfección aquellos choques aburridos, sosos, generalmente con ninguno o muy pocos goles y que no serían recordados por los espectadores en el futuro por no haber pasado a lo largo de los 90 minutos prácticamente nada.

Esta frase "partido sin historia" le viene perfectamente al pelo al choque disputado entre Pontevedra y Linense hace ya unos días.

El encuentro resultó anodino, feo, incompatible casi por completo con el entretenimiento de sus espectadores (otra vez demasiado pocos "in situ") y más dado a provocar noticias algo reseñables por lo que pasaba fuera del campo que por lo que sucedía sobre el césped.

Dentro de los límites del terreno de juego, el Pontevedra (que sufría la inesperada baja de Brais) no pudo casi en ningún momento dotar a su juego del ritmo y la continuidad necesaria para desarbolar a un rival que pareció en los primeros minutos que iba a desplegar algo de osadía en su planteamiento pero que enseguida se recogió "en sus cuarteles de invierno" para estar bien cobijado y esperar a que su contrario tratara de minar sus defensas.

Es cierto que a lo largo de esos primeros 45 minutos, el conjunto granate sí consiguió (aunque de manera demasiado aislada, en mi opinión) penetrar de vez en cuando por las bandas e incluso crear dos buenas ocasiones de gol que de haberse convertido bien podrían haber cambiado el panorama general del partido.

Fueron pocos minutos, quizá entre el 30 y 40 de ese primer tiempo, en los que el Pontevedra sí dio muestras no de controlar el juego, pues ese control lo tuvo siempre en el sentido de no verse incomodado casi nunca por las contras u otra clase de intentos ofensivos del Linense, sino de poder desarbolar la fuerte defensa andaluza y hacer ese gol que le acercase al triunfo.

En ese tramo llegaron las mejores (las únicas) acciones de mérito como esa en la que Yelko filtró un precioso balón al área para que Bastos penetrase y en gran posición enviase un balón (no se sabe si con intención de tirar o de centrar) que estuvo punto Alex en el segundo palo de introducir en la portería.

O aquella otra, esta vez gestada por la izquierda, en la que un buen centro no pudo ser remachado a gol por Rufo debido a la meritoria acción defensiva de un contrario que envió a córner en el último momento.

Demasiado poco en realidad (aunque Antonio sorprendió en rueda de prensa afirmando que le había parecido la mejor primera parte que hemos hecho desde el comienzo de la temporada) como para afirmar que el Pontevedra había resultado muy superior a su rival pero por lo menos sí suficiente como para pensar que de mejorar un poco en la velocidad y el ritmo de juego, tras el descanso se le podría "meter mano" a la Balompédica Linense.

 La segunda parte, en cambio, resultó completamente insoportable. 

El equipo estuvo lento, escaso de ideas e imaginación y fue incapaz de crear peligro real sobre la portería gaditana.

Se lesionó Araújo que curiosamente estaba cuajando uno de sus partidos más serios desde que está aquí; salió Jaichenko media hora para jugar en una posición (tirado a banda derecha) que no parece la más apropiada para él o por lo menos en la que apenas había jugado en pretemporada (no apareció mucho y alternó algunos errores con alguna opción rentable como aquella en la que provocó una tarjeta a su par) y el partido se fue terminando entre bostezo y bostezo solamente alterado por un regalo de Oier a un delantero rival que por suerte no acabó en gol en el único acercamiento real del Linense a nuestra portería y propiciado por un error propio.

Decía más arriba que las noticias más interesantes o por lo menos llamativas sucedieron al margen de lo que ocurría en césped.

Al margen de que la afluencia de aficionados a Pasaron sigue sin dar ese "estirón" que resultaría tan importante cara a que el equipo notase más apoyo de los suyos y el rival algo más de presión (el Domingo el silencio en algunos momentos en el campo era hasta desasosegante), la afición que sí decidió acudir al ex vetusto se encontró con la sorpresa que constituía la ausencia de hasta 3 de los jugadores habituales en las convocatorias.

La más importante, la de Brais Abelenda (que sí estuvo en el banquillo aunque no salió a disputar el choque) parece que por una sobrecarga. Uno de los suplentes más utilizados, Borja Domínguez, por otras molestias musculares  y otro de los fichajes, Masogo, no se sabe  a día de hoy muy bien el porqué.

Resulta curioso como la primera pregunta que se le hace siempre a Antonio en las ruedas de prensa previas a los partidos (generalmente los Viernes) gira sobre el estado físico de la plantilla.

Y más curioso resulta como siempre se suele contestar que todos están bien y sin problemas aparentes (a excepción de Seoane) para luego 48 horas después encontrarse no con una baja, sino con 3 , de las que no se tenía conocimiento alguno por el común de los mortales relacionados con el Pontevedra.

"No se le quiere dar pistas al rival", contestaba el entrenador tras el partido para ocultar dichas situaciones, lo que puede dar a entender que ya el Viernes algo se barruntaba. 

Pues vale.

Otra circunstancia que empieza a resultar algo chocante es la del funcionamiento del espectacular marcador electrónico de Pasarón.

Resulta misión ímproba que dicho aparato de última generación funcione de manera correcta y empiece a mover sus dígitos al mismo tiempo que arranca el partido. 

Menos mal que parece sencillo el engranaje, de lo contrario quizá acabaríamos volviendo a aquellos viejos paneles con números que se usaban para indicar el resultado del partido.

Y qué decir de la megafonía? 

En Tribuna más que sonido lo que se escucha es algo parecido a un ruido sacado de regiones limítrofes a Mordor o muy cercanas a una de las entradas al "mundo al revés" de Stranger things.  

Por otro lado, se ponen canciones que resultan casi himnos no oficiales de otros clubes que por mucho hermanamiento que con ellos se tenga (lo que me parece bien) hace que la situación sea por lo menos grotesca e incluso hay veces que ya con el balón en juego no se apaga del todo y salen ruidos extraños como si del mismísimo programa del inefable Iker Jimenez se tratara.

El caso es que el Pontevedra CF jugó gran parte del partido (y la segunda parte entera) al trote y así es muy complicado superar a los rivales.

Es cierto que no se desesperó por no encontrar el gol, que no se desordenó, que no dio alas a posibles contras del Linense y que el punto no corrió apenas peligro y eso es bueno y lo pongo en valor.

Ahora, tan cierto es eso como que "andando" no se puede ganar a casi nadie y que los puntos de casa resultan especialmente importantes para movernos por zonas templadas de la tabla y no vernos cerca de abajo lo que a buen seguro haría surgir esa sensación de nervios y preocupación.

Tenemos ahora dos salidas seguidas.

Primero en Mérida con un equipo que en los 4 partidos que ha jugado (cuenta con uno menos) no ha conseguido todavía la victoria pero que ya se ha enfrentado, por ejemplo, contra Deportivo y Linares.

No será nada fácil y menos el siguiente desplazamiento a Linares que no pierde en casa desde tiempos inmemoriales.

Por ello en nuestra casa debemos intentar apretar más, meter velocidad, parecernos más a lo que ya hemos visto que podemos llegar a ser y tratar de que no se pierdan demasiados puntos por el camino.

Esos puntos harán falta seguro a medida que la competición vaya avanzando.



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