lunes, 17 de abril de 2023

Provocación injustificable

Cada abonado, cada simpatizante, cada seguidor del Pontevedra CF tendrá sus razones para identificarse en mayor o menor medida con este equipo.

Todas serán válidas, todas dignas de respeto y todas perfectamente legítimas.

Y precisamente por lo anterior, porque cualquier motivo que lleve a una persona a acercarse los Domingos al estadio o incluso simplemente a seguir el resultado del Pontevedra con interés desde su casa, desde una playa o desde cualquier otro sitio, es un motivo suficientemente importante para que esa persona concluya que su equipo es el Pontevedra CF, en esta columna de"En clave granate" este atribulado y a pesar de las horas transcurridas todavía indignado bloguero , necesita contar el porqué el partido del Sábado pasado supuso una de las mayores humillaciones que ha expermentado desde que se siente seguidor del Pontevedra CF.

Alguien podría pensar que esa humillación y ese cabreo gigante se debe al injustificable encuentro jugado por los granates que en otro día clave para su futuro fueron vapuleados y zarandeados cruelmente por un rival superior en todas las facetas que existen en este juego.

Es evidente que sí, que este 1-5 demoledor y justísimo pesa en el corazón como un lastre de mil kilos que te arrastra al fondo de un océano futbolístico y que a fuer de ser sinceros la entidad se ha merecido desde antes incluso de que terminase la campaña anterior.

Me resulta inexplicable la imagen que ofreció un equipo que en los tres partidos anteriores en casa había competido y ganado las tres veces estirando un poco este chicle (quizá ficticio) de la ilusión por salvarnos cuando parecía que el descenso sería un hecho a mediados de Marzo.

Todo eso duele, como no va a doler. 

Ver a nuestros jugadores completamente rebasados, corriendo sin orden y concierto, con unas líneas sin la más mínima cohesión y recibiendo goles cuales puñetazos inmisericordes que un peso pesado estuviera propinando a un peso mosca que no sabía ni por donde le venían los golpes.

Triste y cabreante, por supuesto que sí.

Ni siquiera con ese gol de Brais antes del descanso pudo el Pontevedra marcharse al vestuario con algo (siquiera un hálito) de vida y armarse entre cuatro paredes para, por lo menos, morir metiendo al rival en su campo y apretar aunque fuera con las balas de fogueo con las que por culpa de una dirigente que va camino de convertirse en una de las peores de la historia de la entidad, cuenta el equipo desde el mes de Agosto pasado.

Todo ello, la goleada terrible y la rendición sin condiciones casi desde el principio de un equipo cuyo timón al banquillo fue incapaz de cambiar absolutamente nada en busca de un giro en el partido, claro que ya de por sí fue humillante y muy duro por las evidentes consecuencias de la derrota.

Sin embargo (y en este instante vuelvo a a hablar de las razones que a un seguidor le llevan a identificarse con un equipo de fútbol y, en este caso, las mías), lo que no me esperaba en ningún caso, lo que no entraba dentro de mi imaginación por muy calenturienta que estuviera siendo viendo el desastre de partido que estábamos haciendo, es que se me provocara directamente a falta de poco más de un cuarto de hora para el final del choque.

Por que sí. 

El cambio, con el 1-5 ya campando en el marcador, de Libasse Gueye en el minuto 72 lo considero una auténtica provocación gratuita, barriobajera y que no se merece en ningún caso aquella parte (muy mayoritaria a la luz de la reacción de la gente) de la afición que no quería ver más a este futbolista vestido con la camiseta de su equipo.

No hay motivos que justifiquen la actitud de Señor al efectuar este cambio.

El partido estaba completamente decidido. No existía siquiera (al no ser rival directo el Mérida) el argumento de tratar de reducir distancias para igualar algún average desfavorable.

El equipo estaba desangrándose en el césped y la afición que mantenía la ilusión (en gran parte por las propias actuaciones del equipo en Pasaron) se desangraba con él sumida en la tristeza, en la desesperación y el enfado.

A que demonios vino, por tanto, esa sustitución indigna, infame y constitutiva de una provocación en toda regla de un entrenador que decidió meterle todavía más el dedo en el ojo a la gente ya suficientemente insultada en los últimos tiempos desde dentro de la entidad?.

Es que no lo puedo entender. Es que no me cabe en la cabeza.

Por un lado, pienso es que es posible que Señor no fuera consciente de la postura de buena parte de la afición con respecto al tema Gueye. 

