martes, 21 de febrero de 2023

Fuera lágrimas y dentro el corazón, los pulmones y el fútbol.

Existen tantos motivos por los que un seguidor medianamente informado del Pontevedra CF podría quejarse, que no bastaría un artículo de este blog para enumerar todos ellos.

Hay tantas razones poderosas para argumentar que la planificación realizada por el Pontevedra CF desde el mes de Mayo pasado resulta lamentable que podría agotarse hasta la tinta de un cartucho de impresora antes de terminar de imprimir los errores. 

Lo que pasa es que el Domingo por la mañana lo que nos jugamos es mucho.

Lo que sucede es que el partido frente al Ceuta es de tal importancia que todas esas negligencias, incoherencias, contradicciones e incluso tomaduras de pelo deben quedar en segundo plano ante la descarnada trascendencia de los puntos que habrá en juego en la playa de Pasarón.

En este momento de la temporada, en el que cualquier aficionado granate podría pensar (y no estaría equivocado) que por quien tenía y tiene la obligación de hacerlo no se han puesto ni de lejos los cimientos necesarios para consolidar al equipo en la categoría, no queda sino volver a apartar (que no olvidar, eso nunca) por un tiempo el hastío, la indignación e incluso el sonrojo que provocan las decisiones del Consejo.   

Por desgracia o por fortuna (vaya usted a saber) llega el momento de volver a poner el corazón, los pulmones y la garganta más que nunca a disposición de la camiseta. Todo ello en aras de construir esa atmósfera que tan pocas veces se consigue en los últimos tiempos y que ayude a nuestros futbolistas a capear de la mejor manera posible este temporal inclemente que se nos avecina en las próximas semanas.

No encuentro otra forma de contrarrestar todo el viento en contra que los dirigentes de la entidad han hecho soplar contra la nave granate tanto en el mercado de verano como en el de invierno, que tratar de revertir la dirección de esas ráfagas indignas con otras muchas más grandes en forma de aliento, convicción y resiliencia, de manera que ese aire contrario a los intereses de la singladura se transforme en viento a favor que, este sí, ayude a que las velas no solo se icen sino que de una vez por todas se inflen con el ánimo de los que siempre han estado y continuarán estando en la labor de sostenimiento de este barco.

Hay muchas bajas, sí, pero ya no es tiempo de llorar mares salados sino de tratar por todos los medios de recuperar a aquellos que son recuperables y que también deben arriesgar en la medida de lo posible para estar y "tirar para adelante" con los que haya hasta que se pueda.

El campo estará mal, sí, pero ya no es tiempo de lamentos lastimeros sino de aceptar la situación por muy indignante que sea, que lo es, y adaptarse por todos los medios a ella jugando a lo que haya que jugar pero con el objetivo claro de ganar el partido al Ceuta.

Son 5 puntos de desventaja con el que marca la permanencia, sí, y son muchos a estas alturas de competición pero no es una diferencia insalvable si ganamos los partidos que tenemos que ganar y si creemos realmente que todavía es posible y no se lanzan soflamas con la boca pequeña y sin confianza en lo que se dice. 

El Pontevedra CF podrá estar muy mal, que lo está a día de hoy.

Podrá estar muy cerca del abismo que supondría el retorno a la 2RFEF y con el campo hecho unos zorros, la plantilla llena de lesionados y la cúpula con más grietas que el edificio de Mirador de Montepinar.

Ahora, lo que sigue teniendo este equipo, esta entidad, esta institución es el poso indeleble de la historia ( a pesar de que le "joda" a algún equipo gallego situado más al norte y que no aparece en la clasificación histórica de nuestro fútbol de élite) , es esa importancia y trascendencia como equipo que le hace luchar bajo cualquier condición por difícil que esta sea con el objetivo de revolverse y no resignarse ante los obstáculos del camino por gigantescos que estos parezcan.

Lo que tiene el Pontevedra CF (y la seguirá teniendo a pesar de que algunos o algunas se empeñen e vaciarlo por dentro) es solera; es carisma; es categoría.

Por ello, porque somos el Pontevedra CF, el "Pontevedriña" de toda la vida; ese que las nuevas generaciones dicen (y no se equivocan) que nunca se rinde, no podemos resignarnos.

No podemos dejar que nos lleve la corriente sin luchar a brazo partido contra las olas para tratar de salir a flote por encrespado que se encuentre el océano en el que nos sumergimos.

El Domingo podrá haber 6,7, 8 bajas o las que sean pero tenemos que salir al campo con la confianza ciega en que seremos once tíos con esa camiseta, ese escudo y que para hundirnos el rival deberá poner toda su sangre y su capacidad de abordaje y que ni así le será fácil. 

Luego el equipo deberá enseñar algo de fútbol, sea este cual sea en su intención, planteamiento o finalidad pero fútbol a fin de cuentas lleno de confianza y fe en lo que se pretende. 

Y me encantaría que junto a esos "once" estuviéramos muchos más desde fuera dotando a "nuestro" Pasarón de esa atmósfera especial que cuando se crea hace tambalear las piernas de cualquier rival por muchas que sean las victorias consecutivas con las que lleguen a jugar al ex vetusto.

Esa solera, esa resistencia que tantas veces ha demostrado el Pontevedra ante su destino, debe manifestarse otra vez dentro de unos días y hasta final de la Liga.

Luego pasará lo que tenga que pasar pero por lo menos el que esto escribe se quedará más tranquilo si al servicio de los jugadores (que son los únicos en los que podemos confiar para sacarnos de este atolladero) se ha puesto todo el arsenal de apoyo y empuje que esta afición puede ofrecer como pocas hay en Galicia.

Recuerdo que la primera vez que me senté en mi asiento de la grada de Tribuna reformada fue una tarde de 2008.

Se jugaba la vuelta de la primera eliminatoria del  play off de ascenso a segunda división y el rival era el... Ceuta.

Aquel día el campo casi se llenó y la gente se volcó pero el fútbol es como es y todo salió mal.

Ojalá que en esta ocasión, en este primer paso trascendental que debemos dar para no perder un sitio que es el mínimo en el que este gran club merece estar, el ambiente vuelva a ser de gala, los cánticos granates resuenen a viva voz a orillas del Lérez y, ojalá, el resultado sea diferente al de aquella maldita eliminatoria de hace más de 15 años. 

Hala Pontevedra¡  


    

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