jueves, 2 de mayo de 2019

Entre la decepción y la esperanza

En un episodio de la famosa serie "Bing Bang theory" Sheldon Cooper se encuentra en un hospital de Pasadena junto a su novia Amy y su amiga Penny.
Su presencia allí obedecía al hecho de que su gran amigo Leonard se estaba sometiendo a una operación quirúrgica bastante rutinaria para corregir un problema en sus fosas nasales que entre otras cosas provocaba que sus ronquidos martirizaran por las noches a la bella Penny con la que compartía dormitorio.
A pesar de la poca peligrosidad que conllevaba la operación de su amigo, Sheldon se había mostrado contrario a que dicha intervención se produjera ante la posibilidad (remota sí) pero posibilidad al fin al cabo de que Leonard acabara sus días en el quirófano de la clínica.
Después de engañarle para que no supiera el día en el que su compañero de piso se sometería a la operación y que por diferentes circunstancias sucedidas a la lo largo del capítulo el inefable Sheldon Cooper descubriera la fecha de la misma, la ansiedad del físico teórico se dispararía todavía mucho más al producirse un leve temblor de tierra que terminaría por producir un corte de energía eléctrica en la localidad.
Ni la lógica existencia de un generador propio del hospital para afrontar una contingencia como esa pudo evitar que Sheldon entrase en pánico y corriera desde la sala de espera hasta el interior de la clínica en busca de su amigo del alma.
Lo que no tuvo en cuenta el protagonista de la serie es que entre dicha sala de espera y la zona de quirófanos se hallaba una puerta de cristal tan fino como bien lavado que recibió el impacto de su desventurado rostro haciendo que rebotase hacia atrás y dejándole ko casi de inmediato.
El episodio termina con una última escena con los amigos ya en su apartamento y sentados en su sofá preferido ambos con la nariz vendada producto en un caso de la operación y en el otro del "trompazo" contra la puerta del hospital.

Al hilo de la divertida trama de este episodio de una de mis series preferidas, debo confesar que si alrededor de las doce de la mañana del pasado Domingo alguien me dijera que el Pontevedra CF iba a perder su partido contra el UD Adarve no le habría concedido demasiado crédito. 
Y si además de informarme de la derrota esa fuente acompañase la información con el dato de que el partido que íbamos a realizar resultaría realmente nefasto  ya le habría otorgado la  credibilidad cero a mi particular "garganta profunda".

Sin embargo, dos horas después no tendría más remedio que reconocer la veracidad de lo relatado por mi confidente pues la actuación del Pontevedra CF no pudo resultar más descorazonadora y decepcionante tanto para los aficionados que pudieron asistir "in situ" al naufragio (que fueron menos de los que deberían haber sido si el club hubiera puesto un mínimo de interés en que desde aquí se hubiera desplazado más gente) como para los seguidores que desde Pontevedra comprobábamos como un equipo que nos había encandilado en las últimas semanas no era capaz de hacer absolutamente nada ante un rival que llegaba casi descendido y que venía encajando goles como auténticos churros ante cualquier contrincante.

Con la misma cara de derrota y dolor con la que Sheldon acabó aquel capítulo de su serie acabé yo en mi casa incrédulo ante la inesperada actuación que los nuestros habían tenido en la capital de España.

El "golpetazo" no se debe solo a una derrota importante sino a la forma en que se produjo la misma.
El equipo duró aproximadamente diez minutos sobre el campo y sobre todo a raíz de encajar el primer gol se deshilachó por completo hasta terminar el choque dando una imagen impropia de un conjunto que quiere meterse en un play off de ascenso a segunda.    
Más desazón todavía produjo esta situación por los resultados maravillosos que se habían producido la tarde anterior que nos podrían haber colocado en caso de victoria a un paso muy corto de la clasificación entre los cuatro primeros.

Las excusas posteriores ya nos las sabemos más o menos de memoria. 

Que si el campo de hierba artificial, que si el calor, que si la hora del partido.... Todos argumentos que sí tienen su importancia pero que no pueden resultar decisivos a la hora, no de perder o ganar, sino de dar esa imagen apática y de impotencia casi desde el minuto 1.
Debemos recordar que el Pontevedra esta misma temporada dio un recital en la primera parte del Baltasar Pujales (césped complicado donde los haya) y que venció por la mañana al líder de la categoría por 0-2 haciendo un partido importante en la villa de Fuenlabrada.

