lunes, 12 de diciembre de 2022

Tarde. Siempre tarde.

 El Pontevedra CF tiene desde hace demasiado tiempo la costumbre (o el vicio) de actuar siempre tarde, muy tarde.

No es necesario remontarse en el tiempo más que a la transición de la pasada temporada y esta para encontrar suficientes ejemplos de la demora de la entidad a la hora de tomar decisiones cruciales que muchas veces determinan el devenir deportivo, económico y social de una campaña.

Si hacemos ese no demasiado complicado ejercicio de memoria, recordaremos que tuvimos el privilegio de ascender virtualmente a 1RFEF el día 8 de Mayo de este año.

Contábamos con todo el tiempo del mundo para planificar con calma pero sin pausa cuáles serían los cimientos de la nueva temporada en la categoría de bronce. Para decidir si continuaba la misma dirección deportiva, se cambiaba por otra o se volvía a los tiempos de fichajes"feanescos". Para elegir al entrenador del proyecto. Para determinar que futbolistas debían seguir, cuales no y en qué posiciones deberían realizarse los principales fichajes. Para diseñar una potente campaña de abonados aprovechando la corriente positiva del ascenso. Para imaginar y luego proyectar como intentar la vuelta del Pontevedra CF al tejido social de la ciudad y comarca. Para que la gente se empapara un poquito del color granate...

Por contra, resumiendo mucho pues ya es de sobra conocido el dislate primaveral veraniego de la insitución (que además no era primero), la "cúpula" se "tiró más de un mes sin hacer nada, presuntamente envuelta en conspiraciones internas que eran aderezadas incluso con mensajes en redes sociales de algún miembro de la entidad que luego fueron borrados con prontitud.

El episodio de la renovación o no renovación de A. Rodríguez resultó dantesco y tuvo ese final estrambótico de la decisión del ya cesado técnico leonés de irse al Hércules cuando parecía que al final se iba a quedar una temporada más en Pontevedra.

Todo ello un mes y medio después de la consecución del ascenso.

Poco antes nos habíamos enterado que Toni Otero( que también parecía sentenciado) seguiría al frente de no se si llamarla "dirección deportiva" o "recopilación de informes de jugadores y técnicos para que decida la Presidenta" (pues esa idea se extrae de las escasas comparecencias públicas del ex jugador granate).

Se decidió tarde, pues, la continuidad del Director deportivo o, insisto, recopilador de informes.

Se decidió más tarde todavía  la elección del entrenador que debería aceptar la misión de capitanear desde el banquillo al Pontevedra en un año realmente complicado.

Y se decidieron tarde los fichajes que iban a intentar reforzar al bloque de la temporada anterior cuya continuidad como tal (con alguna renovación curiosa) también se conoció muy tarde.  

De la tardanza de la campaña de abonos ya ni hablo pues ya es un clásico de cada verano, tarde.

Y de la penetración del Pontevedra en la sociedad no es que haya llegado tarde es que todavía ni se ha producido y lejos de tratar de "empapar" a la gente con la camiseta y el escudo granate, se la ha vuelto a dejar al sol del más de los inclementes desiertos echando por tierra un posible efecto llamada tras ascender de categoría.

Tarde, siempre tarde en los despachos.... y muchas veces tarde, muy tarde, sobre el césped.

Ayer el Pontevedra CF tenía otra especie de "final" y como otras veces anteriores no fue capaz de sacarla adelante.

Cuando ya no dominaba la situación sobre la hierba; cuando ya el R.Majadahonda amenazaba más (sin pasarse, pero más al fin al cabo) nuestro área que el Pontevedra la madrileña,  el equipo encontró en una jugada aislada ese gol salvador que oxigenaba las venas de los futbolistas y de los aficionados.

Quedaban 20 minutos para el final y en esta ocasión  Antonio sí había hecho algún cambio decididamente ofensivo para buscar la victoria aunque fuera con más corazón que cabeza (quizá entenieindo de manera cabal que o se ganaba o se le cortaba la cabeza, es evidente que Antonio todavía no sabe que esta entidad actúa, pues eso, muy tarde). 

Al margen del primer cambio hecho en el descanso de Seoane por Oier que empeoró sensiblemente al equipo y que se realizó al parecer por los problemas físicos del elegante lateral exdepartamental, llegó un segundo cambio que dio con los huesos de Borja en el banco y con la presencia de Alex sobre el césped.

Hasta ese instante se jugaba con tres por el medio (Borja, Yelko y Román) más Brais algo tirado a la izquierda, Rubio a la derecha y Charles arriba.

Ese segundo cambio mencionado tampoco ayudó a mejorar a un Pontevedra que perdió capacidad de circulación pero no ganó en chispa y capacidad de desborde por fuera con ese dibujo más próximo al 4-4-2, con Brais más cerca de Charles.

Y poco después llego ese cambio antes aludido que no solía ser muy habitual en Antonio.

Se iba Araújo y entraba Rufo.

Y llegó ese centro del "9" desde la izquierda, el buen remate de cabeza de Charles que sacan entre el portero y el palo y el remate de Yelko a placer para lograr ese gol que nos daba vida y tres puntos de auténtico oro.

Recapitulemos.

En el momento de marcar corría el minuto 70 y el Pontevedra jugaba con Oier y Alex de laterales (el capitán se retrasó al irse Araújo) más Luis y Soto en el centro de la defensa.

Román y Yelko eran medios centros y Rubio seguía en la derecha con Brais de vuelta a la izquierda más los dos puntas.

