martes, 16 de abril de 2024

Empuja Pontevedra, empuja.

En esta columna no se va a escribir sobre errores recurrentes a balón parado, penaltis como catedrales enviados al cajón de los nunca pitados o televisiones autonómicas cubiertas de oprobio y sesgos evidentes en su cobertura.

En esta columna se va a hablar del Pontevedra CF.

Hay partidos que se deben afrontar con la mirada al frente, el corazón henchido y la cabeza fría.

Partidos en los que la victoria es tan importante que lo hecho hasta el momento, con sus grandes aciertos y algunos errores, debe quedar aparcado para enfocar el pensamiento solo en ese día, en ese choque, en esos 90 minutos en los que un equipo debe demostrar para qué está hecho y para que lleva jugando toda la temporada.

Empuja Pontevedra, empuja.

No hay mejor ocasión que la que se dibuja este domingo para que la plantilla que tan buenos momentos de fútbol nos ha regalado en esta campaña, se desprenda de cualquier duda, incertidumbre o temor que pueda tener y exprese sobre el césped de Pasaron todo ese juego que lleva dentro y que no puede tener otra consecuencia que el ascenso a 1RFEF.

Es el día para que esa posesión en la que fundamenta su estructura se haga magia sobre el césped y alcance velocidad, profundidad y veneno para embotellar al rival en su parcela.

Es el día para que todas esas vigilancias defensivas se desarrollen con la máxima diligencia tratando de no dejar resquicio alguno a las transiciones que el contrario va a querer desarrollar.

Es el día para que se cuide la pelota como este equipo ya ha demostrado muchas veces que sabe hacerlo y no se tengan pérdidas en zonas comprometidas que den alas a un contrincante que no dudará en sacar rédito de esa circunstancia.

Es el día para colocarnos muy bien en defensa cuando haya que defender faltas o corners y hacerse gigantes, esta vez sí, ante los atacantes visitantes.

Es el día para machacar la portería contraria cada vez que se tenga ocasión para ello y justificar la razón por la que tenemos la mayor cifra goleadora de los 90 conjuntos que forman la categoría.

Empuja Pontevedra, empuja.

El Domingo debe funcionar el colectivo, la ayuda entre todos los futbolistas y reinar la convicción de que somos mejores y que se debe demostrar sobre el terreno de juego.

Debemos estar por encima de los mensajes mediocres e intencionados que ya desde el mismo sábado por la tarde llegan desde el rival hablando de presupuestos y demás historias.

El mismo rival, por cierto, que en el mercado de invierno no ha tenido problema alguno en incorporar a 5 jugadores nuevos pagados, es de suponer, con sugus de limón y piruletas de fresa.

El Domingo debe ser ese día en el que nuestro equipo nos quite a base de fútbol, compromiso y esfuerzo los disgustos y preocupaciones de esa última jugada de Santander, ese córner de Aranda o ese otro de Santiago.

Edu, Mario y Churre deben mandar; Borja, Dalisson, Yelko o Samu, crear; Garay, Alex, Bastos, Chiqui o Gueye, llegar, quebrar y centrar;  Carlos y Rufo marcar.

Empuja Pontevedra, empuja.

Y todo ello deben hacerlo los nuestros (los citados y los que juegan menos pero se entregan igual como Toño, Eneko, Hermelo, Barbeiro, Azael, Manu y el resto de canteranos) acompañados de esa afición que en Santiago emocionó hasta las lágrimas y que una vez más no fallará y poblará en mayor número las gradas del estadio.

Los jugadores deben cumplir con lo suyo. Correr, luchar, desbordar, ser mejores y hacer todo por ganar.

Luego, insisto, estamos nosotros.

Los veteranos entre los veteranos que incluso llegaron a ver al Pontevedra en primera división y cuya fidelidad enternece a la par que demuestra la grandeza de esta entidad.

Los que ya dejaron la juventud hace tiempo y que ya no vieron la mejor versión del club pero sueñan y sueñan con estar otra vez cerca de los grandes y a los que no les mella en su orgullo granate el hecho de llevar décadas en las catacumbas de nuestro fútbol a excepción de aquel año de oasis en el desierto.

Los jóvenes, que ya vieron al Pontevedra luchar varias veces por subir a segunda en play off tan dramáticos y decepcionantes como aquellos del Sevilla B, Córdoba o Alcorcón.

Y los niños, esos niños con los ojos preñados de ilusión y desprovistos de mochila alguna que no sea la sana alegría de ver al Pontevedra conseguir un ascenso que pueda resultar otra oportunidad para que la institución pueda crecer con sentido común.

Todos, en definitiva, miembros de diferentes generaciones pero unidos por el amor a la camiseta y el escudo granate, debemos estar en Pasarón el Domingo para dejarnos el aliento, la voz y parte de nuestra vida ayudando a nuestros jugadores y técnicos a ganar el partido.

Existe una iniciativa desde hace semanas promovida desde el fondo norte consistente en cantar el himno del club en el minuto 41 de cada encuentro.

Las imágenes llegadas desde San Lázaro de ese momento llegan al alma y anegan los ojos.

Los que quieran cantar que canten, los que no se atrevan que alcen sus bufandas al viento en forma de coro a los que sí lo hagan.

Y durante todo el partido que esta afición que sin duda es merecedora de mucho, muchísimo más de lo que le ha dado la entidad en las últimas décadas, anime, presione y se alíe con sus futbolistas en pos de una victoria que dejaría muy cerca el objetivo.

El Pontevedra CF es mucho más que cualquier jugador, entrenador, aficionado o directivo.

No es momento de filias y fobias sino de saber que lo importante es la institución y que si estamos juntos resultamos casi imparables.

EMPUJA PONTEVEDRA, EMPUJA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario