martes, 29 de noviembre de 2022

De irresponsabilidades y pilotos automáticos

No quedaban demasiados minutos para llegar al descanso cuando se produjo la acción que cambió por completo el escenario.

Antes de que un experimentado jugador del Ceuta nos echara un cabo para rescatarnos del naufragio de la nave, el Pontevedra CF había encajado otra vez un gol antes del transcurso del primer minuto de juego y había intentado reaccionar, sin éxito, a base de mover la pelota sin demasiada profundidad e intención y no tirar entre los tres palos en ningún momento.

Sobre lo primero, ponerse por detrás tan rápido, lo único que pude decirse es que va contra toda regla de seriedad e incluso de responsabilidad futbolística salir al campo con esa relajación más propia de una "pachanga" entre amigos que de un partido en el que el equipo se jugaba tanto.

Después de ese gol ceutí (que como es lógico dotó al conjunto local de toda la confianza y de toda la energía que la propia competición le había ido quitando) llegó lo segundo, esa posesión sin malicia y sin verdadero peligro que tan solo permitió a Brais lanzar un balón con algo de intención que se fue no muy lejos de uno de los postes de la portería blanca.

Si hay algo en que no se puede "pecar" en ningún encuentro pero menos en uno en el que te enfrentas a un equipo con dudas, que todavía no había puntuado en su propia casa, es en conceder tantas facilidades al principio y rearmar moralmente a un Ceuta que venía muy tocado por su trayectoria anterior.

Tras el regalo de un gol desquiciante y el "parabrisas" utilizado después, llegó el minuto clave del partido.

Rodri Ríos, que lleva a cuestas las suficientes batallas para no caer en errores tan graves como el del Domingo, se va "cieguito" a por una de las rodillas de Miguel Román en pleno centro del campo y en una acción sin peligro alguno para su equipo.

El árbitro lo ve y no duda en sacarle una roja de manual que empezó a iluminar la cubierta de un barco granate que hasta ese momento permanecía totalmente en penumbra.

Tras el paso por los vestuarios, Antonio Fdez utilizó el sentido común para no dejarle al colegiado la más mínima tentación de igualar numéricamente el choque sacando del campo a un amonestado Churre.

Su alternativa fue retrasar a Román junto a David Soto y meter en el campo a Charles para tratar de ponerle más pimienta al ataque pontevedrés.

Y no tardó ni dos minutos en darle la razón el atacante brasileño a su entrenador al rematar a gol un centro desde la izquierda de Brais Abelenda en una jugada, no igual, pero sí parecida a la que originó el tanto local.

Esa banda izquierda fue en los primeros diez minutos del segundo tiempo una auténtica autopista para el Pontevedra que antes del minuto 10 del segundo tiempo volvió a encontrar en ella petróleo al centrar de nuevo Brais, que se movió muy bien hacia ese lado para ganar continuas superioridades con Bastos y Alex, protagonizar un garrafal intento de despeje un defensa ceutí y aprovecharlo Rubio para mandar el balón a la red a escasos metros del portero contrario.

En 10 minutos se había arreglado el desaguisado del primer tiempo y aprovechado de manera efectiva y diligente el hecho de contar con un jugador más sobre el césped.

El Pontevedra era en ese momento dueño y señor del partido y todo indicaba que la sentencia llegaría pronto pero a partir de ese instante volvió a surgir esa capacidad tan nuestra de complicarnos solos las vida y otorgarle dosis de oxígeno al rival.

Nada más hacer el 1-2, insisto, cuando el Pontevedra estaba borrando literalmente del campo al Ceuta, llega el segundo cambio que da con los huesos de Rubio en el banco para la entrada de Yelko.

No se trata de que Rubio se estuviera saliendo, que no, ni de que Yelko hiciera las cosas muy mal, que tampoco.

Lo que se trata es que al igual que ya sucedió hace algunas semanas, el Pontevedra decidió mover piezas cuando la máquina funcionaba a las mil maravillas y no se veía razón alguna para reponer nada en ese momento.

Tras ese cambio ya no fue del todo lo mismo y la superioridad aplastante granate empezó a decaer. 

Minutos después, otro cambio.

