jueves, 29 de diciembre de 2022

En busca de la fiabilidad perdida

Si me dieran a elegir entre las cualidades que me gustaría que tuviera en el aspecto colectivo mi equipo de fútbol, es casi seguro que escogería la fiabilidad sobre el campo. La seguridad de que pasara lo que pasara a lo largo de un partido, ese equipo mantendría unas constantes básicas y mínimas en su comportamiento sobre la hierba que le asegurase la posibilidad de competir siempre y contar con opciones para llevarse alguno de los puntos en juego.

A lo largo del primer tramo de la temporada 22/23, el Pontevedra CF ha carecido, a mi juicio, de esa fiabilidad en su juego que constituye a su vez garantía de un rendimiento estable e inmune a grandes altibajos a lo largo de la competición.
Buen ejemplo de ello es lo sucedido en los últimos partidos jugados en Diciembre.

Las sensaciones nada más terminar el encuentro en casa frente al R.Majadahonda no fueron nada buenas.
Aquel empate contra un rival directo en el que no pudimos aguantar el marcador a favor y en el que no mostramos la cohesión y la contundencia defensiva como equipo exigible tras conseguir aquel gol de Yelko, nos hizo tomar conciencia otra vez de las dificultades extremas que íbamos a tener que atravesar para mantener una categoría que empezaba a escaparse peligrosamente.

Ese empate doloroso contra el Rayo fue el colofón a la no menos hiriente derrota en Córdoba tras jugar casi todo el partido en superioridad numérica y al horroroso partido, especialmente en la primera mitad, disputado contra el Racing en Pasarón.

Cuando la caída parecía libre y sin frenos, apareció el partido en Algeciras. En la villa gaditana el Pontevedra recuperó la sobriedad sobre el campo, la efectividad para marcar en aquella ocasión de la que se pudiera gozar cuando todavía existía igualdad de efectivos sobre el césped y la tranquilidad y contundencia para remachar ya en superioridad el choque, sin pasar los apuros que sin ir más lejos se experimentaron no ya en casa del líder sino en la del colista, Ceuta.

Quizá cuando menos se esperaba el Pontevedra lograba, por tanto, una victoria convincente fuera de casa que venía de perlas ante el tramo especialmente trascendente del calendario liguero que llegará a primeros de Enero.

No solo eso. Tras hacerse con esos tres puntos de oro, el equipo encandilaba a su gente en la Copa del Rey disputando una primera parte frente al CD Tenerife verdaderamente primorosa en la que minimizó por completo a un conjunto de segunda división.

Fue ese partido el de las sorpresas. 

Sorpresa de Gueye que no enseñó cabalgadas espectaculares pero sin sentido y efectividad sino que mostró más sentido de juego que en otras ocasiones y anotó dos tantos (especialmente el segundo) de bellas factura.
Sorpresa la de Masogo que salió mediado el primer tiempo tras la lesión de Ortiz y enseñó unas virtudes impropias de un jugador que no llevaba disputados ni 15 minutos en toda la competición liguera.

Sí. Aquellos que opinen que la Copa es otra historia; que había más espacios, que no existía la presión de la competición de Liga que es en la que hay que jugarnos la vida, tienen razón.
Ahora, que este chico, Alex Masogo, nos dejó con ganas de verle más y comprobar si su línea de rendimiento es esta, también es cierto.

Sorprendente, a la par que precioso en su ejecución, resultó también el sistema de juego elegido por Antonio Fdez que aquella noche fue también otro de los grandes triunfadores del partido.
Por lo menos al que esto escribe, le pareció realmente bonito comprobar como el equipo se colocaba sin la pelota con 5 atrás y una especie de cuadrado en medio campo e inmediatamente tras recuperar el esférico mudaba en un novedoso 3-4-3 que desconcertaba al rival y hacía las delicias de un público que observaba a su equipo moverse como un acordeón perfectamente ajustado sobre el terreno de juego.

Tras una segunda parte en la que el Tenerife apretó y buscó darle la vuelta al partido y en la que el Pontevedra como es lógico sufrió algo más y vio como otro de sus hombres clave (Roman) se tenía que ir lesionado, se aguantó el resultado con bastante más personalidad que la mostrada en muchos partidos de Liga y se consiguió el merecido premio de la clasificación para la siguiente ronda.

Y ahora qué? Nos encontraremos a un Pontevedra CF tras este breve parón en la misma línea esperanzadora de los dos últimos encuentros? Será capaz el equipo de dotar a su rendimiento de esta fiabilidad y seguridad colectiva sea cual sea el sistema o la idea de juego que Antonio elija para cada partido?