La celebración fue larga, prolija en abrazos y suspiros de alivio entre los jugadores, como debe ser.

Pasó el tiempo suficiente hasta que, no ya este atribulado bloguero, sino varios de los aficionados que se sientan cerca de mi butaca, pensásemos que los cambios no podían demorarse nada. Que incluso debían hacerse antes de sacar de centro. Que antes del 1-0, el rival ya llevaba bastantes minutos circulando el balón con demasiada comodidad y había que hacer todo lo posible para cerrar en la medida de lo posible el juego.

Que lo lógico sería que Churre saliera por un Rubio cansado para que el propio Víctor o Soto pasasen al lateral derecho adelantando a un Oier que sufría.

Que también parecía de sentido común meter a Ortiz (de Masogo ya no hablo pues sigo sin saber a que ha venido o, mejor dicho, por qué le han traído) para acumular otro hombre en medio campo en auxilio de Román y Yelko quitando a Charles del césped.

Pues no. Los cambio no se hicieron antes de que se sacase nuevamente de centro. Ni en el minuto 72, 73, 74, 75, 76,77, 78, 79 y 80.

A lo largo de esos diez minutos, el rival siguió moviendo el balón con facilidad y el partido se veía más para un susto que para una sentencia y en ese minuto 80 llegó el mazazo. De forma surrealista, como otras veces, con un tiro desde la frontal que todavía mientras escribo esto no sé si tocó en alguien y ello pudiera justificar la "estatua" de Alvaro Cortés.

¿Y quienes estaban en la banda, ya uniformados para salir al campo? Pues sí. Churre y Ortiz.

Tarde, siempre tarde. 

En los despachos tarde, en el campo tarde y la paciencia se agota un poquito más. Y la confianza en que esto puede salir adelante se resquebraja otro tanto.

Alguien puede pensar y con acierto. Vale. pero.. Quién te garantiza que habiendo efectuado esos cambios nada más marcar se habría acabado ganando el partido? Nadie. Está claro. Y también está claro que el equipo podría haber encajado el empate con estos dos jugadores en el campo.

Ahora, lo que sí afirmo es que de haber hecho los cambios "ipso facto" se habría actuado con sentido común, con diligencia, con buena e inmediata lectura del juego.

Luego el fútbol es fútbol, como decía Boskov, y a lo mejor te empatan igual pero no se habría actuado tarde.

He hablado de la segunda parte y sobre todo de ese tramo final que resultó decisivo para el resultado final.

Y de la primera parte? Pues que volvió a poner de manifiesto otros dos de los graves problemas que tiene el equipo.

En ese primer tiempo el Rayo apenas se dejó ver en ataque y el Pontevedra sí dominó más la situación quizá con la aquiescencia de su rival.

Sin embargo, aparecieron las carencias de siempre.

La primera volvió a quedar clara mediado ese primer tiempo en el que el equipo logró trenzar una bonita triangulación para dejar a Brais en buena posición para el remate... pero ese remate nunca llegó y eso que la pelota no solo pasó con opciones de ser rematada por las botas de Brais sino también por las de Borja, Yelko y Rubio. No fuimos capaces de lanzar. No se tuvo la confianza en hacerlo.

11 goles a favor en 16 partidos (5 de ellos logrados contra equipos en inferioridad). Los números hablan por sí solos. Ya puedes tener unas cifras aceptables en goles encajados (que las tenemos) que si la descompensación es tan grande, el resultado será negativo.

¿La otra carencia? Nuestra dificultad extrema en conseguir centros de calidad. En la segunda parte hubo uno, el de Rufo en el gol. 

En la primera, otro. De Seaone al filo del descanso que le puso una preciosa pelota a Charles en la cabeza pero una buena acción del portero abortó la ocasión.

En otras ocasiones, tampoco muchas, que llegamos a línea de fondo los centros volvieron a ser deficientes.

Las prioridades en el mercado de invierno deberían estar claras.

Ahora, todavía me acuerdo hace dos temporadas con aquella lesión de hombro de Rufo que finalmente no fue tan grave como se preveía en un principio pero que animó a la "cúpula" a fichar un atacante. Llegó Pitu, la ardilla de no me acuerdo dónde. 

Temblemos con lo que puede llegar en Enero, si es que llega algo.

Por último, no puedo dejar de consignar la sorpresa que me produjo la reacción de una parte de los aficionados de mi sector de Tribuna en el momento en que los "siareiros granates" del Fondo Norte accedieron a su grada a la media hora de juego en señal de protesta por el trato que nos dispensa la ya tan manida "cúpula".

Soy sincero, esperaba silencio, indiferencia y pitos.

Pitos los hubo (no tantos como esperaba) pero por desgracia, los hubo. 

Aplausos también y no pocos en el sector, insisto, de Tribuna superior en la que me ubico.

Esto es nuevo y quizá un pequeño signo de que esto está empezando a cambiar. 

Tarde pero a cambiar.

De colofón, ese vídeo que circula por redes sociales en el que se ve el palco de autoridades del Estadio y a un consejero que ni era la Presidenta ni su escudero, introducirse sus dedos en la boca para romper a silbar como vulgar hooligan, olvidando la dignidad del asiento que ocupa en el Estadio, y tratar de contrarrestar el efecto de la llegada y cánticos de los "siareiros".

Hace algún tiempo un conocido me dijo. "Fulanito de tal (el silbador de ayer) es válido y de lo mejor de ese Consejo".

Pues vale.  Para mear y no echar gota. 

  


   

 

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