No me parece excusa esto pues un técnico que se precie esto tiene que saberlo, tiene que palparlo y tiene que respetarlo. Si desde arriba dicen que este es un jugador más, se acata, se le acoge en los entrenamientos pero no se le saca a falta de un cuarto de hora de un partido importantísimo ya decidido para enardecer el ánimo de una afición que, insisto, no se merece tamaña aberración.

Por otro lado, prefiero ni pensar demasiado en la otra opción. Y esa alternativa es que Señor era perfectamente consciente de la situación y que por hacer un absurdo guiño a los de arriba (entiéndase, a la Presidenta y al Consejero que no vino a vender vallas sino a ponerlas en el camino) sacó al jugador sin importarle lo más mínimo faltar al respeto a la gente.

Muchas veces he dicho y escrito que el Pontevedra CF, que la afición del Pontevedra CF está sola y hechos como este me reafirman de una manera contundente en esta opinión.

Cómo es posible que se efectúe este relevo sobre el campo en las condiciones que se estaban viviendo en ese momento? ¿Cómo se puede dilapidar en un instante todo el crédito (que no era poco) que había acumulado Señor en los partidos por lo menos jugados en casa?

Por supuesto, en la rueda de prensa sin un ápice de disculpa o de reconocer que había cometido un gran error. 

No, no. Todo lo contrario. Justificaciones futbolísticas al cambio (en vez de ofrecer las que importaban que no eran otras que las razones por las que el Mérida pasó por aquí como un vendaval jugando con nosotros como si fuéramos un muñeco de trapo) y apelaciones a que quien pitaba era "esa parte de la afición".

Quien hablaba en rueda de prensa ? Hablaba Señor? Lo hacía el consejero experto en marketing y en dimisiones ficticias? ¿Lo hacía la Presidenta del Consejo?

Lamentable. Absolutamente lamentable.

Solos ante faltas de respeto o directamente provocaciones como esta, una vez más.

Solos cuando un medio como la rtvg se atreve a lanzar un tweet diciendo: "Sandoval súmase a festa marcando o quinto do Mérida".

Y yo me pregunto, queridos amigos da rtvg. Qué fiesta? Qué puñetera fiesta disfrutaba el equipo gallego que jugaba el partido que estabais comentando? 

Está muy bien que llevéis como comentarista a un "granate de toda la vida" como Roberto Lago (curiosamente con el Racing, Celta B o Deportivo no hacéis lo mismo).

Está muy bien que cada vez que íbamos a jugar (muy pronto lo haremos de nuevo, por cierto) con el Bergantiños, el Compostela o el Coruxo, nos quedábamos con la impresión de que Pontevedra era una provincia de Castilla la Mancha.

Ahora, por favor, cortaros un poco a la hora de publicar tweets tan vomitivos como el anterior.

¿Respuesta de la entidad ante cosas como esta? Ninguna, cero, boca cerrada.

Total, qué importa si ellos mismos provocan y menosprecian a su gente desde dentro?. Si lo hacen desde fuera solo queda, aún por encima, aplaudir con el silencio.

Solos, insisto, solos a pesar de que algunos versos sueltos tratan de combatir tanta iniquidad, tanto conformismo y tanta desverguenza vertida desde el Consejo, gastando su tiempo en espacios ofrecidos en internet en los que, desde un indiscutible amor al club, se dice lo que no se escucha en ningún otro sitio y que acabarán (yo creo que ya está pasando) en convertirse en referencia de la información y el debate granate a pesar de las limitaciones que se les ponen desde la propia entidad.

Soy consciente deque hay aficionados que defienden la idea de que no se debe pitar a Gueye y que no jugó mal los minutos de los que dispuso frente al Mérida.

Como ya he dicho al principio de este escrito, lo respeto. Su opinión es legítima. 

Ahora, para el que esto escribe que Gueye haya jugado mejor o peor esos minutos carece de cualquier trascendencia. Y opino también que cuando llegue el día en que la opinión mayoritaria sea que conductas como las de senegalés deben ser naturalizadas por la afición, ese día estaremos todavía más cerca de lo que ya estamos ahora de la defunción de una entidad que debería conservar intacta su dignidad independientemente de la categoría en la que milite.

Se puede perder, claro. Se puede ser goleado, claro. Se puede descender, claro.

Pero lo que no se puede es perder la dignidad y el orgullo como institución, como foco en el que deseen mirarse las nuevas generaciones a la hora de elegir el Pontevedra como forma de vida. 

Con la propiedad actual mirar al futuro con optimismo es una utopía.

El Pontevedra seguirá encarcelado en una sala oscura, desprovista de cualquier ventilación y de espaldas al exterior.

¿Será alguien capaz siquiera de intentar un rescate? 

  

       

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