lunes, 8 de abril de 2024

De despistes, ocasiones al limbo y grandes mareas

 El partido de ayer contra el Covadonga ni mucho menos pasará a la historia.

Había que ganar en casa a un equipo de la zona baja y se ganó.

Necesitábamos tres puntos para volver a aprovechar los empates a domicilio de Ourense y Zamora y los metimos en nuestro zurrón.

Es cierto, no obstante, que el Pontevedra jugó otro partido en el que volvieron a manifestarse los defectos que viene arrastrando durante toda esta segunda vuelta.

Incluso se puede decir sin faltar para nada a la verdad que la primera parte del equipo fue mala tirando a muy mala.

Fue a lo largo de esa primera parte en la que se vieron algunas de las costuras que el Pontevedra no consigue disimular casi nunca. 

Me refiero a la relajación, los despistes o el "despelote" cuasi general en defensa.

No una sino en dos ocasiones el Covadonga cogió al Pontevedra CF sentado tomándose un pícnic y mirando el paisaje en acciones tan absurdas como saques de banda.

Ya en Aranda hace 7 días pudimos ver alguna acción de este tipo y ayer volvimos a caer en el mismo error y de dos de esos saques de banda pudo el rival (afortunadamente no lo consiguió) sacar auténtico petróleo de nuestros pozos.

No fueron acciones como ante el colista en los que los saques de lateral se asemejaban más a lanzamientos de jabalina que a otra cosa, no. Fueron jugadas en las que simplemente estábamos de "miranda" mientras un delantero recibía de las manos de un compañero en buena posición para hacer peligro.

Envío el Codavonga un balón al poste en una acción en la que el jugador que intentó en última instancia evitar el remate del "9" contrario ni fue un central ni siquiera un lateral. Fue Dalisson.

Y por supuesto nos remataron un córner a dos palmos de nuestra portería que en esta ocasión, para nuestra fortuna, no supuso un tanto en contra sino un cabezazo a escasos centímetros del larguero de Edu.

Hasta aquí la rutina que desgraciadamente nos suena demasiado familiar desde hace demasiado tiempo y con alguna excepción como el día del Avilés. 

Lo que provocó que la primera parte se tornara en preocupante e incluso algo desquiciante fue que a esa "empanada" defensiva a la que ya estamos tristemente acostumbrados, se unió un juego tremendamente lento, tedioso y sin ideas en ataque que apenas inquietó al equipo más goleado del grupo I de la 2RFEF.

Por la banda izquierda la ausencia de Alex se hacía más dolorosa a medida que avanzaba el primer tiempo y Chiqui no conseguía, salvo en una acción que acabó en falta cerca del área, desbordar a su par.

Por la derecha, el experimiento con gaseosa de esta semana consistente en la titularidad de Gueye en detrimento de Garay, tampoco surtió grandes efectos.

No estuvo el senegalés ni mejor ni peor que sus compañeros pero lo que está claro es que tampoco fue capaz de profundizar con peligro por su banda.

El "banquillazo" de Garay puede interpretarse de más de una manera.

La mía es que se debió al hecho de contar con 4 amarillas y al deseo de Iago de protegerle cara a los delicadísimos duelos que vienen a continuación.

De lo contrario, bien podría haber salido al campo igual en lugar de Bastos sin que eso hubiese afectado a la titularidad de un Gueye cuya presencia en la segunda parte se vio truncada, sobre todo, por una tarjeta amarilla que aconsejaba actuar con prudencia ante la indudable fogosidad del africano.

Ni Bastos ni Eneko conseguían desdoblarse en ese primer tiempo en ataque y por el medio Yelko volvió a demostrar que no es en absoluto el de la primera vuelta, Dalisson aportaba las dosis de calidad pero sin pasarse y Borja lo hacía todo con demasiada lentitud.

La afición presente en el estadio que de nuevo no consiguió alcanzar las 3.000 personas, es fiel y paciente, muy paciente.

Sin embargo, estos irreductibles que sueñan con ver a su Pontevedra en un lugar más acorde con sus circunstancias, no son tontos. El paso exasperante de los minutos con esos despistes atrás y el ritmo de fútbol veterano en ataque, empezó a provocar malestar e incluso una pitada bastante llamativa justo antes de que al borde del descanso Dalisson consiguiera meter un buen centro desde la izquierda al que no llegó por poco Bastos pero si Carlos que con tranquilidad  controló y batió sin complicaciones al arquero visitante.

