martes, 15 de marzo de 2022

Hay que mejorar, en el campo y fuera de él.

 El Pontevedra ganó, que es lo importante pero volvió a disputar otro partido con altibajos en los que algunas fases decentes (las menos) se alternaron con otras tan malas y preocupantes como las que viene protagonizando el equipo en el último mes y pico de competición.

Salió mejor que otras veces el conjunto granate y ya en el primer minuto disfrutó de una falta en la frontal que a punto estuvo Rubio de convertir en el primer gol.

Duró ese arranque esperanzador alrededor de diez minutos hasta que la monotonía, la lentitud y el juego errático que ya conocemos volvió a reinar sobre ese césped del Estadio de Pasarón cuyo estado sigue generando una sensación de verdadera lástima.

Una vez asentado el rival, cerrada la salida de pelota de Yelko y otorgado más espacio a una banda izquierda por la que Araújo sigue sin aportar en ataque demasiadas cosas, los minutos empezaron a pasar, la Segoviana a llegar más aunque sin producir ocasiones claras y este atribulado bloguero a pensar que otra vez podría complicarse el resultado.

No fue así, sin embargo, porque al filo de la media hora Yelco se pareció a Yelko, envió un pase filtrado a Rubio y el portero castellano, cuando el interior derecha ya estaba un tanto escorado, decidió hacerle un penalti tan claro como ingenuo que abrió al Pontevedra las puertas de la victoria.

Una vez transformada la pena máxima por Brais (pena máxima, por cierto, que es muy probable no hubiera sido pitada por el árbitro del Marino que como ya todos sabemos necesita para señalar penalti un cadáver ensangrentado tendido sobre la hierba), el partido volvió a cambiar y el equipo encontró esa velocidad y frescura que tanto añoramos y que resultan imprescindibles para abandonar esta categoría.

El balón rodó más deprisa, la "K" de Yelko alcanzó un trazo más grueso, Alex mejoró, Seoane y Rubio percutieron más y mejor por la derecha... 

Vamos, que mejoró tanto la cosa que se produjo incluso la novedosa circunstancia de que el Pontevedra encontrase el segundo tanto tras un saque de esquina siendo el primer extrañado el propio balón que parecía no creerse tal peculiar acontecimiento mientras ejecutaba su parábola en dirección a la red tras certero cabezazo de Brais Abelenda.

Creo recordar que es el tercer gol que el Pontevedra transforma a balón parado (sin contar penaltis) después del logrado por Rey ante el Coruxo y Romay ante el Salamanca UDS, demasiado poco bagaje para una 2RFEF en la que dominar ese arte, tanto en ataque como en defensa, se antoja casi imprescindible.

Por desgracia la segunda parte no sirvió nada más que para el bostezo e incluso a veces la preocupación salvo en un par de ocasiones en las que alguna acción aislada sacó del sesteo general al personal asistente.

El Pontevedra CF "mamoneó" sobre el césped, es decir, dejó correr los minutos sin hacer prácticamente nada e incluso pudo complicarse la vida si la Gimnástica hubiera transformado un uno contra uno contra nuestro portero cuando todavía quedaba bastante trecho de segunda parte.

Por suerte, Cacharrón rechazó el balón con una de sus manos en una intervención notable que impidió a un rival que siempre lo intentó acortar distancias y probar los nervios de los granates.

También pudo marcar el equipo visitante en los minutos finales tras el saque de un córner pero el remate de cabeza del atacante castellano se estrelló contra el larguero dejando claro una vez más (y van muchísimas ya) que el Pontevedra tiene inmensos problemas para defender con solvencia esas jugadas.

¿Por nuestra parte en esa segunda mitad?

Sobre todo esa irritante incapacidad para acertar con el pase indicado que convertiría un robo de balón en una contra venenosa.

Ya ha pasado más veces pero es que resulta realmente desalentador observar como no se elige casi nunca bien la opción correcta o en ocasiones, cuando sí se llega al área rival, se quiere transformar el fútbol en saltos de trampolín con sus mortales, medio tirabuzones y demás adornos cuando lo más sencillo y práctico es rematar a portería cuando la ocasión aparece y no ejercitar la danza clásica ni giros gimnásticos en ese momento en que lo que hay que hacer es ser concretos y expeditivos.

Nos quedamos con dos acciones en esa segunda parte. 

La primera con una buena acción ofensiva en la que sí se encontró el timing perfecto para enviar a banda y centrar al área y en la que Yelko envió un bonito remate por encima del travesaño.

La segunda es la jugada del tercer gol. En ella se produce el robo y Romay acierta con el pase a un Rufo en posición dudosa que tras avanzar y hacerse un control demasiado largo tuvo la calidad y el acierto de levantar el balón por encima del portero y redondear un resultado con más goles que verdadero juego por parte del Pontevedra.

En esa acción, al igual que en Carballiño, Rufo demostró que no necesita mucho para hacer gol pero a fuer de ser sinceros, es justo reconocer que su partido no fue nada del otro mundo y que no se le ve todavía con esa exuberancia física y ese carácter con el que llegó a enamorar a gran parte de la parroquia granate. 

