lunes, 25 de marzo de 2019

Otra vez Vujadin Boskov

Hay tardes como las de ayer que son propicias para volver a recordar la frase ya utilizada en alguna otra ocasión en este blog y que hizo famosa aquel entrenador balcánico que tuvo el Real Madrid a principios de los ochenta.
"Fútbol es fútbol", decía Vujadin Boskov a los periodistas que se quedaban de piedra ante tal aseveración con la que podría encontrarse explicación a cualquier circunstancia que interviniera en el devenir de un encuentro de balompié.

Es posible que Vujadin quisiera decir con tal aserto que el fútbol es solo un deporte en el que veintidós señores vestidos de corto golpean con todos sus miembros corporales menos con las extremidades superiores un esférico con el objetivo de introducirlo entre los tres palos de la portería de enfrente.
La susodicha pelota, más caprichosa en ocasiones que un niño pequeño al que se le niega una chocolatina, hay veces que se acerca reiteradamente a esos palos pero no tiene a bien entrar en el espacio que circundan y en cambio, en otras oportunidades, aparece cerca de ese marco dos o tres veces contadas y lo penetra sin remisión ante la estupefacción de todos aquellos que observan sus evoluciones.

El Pontevedra CF jugó mal ayer ante el CD Guijuelo, mejor dicho, lo hizo realmente muy mal provocando la desesperación de un público que sigue siendo demasiado poco (¿alguien podía creerse que ese estrambótico "bono"ideado por el club iba a tener éxito?) y que además anda ya a esta alturas de Liga algo escaso de paciencia.

Sin embargo, "fútbol es fútbol" y de la misma forma que los días del Internacional y Burgos nos quedamos todos "con un palmo de narices" y con caras de boxeador sonado por un directo inesperado de su contrincante, en el día de ayer en cuanto la pelota impulsada de cabeza por Rivera besaba las mallas salmantinas todos saltamos de los asientos para celebrar un tanto que nos otorgaba un triunfo que no por inmerecido dejaba de resultar imprescindible para mantener, siquiera una semana más, la aspiración de disputar la fase de ascenso.

Antes de ese gol del canterano que apenas llevaba segundos sobre el terreno de juego, el Pontevedra no había sido capaz de imponerse ni física ni tácticamente en ningún momento al equipo visitante.
Ni siquiera el gol afortunado en propia puerta que nos ponía en ventaja al cuarto de hora consiguió serenar a un equipo que fue incapaz de asentarse sobre el césped y controlar a un rival que aunque falto de pegada llegaba antes a todos los balones, tocaba mejor en medio campo y forzaba córner tras córner sobre la portería de Edu.
En ese contexto de nerviosismo, a pesar de la ventaja, que se vivía en Pasarón casi ningún jugador ofrecía una versión cercana a la que han ofrecido en otros encuentros en casa y el equipo sobrevivía a base de achicar agua de la cubierta con cubos de considerable tamaño que contenían a duras penas las acometidas (insisto, sin pólvora a la hora de la verdad) de un buen equipo rival.

Llama la atención en ese sentido el mes y pico que lleva Nacho López que ha pasado de ser uno de los jugadores importantes en casa a no parecerse en nada al jugador que hemos visto otras veces y que tapaba su banda sin demasiadas complicaciones y llegaba en ataque en bastantes ocasiones hasta la línea de fondo. No será, por cierto, por que el equipo no tenga alternativas para esa ubicación pues Juan Barbeito está condenado al ostracismo desde el comienzo de Liga y Campillo (que podría jugar ahí) ayer ocupó plaza en el banco aún con la ausencia de León lo que motivó el cambio de posición de Castro (al centro de la defensa) y la presencia de Lorenzo en el lateral izquierdo que se vio superado en bastantes ocasiones en la segunda mitad.   