Esta vez Ortiz por Rufo, es de suponer que para tener más la pelota y evitar correcalles que no nos beneficiaban.

El caso es que tampoco ese relevo funcionó del todo y con el paso de los minutos la exuberancia granate del comienzo de la segunda parte fue desapareciendo y la peligrosidad de un Ceuta que estaba muerto, reapareciendo.

Tuvo el conjunto local una ocasión muy buena para empatar en la bota de L.Beltrán e incluso provocó, en un error absurdo de Bastos, una falta en la frontal del área que congeló por un instante el corazón del que esto escribe.

El partido a esas alturas ya era ese "ida y vuelta" que creo se trató de evitar y los ceutíes forzaron alguna falta lateral más que por suerte no encontraron fruto a pesar de alguna excentricidad de Cacharrón que a veces salva partidos y otras con esos detalles absurdos nos eleva las pulsaciones sin necesidad.

Fueron también esos minutos finales pródigos en contras granates, algunas de ellas clarísimas, que no pudieron resolverse peor y ello también contribuyó a que se sufriera hasta el último instante y saliese una buena cantidad de aire expirado de los pulmones pontevedreses en el instante en que se señaló el final del partido. 

La victoria era vital, importantísima. 

El Ceuta había perdido todos los partidos en casa; marchaba de colista y una derrota (e incluso un empate) allí podría haber tenido para nosotros efectos estremecedores tanto en lo clasificatorio como en lo anímico y más con el calendario que nos llega ahora con Racing y Córdoba como próximos rivales.

Se ganó y es lo importante. Se concedió un gol irresponsablemente y no se fue superior hasta la expulsión pero, repito, se venció que era primordial.  

No se manejó nada bien el resultado e incluso algún cambio pareció empeorar al equipo (otros, el primero, lo mejoraron) pero, insisto una vez más, se metieron tres puntos en la "buchaca" que son oxígeno puro.

El Domingo llega el Racing de Ferrol en pleno bache, por lo menos de resultados.

Hace aproximadamente un mes, la TVG2 retransmitía el encuentro entre los "verdes" y el Córdoba en A Malata que acabó en tablas pero que fue un auténtico espectáculo de ritmo, calidad e intención sobre el terreno de juego por parte de ambos.

Creo que fue ese día cuando se lesionaron de gravedad los dos laterales titulares racinguistas.

Desde es día el Racing no fue el mismo y acumuló seguidas las tres derrotas que lleva en Liga. El Domingo pasado solo pudo empatar en casa ante el Mérida.

¿Suponen estos datos que el partido de este fin de semana será asequible? Ni muchísimo menos.

El rival vendrá herido pero con grandes jugadores en sus filas. La velocidad de Héber y Justo; la pillería de Carlos Vicente; la peligrosidad de Joselu etc etc.

Es posible que vengan desde Ferrol acompañados de un significativo número de aficionados con lo que cualquier iniciativa local que ayudase a crear ambiente granate y que los cánticos visitantes (alguno no muy edificante) se escuchasen lo menos posible.

Al parecer, no va llevarse a cabo ninguna campaña promocional por parte del Consejo de Administración granate.

A veces tengo la impresión de que esta entidad funciona a base de un piloto automático que resulta completamente inmune a las necesidades de los pasajeros que acoge en su interior.

El rumbo no varía ya luzca un sol radiante, llueva abundantemente o reine una tormenta con gran aparato eléctrico.

El problema es que tampoco se desconecta el automático en caso de niebla persistente que dificulta y mucho la singladura de la nave.

Es así como este atribulado bloguero vuelve a sentirse en el día de hoy.

Como un viajero de avión que mita por la ventanilla y no ve más que la tupida alfombra de una niebla inmisericorde que a veces, por un solo segundo, deja entrever alguna montaña por la que navega el avión sin que nadie en la cabina parezca intuir el peligro.

Solo espero que el Domingo, aunque previsiblemente seamos lo de siempre, hagamos el suficiente ruido y provoquemos la suficiente animación para que se nos oiga mucho más a nosotros que a ellos y eso es algo que quizá algunos le parezca irrelevante pero al menos a este bloguero le resulta completamente obligatorio.

  

   

  

 

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