lunes, 9 de enero de 2023

Y la carroza volvió a ser calabaza.

Fue bonito el cuento de hadas en el que ha vivido y soñado el Pontevedra CF a lo largo de las últimas tres semanas.

Los primeros trazos de esa fábula maravillosa en la que se ha visto envuelta la sociedad granate comenzó en la villa andaluza de Algeciras en la que sus jugadores empezaron a mudar su habitual fisonomía y protagonizaron una victoria sin alardes pero importante y sobria que volvía a colocarlos cerca de la frontera de la salvación en la Liga.

Continuó la experiencia onírica días después en Pasarón eliminando al CD Tenerife de la Copa del Rey, en un partido bien jugado. 

Aquel día las gradas se poblaron más que de costumbre dotando de algo de color a la habitualmente desangelada "pista de baile" granate y, además, un pequeño pero rápido jugador senegalés de nombre Libasse Gueye mutó en la primera media hora de juego en una mezcla impactante de Goerge Weah y Sadio Mané para dejar ojipláticos a los allí presentes que se miraban con la boca abierta no entendiendo demasiado lo que estaba ocurriendo.

No obstante, el plato fuerte estaba por llegar. 

El acto central del asombroso cuento navideño que vivía el Pontevedra CF tuvo lugar después del breve parón vacacional de los jugadores recibiendo al RCD Mallorca en una nueva ronda del torneo del K.O.

Como si de aquel legendario baile al que acudió Cenicienta en una lujosa carroza y portando unos deslumbrantes zapatos de cristal se tratase, las gradas del ex vetusto Pasarón lucieron engalanadas igual que aquel salón espectacular en el que la bella Cenicienta y el Príncipe se enamoraron para siempre ante la mirada envidiosa de madrastra y hermanastras de la protagonista.

Cerca de 10.000 personas se reunieron a la ribera del Lérez para alentar al Pontevedra CF superando, por ejemplo, la entrada que se produjo el día en el que se consiguió hace unos meses el ascenso virtual contra la UDS Salamanca.

Claro que ya en ese momento existían indicios que hacían presumir que el cuento podría estar llegando a su fin. Que nada de eso era real. Que volverían las sombras a tapar las luces; las lágrimas a borrar sonrisas y el cemento a reinar sobre el escenario.

La pésima gestión del Consejo de Administración de la institución que volvió a demostrar una vez más que no está preparado para acoger habitualmente tales avalanchas de gente constituyó uno de esos indicios.      

Ni una sola medida adicional para reforzar y agilizar la entrada al estadio fue capaz de tomar la "cúpula".

Las mismas puertas abiertas (una por grada). Los mismos efectivos trabajando (ni un refuerzo siquiera para ayudar a unas personas que capeaban como podían el vendaval que les llegaba sin tener ninguna responsabilidad de la "tempestad").

Todo ello provocó grandes colas en los accesos aún a pesar de llegar con más de 40 minutos de antelación al choque y bastante gente teniendo que entrar ya con el partido disputándose.

Provocó también que muchos abonados tuvieran que "batallar" con otros seguidores que se habían acomodado en sus butacas con entradas al parecer no numeradas sin que ninguna persona contratada por el club apareciese para ayudar a solventar esta clase de situaciones.

Esto último resulta curioso pues en el "macropalco" de Pasarón (que no se encontraba demasiado lleno ese día) si había, como de costumbre, personal que indicaba a cada uno donde debía acomodar sus posaderas (hay clases, ya saben ustedes).  

En definitiva, hubo incluso algún testimonio de aficionado abonado que no puedo entrar a su grada por hallarse llena y se vio obligado a desplazarse a otra.

Síntomas claros de la improvisación de un Consejo que a pesar de ser consciente que se estaban vendiendo un montón de localidades para la eliminatoria, se vio cogido por sorpresa ( vamos a utilizar la versión menos cabreante) y no fue capaz de estar, otra vez, a la altura.

A pesar de todo ello, quisimos seguir viviendo el sueño y más tras comprobar que el equipo volvía a salir corajudo y disciplinado al campo para demostrar que el Mallorca tendría que sudar mucho para estar en el bombo de 1/8.

Y a pesar también de que existían más indicios de que dicho sueño estaba próximo a expirar.

Otra de esas muestras de que el despertador iba a sonar pronto de manera inmisericorde no fue otra que la "desaparición" del "héroe del Tenerife".

Nuestro Mané particular había decidido días atrás hacer "mutis por el foro" y no regresar "al lugar de su leyenda" tras el término de las vacaciones.

A día de hoy no está todavía muy claro que es lo que ha pasado con el peculiar Gueye pero lo que parece claro es que no va a volver a vestir esta camiseta ( o sí, que con la "cúpula" nunca se sabe).

Tampoco la ausencia de la reencarnación transitoria de Weah minó la moral del respetable. Ni las lesiones que afectaron bastante a la capacidad de maniobra para ese partido desde el banquillo.

El caso es que el equipo quiso seguir soñando y nosotros lo hicimos con él durante 90 minutos intensos en los que el Mallorca no logró hacer gol y los 30 restantes de una prórroga que aunque se decidió pronto no afeó el esfuerzo y la imagen mostrada por el Pontevedra CF.

No quiso el que esto escribe aún teniendo este carácter atribulado ya conocido por los lectores de este blog, despertar del sueño y salir del cuento de hadas.