Sea como fuere, el Pontevedra (que pudo marcar incluso antes del "autogol" en un remate de Alex González con su pierna derecha) no asentó sus reales sobre la hierba como otras veces con el marcador a favor y sufrió en defensa sobre todo por las bandas y no encontró en ningún momento a los que deberían ser sus dos faros en mediocampo, Borja y Romay, que estuvieron completamente desaparecidos en combate.
Aún así, el Guijuelo no rentabilizaba su mejor ubicación en el campo ni la notoria calidad de hombres como Luque o Espina al carecer de una delantera venenosa (de hecho, el ex de la Ponferradina o Logroñés ocupaba casi siempre el lugar más adelantado de su equipo) y de que por lo menos por el centro de la defensa "Churre" y Castro aguantaban el tipo tapando vías de agua que llegaban de los laterales.
No fue tampoco demasiado edificante observar como el equipo perdía la batalla (a veces incluso sin emplearse con el ardor necesario en algunos casos) en todos esos balones divididos que suelen generarse en un partido y que siempre caían del lado rival o incluso a veces tratando de compensar esa circunstancia con entradas a destiempo y "medio naranjas" como la que le costó la tarjeta a amarilla a Nacho López en una zona del campo en la que efectuar esa entrada era algo absurdo.

Hacía, eso sí, mucho calor en Pasarón y este atribulado bloguero (preocupado ante lo que veía como el resto de los aficionados) pensaba que tras el descanso el Pontevedra saldría con más confianza y que al Guijuelo podría hacérsele largo el partido en un campo más grande que aquel en el que actúan como local en Salamanca.

Y lo cierto es que durante cuatro o cinco minutos (no más) el Pontevedra pareció salir con más brío, con más ganas de presionar arriba y no facilitar tanto la labor de su rival pero fue solo un espejismo.
Tras ese arranque en el que se pudo robar algún balón peligroso en tres cuartos, el Guijuelo volvió a hacerse dominador del escenario y esta vez por su banda derecha (izquierda defensiva nuestra) crear verdadero peligro sobre la portería de Edu.
La "primera" la fallaron al golpear al lateral de la red un centro letal desde esa banda derecha pero en la segunda oportunidad volvieron a entrar como cuchillo en mantequilla por nuestra banda zurda y mandar otro centro que fue impulsado en propia puerta al fondo de la portería por Nacho López.

Nadie podía negar que ese empate ponía en el marcador bastante más justicia a lo que se estaba viendo sobre el "verde" pero a buenas horas eso importaba a una afición granate que veía como se escapaban las últimas posibilidades de acabar arriba.

Nada más encajar, Luismi decide mover el banquillo y dar entrada a Bustos que reaparecía por un Pedro Vázquez desafortunado y fuera en todo momento del choque que convirtió en anécdota su gran partido ante el Fuenlabrada.
Lo cierto es que ese cambio no se notó casi nada en el camino que llevaba el partido y el Guijuelo seguía llevando la iniciativa ante un Pontevedra que con Borja y Romay desenchufados y ausentes no podía en ningún momento tomar el timón del encuentro.   

En ese tramo de partido este bloguero volvió a acordarse del "gran Vujadin" y de alguna otra frase mítica dejada para el recuerdo: "Punto es punto" o "Empatar es mejor que perder" decía también Voskov cuando las cosas le venían mal dadas a su "Madrid de los Garcia" que llegó a jugar la final de la Copa de Europa de 1981 frente al Liverpool. 

Y lo cierto es que parecía que el Pontevedra no iba a ser capaz de levantar el partido y que empate iba a resultar el mal menor al muy mal partido que se estaba protagonizando.

No obstante, a falta de 15 minutos Luismi efectúa un segundo cambio que sí encuentra más impacto dentro del choque, Pibe al césped por Lorenzo.
Es cierto que ese relevo obligaba a Alex González (el único jugador ofensivo que ayer sin estar "súper" si se pareció en algo a su figura habitual) a retrasar su posición al lateral y eso hizo torcer algo el gesto a este ingenuo y descreído bloguero pero la verdad es que el fino extremo nacido en Argentina sí creó inquietud al Guijuelo por banda derecha hasta el punto de provocar en muy poco tiempo las dos tarjetas amarillas a un imprudente Razvan e incluso tras el 2-1 otra jugada importante en la que pudo ser objeto de penalti no señalado.