Es normal tras una lesión tan larga y complicada pero ojalá este nuevo tanto conseguido el Sábado le ayude a mejorar y adquirir esa confianza que tanto necesita él en primer término y por extensión el equipo.

Y es eso, mejorar, lo que va a tener que seguir haciendo el Pontevedra el próximo fin de semana y los siguientes.

Tengo la sensación que lo expuesto ante la G.Segoviana no valdrá para salir airosos de la "trilogía decisiva" que se nos echa ahora encima.

Llegó ese punto de la temporada en la que ya no puede haber más excusas o más titubeos, por lo menos para alcanzar el puesto de ascenso directo.

El partido que nos llega en O Vao es de órdago. 

El Coruxo está lanzado, reinaugura además su campo y no querrá hacer en ningún caso prisioneros.

Es justo ahora el momento en el que nuestro equipo tiene que demostrar que está confeccionado para subir a 1RFEF.

Es este el instante en el que tiene que demostrar la personalidad suficiente como para entrar el Domingo al campo de su rival y plasmar sobre el terreno de juego esa seguridad que se exige y se necesita para sacar adelante un partido de esta naturaleza.

Habrá momentos complicados, evidentemente, pero habrá que saber sortearlos, sufrir y acabar por ser superiores a un rival que nos tiene muchas ganas y contra el que no cabrán tibiezas o esos "mamoneos"en los que parece que la cosa no va con nosotros.

Llega en definitiva el día en el que hay que estar bien los 90 minutos. 

El día en el que hay que saber el escudo que se lleva en la camiseta. 

El día en el que hay que meterse de lleno en el barro, mirar a los ojos al contrario y decirle que "hoy gano yo porque lo necesito como el comer".

Ojalá ese Pontevedra sea el que se vea en O Vao en unos días, gran parte de la temporada depende de ello.

La mejoría, no obstante, no debería notarse solo dentro del terreno de juego.

Contra la G.Segoviana a pesar del cambio de día y hora del choque (Sábado a las 19.00 h) el ambiente fue más o menos el mismo que siempre.

Se hace duro, es muy complicado acostumbrarse a ello, seguir escuchando prácticamente todas las indicaciones de jugadores y técnicos sobre el campo. 

Esas modestas rebajas de precios anunciadas por la entidad no surtieron apenas efecto y no solo por lo errático de su contenido sino porque ese desapego de tanta gente no se "cura" de un día para otro y necesitaría para ello de algo que este Consejo de Admon. ya ha demostrado que no puede ofrecer, cariño para su masa social continuado en el tiempo y no detalles que parecen ofrecidos como pequeñas migajas de pan que sobran después de una comida.

Nos enteramos ahora que el horario del partido contra nada menos que el U.Adarve vuelve a cambiar. 

Se recupera el tradicional Domingo pero a las 19.00 h.

Supongo que el motivo es el de siempre, "interés televisivo", pero ardo en deseos de comprobar la programación de ese día en el que jugaremos contra el líder para ver que acontecimiento ocupa en la tvg la franja de cinco a siete de la tarde.

Sinceramente, me encantaría un Pontevedra en el que a pesar de tener que cumplir con los compromisos firmados (faltaría más) como el televisivo, se explicara siquiera un poco a sus seguidores el cambio de los horarios aunque fuera una explicación superficial.

Me encantaría un Pontevedra CF en el que su denominada "joya de la corona", el equipo juvenil de División de Honor, no perdiera no uno sino dos partidos por alineación indebida en la misma temporada sin que nada parezca suceder en la casa granate.

Me encantaría un Pontevedra que no se escudase en una "estrategia consensuada de redes sociales" para justificar no hacer ni un guiño en el día de la mujer trabajadora cuando un mes antes sí se había hecho alusión en esas redes sociales  al "día de los enamorados" sin importar que el día anterior se hubiera cosechado en casa una derrota muy dolorosa. 

Me encantaría, en definitiva, un Pontevedra CF que no estuviera tan de espaldas a su sociedad, en el que no diera la sensación de que se gestiona el club para hacer un favor a la gente y no por ostentar el pleno convencimiento de que se puede crecer de verdad. 

En el que decisiones tan acertadas y positivas como las facilidades otorgadas a la marea granate para el desplazamiento a Carballiño no sean una excepción sino que, dentro de las posibilidades del club, se conviertan en habituales.

Leo justo antes de publicar esta columna que el Coruxo fija un precio único para el Domingo de 20 € para mayores de 15 años.

Que gran ocasión vuelve a tener el Consejo para dar un paso al frente y facilitar el desplazamiento a los seguidores granates que quieran ir a acompañar al equipo y alentarle sin descanso en un partido en el que vamos a encontrar de todo menos facilidades.

Que bonito sería volver a ver al final del choque esa comunión entre jugadores y aficionados celebrando una victoria trascendental.

Ojalá suceda. Nos va mucho en ello. 

   

   


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