El que estas líneas escribe es el primero en criticar con dureza a estos jugadores y a este entrenador cuando meten la pata hasta el fondo.
Sin ir más lejos, en el último desplazamiento en Santander se encajaron dos goles absurdos y bastante evitables que echaron por tierra una primer media hora bien jugada y que fueron determinantes para una dura derrota.
No se debió perder ese partido pero un último cuarto de hora muy malo del primer tiempo y una ceguera transitoria de un juez acabaron provocando la pérdida de 3 puntos importantes y el liderato.
En lo que nosotros podemos controlar, no convertirnos en una verbena en defensa, se debe exigir un mayor rigor y más conciencia de lo que hay en juego.
A sí lo entiendo y así lo dije.
Volvía el Pontevedra a jugar en casa ya metido en la fase decisiva de la temporada. Esa fase en la que el margen se estrecha. En la que no hay cabida para más faltas de concentración. En la que hay que dar el máximo para acabar logrando el objetivo y celebrar. En la que hay que poner toda la carne en el asador para no masticar la piedra seca que tuvimos que digerir la primavera pasada.
El equipo salió al campo de una manera parecida a como lo hiciera frente al Escobedo. Muy metido, con alta tensión competitiva, presionando y anticipando desde atrás y buscando las bandas con precisos cambios de orientación.
Quizá no con esa precisión y velocidad en las inmediaciones del área rival a la hora de elaborar paredes o firtrar pases venenosos con los que desarbolar al contrario pero con el suficiente fútbol como para inclinar la balanza a nuestro favor.
Solo duro, en esta ocasión, sobre 20 minutos la fase pletórica de juego en la que el Pontevedra no fue capaz de mover el marcador pero sí acogotar a un Guijuelo que apenas podía salir de su parcela.
Fueron minutos en los que Garay volvió a demostrar su gran capacidad para diseñar pases desde atrás que rebasaban líneas jamoneras, en las que tanto Chiqui como Cuesta (aún sin acierto este´ultimo en las decisiones finales) desbordaban a sus pares, en los que Carlos López volvió a demostrar su mejoría participando activamente en el juego ofensivo del equipo y en los que Yelko (quizá esta vez abusando de sus ya característicos tirabuzones) canalizaba bien la creación en tres cuartos ayudado por un solvente Samu Mayo.
Fueron minutos también en los que Brais evidenció otra vez que sigue sin estar bien aún jugando en una posición mucho más adecuada para él y en los que Igor (hoy elegido en lugar de Mario para el "once" titular") dio alguna muestra de inseguridad a la hora de ajustar ese crucial momento de elegir entre la anticipación o la espera.
Cuando la exuberancia granate había empezado a decaer y el Guijuelo a tomar algo de aire, llegó el gol del partido.
Buen balón cruzado hacía Chiqui, centro de éste al corazón del área y buena dejada sin tocar el balón de Yelko para que Carlos alojara la pelota al fondo de las mallas.
Escasos minutos antes del tanto, el Guijuelo había disfrutado de su única ocasión a lo largo del primer tiempo en una contra en la que Igor no estuvo afortunado y salvada "in extremis" por Mayo. Del córner resultante salió un remate de cabeza que tuvo que ser repelido por Edu Sousa.
Y minutos después del gol llegó la lesión de su autor, Carlos López al sentir un pinchazo en el aductor de una de sus piernas.
Esta lesión cuyo alcance todavía no se conoce pero que todo indica provocará la baja del futbolista de Ares durante semanas, me preocupa realmente mucho.
Y lo hace porque Carlos (que solo lleva con el de ayer 3 goles esta temporada) parecía últimamente crecer en su juego. Ese juego que según la opinión de este atribulado bloguero es más compatible con el juego colectivo del equipo que el puede ofrecer el otro punta.
Me preocupa porque Brais que podría ser una alternativa para el puesto no "anda" bien y no encuentra su sitio en el campo.
Me preocupa porque veo a Rufo muy mal, sin capacidad para ganarle una carrera a ningún defensa e incluso desacertado en algunas ocasiones como la que ayer tuvo incluso con el portero desalojado de su puesto.
El partido contra el Compostela (último en el que pudimos ver a Dalisson sobre el campo) se remonta ya al 19 de Enero.
El Domingo que viene, día en que jugaremos en Avilés, será 17 de Marzo.
Dos meses ya lleva de baja el cántabro por un problema muscular.
Es evidente que después de este tiempo sin competir, el pichichi del Pontevedra no estará para completar un partido entero pero después de limpiarse de tarjetas desde el banquillo en Santander y tras esta inoportuna lesión de Carlos, todo lo que no sea verle en la expedición a Asturias y esta vez para disponer ya de algunos minutos de juego, me resultaría desalentador.
El equipo necesita como el comer a Dalisson. El juego de Dalisson, el disparo de Dalisson, el desborde de Dalisson y el gol de Dalisson. Ahora más que nunca.