Con la expulsión, el Guijuelo (que ya algunos minutos antes había dado un ligero pero significativo paso hacia atrás) trató de defenderse y guardar lo que tenía y el Pontevedra ( y su gente) comenzó a creer en que todavía se podía arreglar el desaguisado.

Y llegó ese córner en el  85 y el cambio previo de Rivera por Kevin. 
Se despista el rival y permite a Bustos encontrar fácil en el pico del área a Borja que parece que se va a liar pero recorta a un defensa que tímidamente le sale al paso para conectar un centro medido con su pierna mala y aparecer por lo menos una vez en el partido para aportar su innegable calidad técnica. El centro llega a la cabeza de Rivera que en un buen movimiento corporal para acomodarse conecta ese testarazo pegado al palo que ponía al Pontevedra con 2-1 arriba en el marcador.

Es bueno recordar en este instante que en los 11 partidos que se llevan disputados en la segunda vuelta este es el primer gol logrado por un delantero granate si no contamos el de Berrocal ante el Navalcarnero pues el cordobés hace tiempo que no es integrante de la lista de puntas del equipo.

Alegría,alborozo, celebración pero como somos así y tiene que haber susto final pues de lo contrario no seríamos nosotros, aún hubo sobresaltos para mantener el resultado.
Es cierto que une otra buena acción de Rivera Bustos pudo sentenciar en un o contra uno conel portero que desaprovechó pero luego llegaron dos "tantarantanes" notables para el corazón granate.
El primero tras ese posible penalti del que se hablaba más arriba que dejó a Pibe tendido sobre el terreno de juego y a algunos jugadores ingenuamente pidiendo al rival que echara el balón fuera cosa que no hizo cogiendo al equipo desordenado. Por suerte dicha acción quedó en "agua de borrajas".    

Y sobre la hora, la traca" final que por suerte no llegó a estallar.
Balón largo que permitimos que peine un delantero en vertical a un compañero en posición dudosa. Uno contra uno de ese atacante en el área con Nacho López que aguanta como puede y disparo al lateral de la red del delantero chacinero para poner el nudo en el estómago de todo el mundo.

Por suerte esta vez salió cara y esa ocasión final no entró y el partido pudo terminar con el marcador a favor y tres puntos de oro que nos dejan con otra posibilidad para "dar la cara" fuera de casa y volver a tener alguna opción real de competir hasta el final por los cuatro primeros.

La imagen de ayer no fue buena pero quizá tenga razón Luismi al decir que ahora lo que importa es ganar pues ya no hay espacio para la rectificación.
Lo que es indudable es que esa sensación de disgusto y derrota con la que salimos tras el partido con el Burgos aún habiendo dado mejor imagen, no es comparable con el alivio y la satisfacción (como diría alguien) que ayer reinaba tras ganar un partido que parecía se escapaba sin remisión.

Y ya se sabe "futbol es futbol".

Ahora el Fabril, virtualmente descendido y con Luisito al frente.

Es fuera donde hay que dar la talla si todavía se quiere soñar con hacer algo importante.

El año pasado el equipo fue capaz y ganó tres de las últimas cuatro salidas para no irse a tercera.

Ahora toca hacer lo mismo y quien crea que en Abegondo nos van a poner alguna clase de alfombra verde se equivoca. 

O mejoramos lo de ayer o vendremos de vacío.


   

2 comentarios:

  1. No llego a entender como un aficionado de un equipo que lleva mas de un año (mas de un año!!,reflexionemos sobre el dato) sin perder en casa se ponen a pitar cualquier acción de sus jugadores en cuanto le empatan el partido.

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  2. El equipo ha perdido la frescura física y las ideas. Da la sensación de llegar ya muy justo a final de temporada y así se hace difícil creer que la gesta es posible.

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