Son preguntas, en mi opinión, importantes como vitales son las respuestas, sobre todo, si son positivas.

Lo que más teme este atribulado bloguero es volver a ver a un Pontevedra CF sin patrón de juego, sin alma y con las dudas que se pudieron ver en casa frente al Racing, frente al Celta B (a pesar de empatar al final) o contra el R. Majadahonda o fuera en León o en la primera parte de Ceuta por poner algunos ejemplos.    
Conseguir esa mayor fiabilidad en el juego no quiere decir, evidentemente, que no se producirán más derrotas. Sería de ilusos o inconscientes pensar lo contrario.
Ahora, lo que sí se lograría con un rendimiento más constante y estable, no solo en todos los partidos sino a lo largo de cada uno de los mismos, sería estar más cerca de poder ganar puntos y dotar de confianza a un equipo que en pasajes de la Liga, sobre todo en ataque, ha dado la impresión de acumular impotencia y desesperación.

¿Quiere decir todo esto que no se debe reforzar la plantilla en el mercado de invierno que ahora comienza?
Claro que no.
En este aspecto los aficionados siempre estamos en desventaja pues desconocemos la situación económica real de la entidad y si esta puede hacer un esfuerzo para traer jugadores.

Por ello, siempre con esa variante sobrevolando la cuestión, parece evidente que el equipo necesitaría dos piezas en ataque que le aporten velocidad, más uno contra uno en banda y calidad en el centro y algo de gol.
Sí. Sé que es pedir mucho pero lo cierto es que el Pontevedra en la zona ancha parece bien servido y más con la imagen que ha transmitido Masogo. En defensa, aún con pocos efectivos, el equipo aguanta y sus cifras de goles encajados (aunque el trabajo defensivo es colectivo) sigue entre los 10 primeros.
Es en ataque (entendiendo por ataque no solo el puesto de delantero puro sino los hombres ofensivos que actúan más acostados en banda) donde vendría de perlas uno o dos fichajes que de ser certeros podrían mejorar bastante al equipo.

Llega ahora el RCD Mallorca en Copa del Rey. 

Se generó, como es normal, mucha ilusión en la víspera del sorteo  ante la posibilidad de que tocara un "grande" que tantos y tantos años hace que no juegan en nuestra ciudad pero al final "cayó" el equipo balear.
Sigue siendo un "primera" y no juegan "primeras" aquí todos los días por lo que el que esto escribe espera ilusionado el partido.

Ahora bien, a buen seguro el diseño de partido por nuestra parte no va ser el mismo que el día del Tenerife.
No me refiero al sistema de juego sino al hecho de que a diferencia de lo que pasaba el día 21 de Diciembre en la que íbamos a "tirarnos" más de dos semanas sin volver a jugar, en esta ocasión nos esperará el Badajoz solo 72 horas después que el equipo de Javier Aguirre y ese partido contra los pacenses no es ninguna broma, sino todo lo contrario.

Además, se une la preocupante circunstancia de las posibles bajas que podríamos tener para este comienzo de año (más datos tendremos hoy mismo tras el primer entrenamiento del equipo tras una semana de vacaciones).

Recordemos que ya frente al Tenerife estuvieron ausentes por lesión Bastos, Seoane, Borja y Rubio. Que en ese choque se rompió Ortiz y que Román también tuvo que irse por molestias. Y, por último, Yelko fue expulsado y no podrá estar ante el Mallorca.

Será trascendental poder recuperar a la mayor parte de los  jugadores tocados para que Antonio pueda planificar con más garantías la distribución de minutos en Copa con vistas a afrontar la "final" del Sábado 7 ante el Badajoz en las condiciones más optimas posibles.

No se trata de "tirar" la Copa en la que a buen seguro se buscará la hazaña y un puesto en octavos pero de lo que sí se trata es de "mimar" ese enfrentamiento contra los extremeños pues de ganarlo se lograría algo que resultaría especialmente atractivo: Salir de esos puestos de descenso en los que llevamos anclados muchísimo tiempo, así como encarar ese doble desplazamiento a Salamanca y La Línea con la mejor disposición posible.

Ojalá, por tanto, en unos días podamos ver otra vez a un Pontevedra fiable, seguro y ordenado como primer paso para salir airosos de una parte del calendario tremendamente importante.

Querría dedicar estas últimas líneas del artículo a agradecer una vez más a todos aquellos que leen este blog por perder algo de su tiempo aguantando las reflexiones de este cada vez más atribulado aprendiz de bloguero y desearles a todos un maravilloso y Feliz AÑO 2023 que ojalá sea muy venturoso también para nuestro Pontevedra CF.  

 

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