Era el minuto 45 y era la primera ocasión clara del equipo en todo el primer tiempo. 

La segunda parte fue otra cosa. 

Nada más volver de vestuarios Chiqui por fin lograba marcharse por su banda y su centro era rematado de manera espectacular por Dalisson con un remate en el aire que superó al portero a pesar de una desesperada estirada.

Fue un gol precioso y que aseguraba el triunfo. El primero de un Dalisson en casa que a lo largo de la temporada lo buscó con ahínco para acabar encontrándolo ya metidos en el mes de Abril.

Habría que tener mucho cuidado con el futuro de este futbolista joven, con clase y proyección (al igual que con el de un Samu Mayo cuya suplencia me sigue pareciendo realmente llamativa) pues ya resultó demasiado duro y frustrante ver como al final de la temporada pasada se marchaban sin dejar un mísero euro dos jugadores tan importantes como Román y Brais Abelenda.

Ya sé que la dueña del cotarro no "cree en la primera federación" pero quizá siendo precavidos y asegurarse ( o por lo menos hacer todo lo posible)  de que los jugadores con más posibilidades no se vayan de aquí "gratis" podría ayudar a que se pudiera creer un poco más en una categoría que, es cierto, arroja ciertas dudas sobre sus sostenibilidad.

Sí. Ya sé que estos dos buenos jugadores tienen un año más de contrato pero bueno es ir avisando desde ya, que luego nos coge el tren, el avión y hasta la nave espacial.

Tras el gol de Dalisson el partido ya fue completamente controlado a su antojo por el Pontevedra CF.

Y fue a lo largo de esa plácida segunda parte en la que volvieron a aparecer algunos defectos que estos sí son algo más nuevos y no suponen la pérdida de puntos en nuestro casillero.

Me refiero a la cantidad de ocasiones clarísimas que volvieron a desaprovecharse de manera, a veces, incomprensible.

Rufo, que jugó toda la segunda parte en lugar de Gueye provocando que Dalisson se fuera a a la derecha y Carlos López al interior (ubicación en la que volvió a demostrar que puede ser muy válido) tuvo hasta 3 delante del portero. Yelko disfrutó de otra inmejorable y Chiqui lo mismo.

He citado cinco pero realmente fueron más las que se despilfarraron tal y como ya pasó ante el Marino y es realmente una pena que en esos tramos en los que el Pontevedra sí es muy superior y tiene al rival completamente a su merced, no se traduzca dicha superioridad con más goles en el marcador (marcador del estadio, por cierto, que no funcionó en ningún momento en otro de esos símbolos decadentes que por desgracia enseña la entidad demasiado a menudo).

Llega ahora el tramo definitivo de la competición. El último mes de la Liga regular que decidirá si nos vamos de manera directa a 1RFEF o si debemos pasar por la agonía de los play off.

Dos puntos sobre el Ourense, cinco sobre el Zamora y un partido el próximo Domingo en Santiago de una importancia capital.

El club ya se ha movido desde ayer y conseguido un patrocinio para que el primer bus no suponga coste alguno a los integrantes de la marea granate.

Esa marea estará en San Lázaro para empujar a su equipo sabedora de que ya no hay marcha atrás. De que es ahora o nunca. De que el tiempo de las excusas ha terminado y empieza el tiempo de los hechos.

Esa marea granate sabe que en estos partidos de alta tensión, disputados ante un rival que también se juega sus últimas bazas para lograr su objetivo y que al parecer nos tiene muchas ganas, escuchar el aliento desde las gradas resultará oxigeno en vena para los nuestros.

Que bajo el cielo de Compostela se oigan sus cánticos aportará gasolina para las piernas de los futbolistas y que si llegan momentos de duda o incertidumbre no habrá mejor remedio para sacudírselas que escuchar el "Ponte yo te quiero, te vengo a ver" o el "sí joder, que vamos a ascender".

La marea granate no va a fallar y trasladará el océano atlántico de pasión, ánimo y entrega incondicional por estos colores a la capital de Galicia.

Es el momento, por tanto, de que el equipo sea firme, saque a relucir la calidad que atesora y se sumerja en esas olas de cariño a base de fútbol, goles y seguridad en sí mismo.  

 


   

 

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