No sé si por la cercanía de Reyes, por la emoción del encuentro ante los bermellones o por lo que sea, lo cierto es que preferí creer que 72 horas después Pasarón reuniría por lo menos a los que allí estuvimos el día del Tenerife o el del Alcorcón o el del año pasado del Adarve.

Que jugábamos una "final" y que cientos de seguidores se habrían enganchado a la aventura del equipo tras verles pelear frente al Mallorca.

Por eso el despertar del sueño fue tan brusco. Por eso ver de nuevo la carroza convertida en calabaza fue tan duro y por eso me llamé a mí mismo de ingenuo para arriba mientras veía como se acercaban los minutos hasta las 7 de la tarde del Sábado ( sin TVG2) y el frío del cemento hacía las veces de alarma mañanera.

Los mismos de siempre. Los mismos. Ni uno más y quizá alguno menos. Esto es lo que hay y habrá que aceptarlo por muy decepcionante que resulte.

A esta situación no se llega de un día para otro sino a lo largo de un periodo de tiempo importante y si bien como ya he escrito alguna vez el último responsable de acudir o no a un evento es el hipotético espectador, tanto tiempo de inacción ayuda claramente a que se produzcan estos desengaños.

Y la alarma siguió sonando ya con el partido empezado. 

Sonó aún cuando el equipo salió bien al partido y pudo marcar casi en los dos primeros minutos.

Sonó cuando se regaló tan pronto el 0-1 en una acción en la que le bastó al Badajoz un saque de portería, una peinada lamentablemente defendida y una flagrante desatención tras ese toque de cabeza para ponerse por delante.

Siguió sonando mientras fallábamos ocasiones claras y permitíamos que un rival que llegaba mermado siguiera ganando.

Se atenuó el pitido con el empate a un tanto y la llegada de un descanso que auguraba una segunda parte difícil por el dantesco estado del ¿césped? pero esperanzadora si no regalábamos más en las áreas.

Y, por desgracia, atronó la maldita alarma cuando el equipo salió dormido y muy parado al campo; cuando en otro balón largo uno de los centrales se hallaba dos o tres metros por detrás de la línea de sus compañeros y el otro permitió contemplativo como un rival se metía hasta la cocina para hacer el 1-2 y terminó por ensordecer mis oídos el resto de una segunda mitad llena de esfuerzo, sí, pero también de impotencia, desesperación y nerviosismo hasta que llegó el final y se consumó una derrota muy grave que nos deja realmente tocados en la clasificación. 

Lo que voy a comentar ahora no es ni una excusa ni un atenuante a una derrota cosechada por nuestra incapacidad para dominar las dos áreas. La del rival no es algo nuevo pues a veces no llegamos y cuando sí lo hacemos (como en la primera parte del Sábado) fallamos como una escopeta de feria y algo más raro es regalar tanto en nuestra propia parcela. Ha ocurrido antes, sí, pero ha habido veces que sí hemos estado bien atrás.

Por tanto, que nadie lo interprete como una excusa pues estaba igual para los dos pero el estado del terreno de juego de Pasaron resulta especialmente vergonzoso e indignante.

Y es que además, esta situación no es de ahora. Es de hace años. De cuando se hizo la reforma y es necesario ponerle solución ya.

Aunque solo sea por imagen. Es muy triste ver como el Pontevedra CF tiene un césped que no sería digno ni de 2RFEF. Y ojo, no solo cuando llueve sino también cuando no llueve, cuando hace mucho frío o cuando hace mucho calor, es decir, casi siempre.

La cruda realidad tras el partido ante el Badajoz, con una calabaza vieja como Ruperta entre las manos y no ya el flamante carruaje del cuento vivido, es que el equipo vuelve a descolgarse en la lucha por la permanencia.

Esa cruda realidad nos dicta que seguimos teniendo tremendos problemas ante el gol y ante el centro o último pase antes del remate final.

Que necesitamos, ya no como el comer, sino como el respirar refuerzos en ataque, tanto en la delantera como en las bandas.

Que se hace imperativo dotar al equipo de más gol (Charles 3, Rufo 1 y Bakero 0) y también de más calidad en el centro y en el uno contra uno en el que solo el capitán Alex Glez es capaz de desbordar a sus pares.

Que llevamos ya 9 días de mercado y se ha dado salida a Ortiz para dar de alta a un defensa, Derik, que llevaba meses entrenando con nosotros y en los que Gueye ha provocado un "sfumatto" de manual.

Estamos pues con un efectivo menos que al principio del mercado mientras algunos rivales (Majadahonda, por ejempo) ya han empezado a reforzarse de verdad.

Hay que quemar las naves. Hay que agotar las posibilidades económicas con las que se cuente para potenciar el ataque de la plantilla.

Deslizarse por este tobogán sin que aparentemente no se haga nada más que mandar besitos, saluditos y silbiditos por aquellos que tienen la obligación de hacerlo no tiene sentido.

Esta categoría no esta encuadrada dentro del fútbol profesional pero es profesional. Y como tal hay que comportarse. 

"Los de siempre" que siguen siendo más de 2.000 merecen algo más que ver como el equipo se despeña y vuelve otra vez a la cuarta división.

Merecen por lo menos que se intente. Que se busquen formas de mejorar el equipo. Que se sea rebelde ante un descenso horroroso. Que se les respete poniendo toda la carne en el asador para no ver de nuevo al Pontevedra CF en una categoría insoportable.    


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