Más las cosas salieron así y no queda más remedio que levantarse y recuperarse de un "trompazo" de considerables dimensiones que ha complicado bastante la clasificación pero que no la ha echado a perder y que ni siquiera nos impide depender de nosotros mismos para lograrla.

Ahora bien, esa trayectoria buenísima con la que llegamos al García de la Mata no solo en forma de victorias sino también de buen fútbol y confianza ha sufrido un grave revés que por lo menos a este atribulado bloguero le llena de dudas ante el casi decisivo partido a jugar en tres días frente al Las Palmas AT.  
Esas dudas llegan no solo por la penosa imagen ofrecida ante el Adarve sino porque el escenario en el que se jugará el partido del Domingo se dan casi las mismas circunstancias que se daban el pasado Domingo, es decir, césped artificial, calor y horario matutino (incluso una hora antes pues el choque se disputará a las 11.00 hora local) .

A estas circunstancias hay que unir otras de bastante importancia.
A saber, además de la baja ya conocida de Kevin tendremos la segura de Churre por sanción y la más que posible a día de hoy de Adrián León por lesión.
El rival está luchando a brazo partido por su salvación y en mi opinión es bastante mejor que el Adarve. Además encaja muy pocos goles y lleva una racha como local muy importante en los últimos tiempos.

¿Qué conclusiones debería sacar el equipo de su infame partido frente al Adarve y de estos datos que hacen muy peligroso y complicado el partido del Domingo que viene?

Pues la primera y más importante es que a pesar de las bajas y demás condicionantes cuenta con argumentos más que suficientes para hacer un gran partido e imponerse (o al menos puntuar ya que un empate nos permitiría seguir dependiendo de nosotros) al filial gran canario.

No obstante, para ello deberá ser necesario que los jugadores no salgan con ese perfil achicado con el que se les pudo ver hace unos días en el campo del Adarve.
No sé si por la presión o porqué circunstancia, el equipo volvió a parecerse al de Valladolid o Salamanca y no al de Coruxo o al de la segunda parte en Abegondo en la que pareció sacudirse los nervios y poner sobre el terreno de juego lo necesario para regresar con los puntos.   

A este bloguero y a a buen seguro a muchos otros aficionados les gustaría ver en Las Palmas un equipo que ante los problemas no se venga abajo sino que pelee y entregue en el campo las muchas cosas buenas que otras veces ha demostrado que puede ofrecer.
A un equipo que crea en sí mismo, que trate de ocultar sus defectos (que los tiene, claro que sí) pero  que haga todo lo posible por enseñar sus virtudes que también son muchas y que puestas sobre el césped no le hacen inferior a nadie.

A un equipo, en definitiva, que no digiera lo apretado de la clasificación como una rémora o una carga imposible de llevar sino como un aliciente que lejos de colocarnos piedras en la espalda nos otorgue pequeñas alas con las que volar como lo hemos hecho antes del infausto partido del Adarve.

Podemos ganar en Las Palmas pero para ello debemos superar el hecho de que juguemos en hierba artificial y extraña, con más de veinte grados y en un horario poco usual.
Eso ya lo sabemos de antemano y por eso no se puede olvidar pero tampoco puede ser utilizado como una barrera piscológica que nos haga salir medio vencidos al terreno de juego.

Insisto, el equipo ha demostrado que puede y aún a pesar de las bajas en Las Palmas hay que salir siendo conscientes de nuestro potencial, con la concentración que faltó en Adarve y con la motivación necesaria para encarrilar un resultado que siga dejando en nuestras botas el destino de las dos últimas jornadas de Liga.

Ojalá el próximo Domingo a la hora de comer vengan a mi memoria otros episodios de Bing Bang con anécdotas completamente diferentes como aquellas en las que Sheldon se saca de la chistera descubrimientos físico teóricos que le hacen optar nada menos que al Premio Nobel.

   



   

1 comentario:

  1. Pues para definir el partido en Las Palmas podemos recurrir a otro símil audiovisual: "El dia de la marmota".

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