La segunda parte en la que se tuvo que atacar en sur por la manía de algunos equipos visitantes de "tocar las meninges" cada vez que gana el sorteo de campos, no fue muy diferente en ataque a la jugada contra el Escobedo.
Sin estar tan bien como ese día, sobre todo en defensa, el Pontevedra disfrutó de opciones más que suficientes para acabar con el partido antes y no maltratar más los corazones de sus aficionados.
Lo que pasa es que Cuesta siguió eligiendo mal en el área salmantina y fue a yendo a menos con el paso del tiempo; que Chiqui protagonizó una segunda parte (de esas que hace de vez en cuando) en la que se mostraba incapaz de desbordar a un lateral al que había superado con creces en el primer tiempo; que Yelko comenzó a abusar de esos pases de baile que a veces le pierden y no a concretizar es fútbol que tiene de sobra en sus botas y que Rufo no era capaz de irse absolutamente de nadie.
Mejoró el equipo con la presencia de Xabi y sobre todo con la de Novo.
Sorprendió la suplencia del ex del Langreo después de los dos muy buenos partidos que había protagonizado pero lo cierto es que saliendo desde el banquillo volvió a ser una buena alternativa para sus compañeros que encontraron en las botas del menudo jugador coruñés una opción para hacer daño al Guijuelo.
Ahora, si se llegan la suficientes veces como para liquidar el trámite y no se marca; si se carece de la contundencia mínima que hay que tener para no dar vida a un rival que tomaba cada vez más oxígeno ante la oportunidades marradas (no excesivas pero sí suficientes para sentenciar) pues pueden llegar los problemas.
En realidad no fueron tantos esos problemas.
Dos llegadas con peligro fueron las hilvanadas por el Guijuelo. Una que terminó en remate en semifallo no excesivamente peligroso y otra más comprometida que no terminó en lanzamiento por la excelente acción defensiva de Yelko que se adelantó al atacante.
Fueron minutos de nervios tanto en el césped como en la grada y en los que Igor dio alguna muestra de debilidad que acabaron por propiciar su cambio por el de Mario Gómez.
El final del partido supuso un alivio para el equipo y para su gente.
Tres puntos importantes a la saca y además aderezados con la importante derrota del Numancia en Luanco (segunda de la temporada) que devolvía al liderato al Pontevedra CF.
Todo esto lo presenciaron, lo presenciamos, 2266 espectadores.
Demasiado pocos, demasiadas sillas vacías, demasiada gente en su casa.
El argumento que te suelen "escupir" a la cara cuando te decepciona la poca presencia de aficionados en Pasarón es el manido " es que es otra época" , "es que hay otras ofertas de ocio", "es que si esto o lo otro".
Lo cierto es que viendo otros campos de España esas "otras ofertas de ocio" parecen no existir en otras ciudades del país.
Estamos en una fase de la competición en la que no hay marcha atrás.
Tenemos cuatro partidos fuera (Avilés, Carballo, Salmanca y Torrelavega) y 5 en casa ( Numancia, Coruxo, Llanera, Laredo y Avila).
Son encuentros vitales todos ellos pero qué decir de los de casa.
Algunos de los nombres ni resultan atractivos para el espectador ni nada por el estilo pero hay que ganar a estos equipos para que la temporada que viene vengan algunos otros con más "nombre".
Este equipo, insisto, a veces nos desespera como en Santander sin ir más lejos. Pero este equipo, este cuerpo técnico y estos jugadores, nos llevaron cerca del cielo en Copa del Rey y llevan 31 puntos de 36 en Liga en Pasarón.
Cuando los partidos se complican, se tuercen, te ponen obstáculos en el camino, para un jugador ver poco cemento y sí mucha gente alentando es oro puro.
Es maravilloso acudir a ver al Pontevedra frente al Villareal o Mallorca pero de nada vale reconocer después lo bien que lo has pasado y lo bonito que fue todo si después no acudes a apoyar y a ayudar a ganar al Laredo, al Coruxo y ya no digo nada contra el Numancia.
Hay momentos en los que importa el escudo y la camiseta .
En los que cualquier desavenencia, resquemor o directamente antipatía hacia la propiedad debe quedar aparcada ante la necesidad imperiosa de ganar por nosotros mismos, la afición.
Esa afición es mucho mayor que 2266 personas. Mucho mayor. Lo sabemos todos.
En diez días llega el Numancia.
Será entre semana, sí, pero también será una ocasión pintiparada para vestir el campo de granate y jugar el partido también desde las gradas.
Seremos solo 2266 o incluso menos?
Ojalá no. Ojalá seamos muchos más y ese día acabe de una forma diferente a los cruciales partidos en casa de la temporada pasada.
Y luego vendrá el Coruxo y luego el Llanera y sería trascendental que la gente siguiera viniendo. que siguiera estando.
Antes el desplazamiento a Avilés.
Partido muy complicado.
Que importante sería enderezar de una vez por todas el rumbo fuera de casa.
Insisto, faltan 9 partidos.
Es la hora de ponerlo todo y demostrar que somos los mejores sobre el campo.
Ojalá también en las gradas.
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