lunes, 8 de mayo de 2023

Entre "Libasses, "Gonzas" y humillaciones constantes.

 No hacía falta ser Nostradamus para para adivinar lo que pasaría en Talavera si el Pontevedra CF no salía al terreno de juego con unas mínimas hechuras de equipo serio.

La semana pasada en este mismo espacio exponía la opinión de que lo ofrecido ante el Sanse (especialmente en la primera mitad) y en la gran mayoría de los últimos 9 desplazamientos realizados, no sería suficiente para salir airosos de El Prado y continuar con vida una semana más.

Repito, no hacía falta convertirse en el famoso profeta anteriormente citado (ni siquiera en Aramís Fuster o en Carlos Jesús el de Raticulín) para predecir que si el equipo no mejoraba, la única conclusión posible es que tendría poco que hacer en el campo del colista.

No hay más que leer las declaraciones de algunos de los futbolistas tras el choque para concluir que la primera parte volvió a ser un auténtico desastre en la que se encajaron dos goles que pudieron ser cuatro.

Incluso alguno de esos jugadores (o por lo menos en la transcripción que aparece hoy en prensa de sus palabras) llegó a decir sin ambages y florituras que el partido se había planteado muy mal. El autor de esas palabras, Yelko, debe tener una relación con el entrenador que convierte en menudencias la que tenían hace tantos años Angela Chaning y Chase Gioberti entre aquellos inolvidables viñedos americanos de Falcon Crest.

Claro que una cosa es que a este atribuladísimo bloguero no le sorprendiera demasiado que el Pontevedra acabara cayendo otra vez derrotado lejos de casa, y ello aún a pesar de lograr empatar el partido a dos goles antes de que todas las costuras precariamente parcheadas con ese empate volvieran a saltar por los aires.

Eso, insisto, es una cosa.

Y otra cosa es que ni siquiera este columnista aficionado, resignado ya hace algunas semanas a que su equipo vuelva a transitar por la tercera división antigua que es la 2RFEF, podría imaginarse que junto a otra dolorosa derrota volviera a producirse otra provocación intolerable y asquerosa que no se merecen en ningún caso los aficionados del Pontevedra CF, ni los que fueron a Talavera (desde aquí mi admiración absoluta hacia ellos) ni los que nos quedamos en casa.

No se puede interpretar de otra manera la entrada al campo de Gonzalo Bueno al campo en el minuto 92 y ya con 4-2 en el marcador, como otra "metida de dedo en el ojo" por parte del entrenador a la gente.

Si la entrada de Gueye el día del Mérida en casa perdiendo 1-5 significó meter la mano en la herida y hurgar en ella con denuedo y sin ninguna clase de piedad, sacar a Gonzalo en esas condiciones significó, otra vez, abrir una cicatriz no consolidada del todo para retorcer de nuevo la herida por puro capricho y un "ensañamiento" inexplicable.

Vaya por delante que el futbolista no tiene la culpa absolutamente de nada.

Es más, al que esto escribe le habría encantado que este jugador llegado a mediados de Febrero y que estaba en paro, hubiera aportado y mejorado la velocidad y calidad del grupo por las bandas y que su presencia le hubiera dado un plus a la plantilla.

Eso es aparte. Al jugador le hacen una oferta y la acepta, a buen seguro, con toda la ilusión del mundo.

Ahora bien, un tema diferente es quien le trae pensando en que reforzaba algo para luego no jugar más que un minuto tres meses después de su llegada cuando el descenso ya es virtual o quien le hace debutar de esa manera para dar la impresión de que se está riendo de todas esas personas que hoy lloramos y penamos por un descenso que ya resulta inevitable.

Muchas veces se dice que descender siempre es muy duro pero que hay formas y formas de hacerlo.

La que ha elegido el Pontevedra CF no puede ser más cruel para la gente que todavía le quiere.

A los lamentables resultados cosechados fuera de casa, (siete puntos, SIETE, en toda la Liga cuando solo queda una salida) se unen estas decisiones absolutamente indefendibles, completamente vergonzosas que por lo menos al que esto escribe le sumen en una indignación y un estupor de dimensiones gigantescas.

¿Qué demonios está haciendo Gueye aquí después de su "espantada," que además llegó justo cuando el equipo parecía reaccionar por lo menos en casa con Señor? 

¿Cómo es posible que Guadalupe Murillo permitiera que este chaval (que tampoco es culpable del descenso pero alrededor de cuya figura el Consejo ha vuelto a demostrar que poco o nada le importa la imagen de esta institución) volviera a vestirse la camiseta granate? 

¿Cómo es posible aquella sustitución frente al Mérida que acentuó muchísimo el disgusto que ya tenía la afición de Pasarón?

¿Cómo puede mandarse a Calahorra en el mercado de invierno a un jugador adaptado aquí, renovando además su contrato antes por una temporada y no traer en ese mercado a nadie para sustituirle?

Cómo puede traerse 15 días después del fin de ese mercado a un futbolista en paro que no había jugado nada desde que llegó, hasta el minuto de ayer cuando han transcurrido casi 3 meses desde entonces?

Cómo puede hacérsele debutar el día en que te vas virtualmente a 2RFEF en el minuto 92 y palmando 4-2, coincidiendo además con una muy buena pregunta de un periodista local dos días antes sobre él contestada con displicencia y desgana por el entrenador?  

Por qué Señor que al llegar parecía un maestro zen, un preparador personal de Daniel Larruso en "kárate kid", un "Sidartha" convencido en aumentar la confianza, la moral y demás historias,  poco a poco ha mudado en una serpiente de dos cabezas por las que parece que hablan Murillo por una y Feáns por otra?

El descenso es un fracaso absoluto, sí. 

Pone de manifiesto el deterioro que a todos los niveles está experimentando un Pontevedra que no es capaz de sostenerse en la tercera categoría nacional por muchos 40 equipos y no 80 que la compongan. 

Se ha elaborado una plantilla de 2RFEF para jugar en 1RFEF y lo normal, lo lógico, es que su destino sea retornar a la categoría de la que llegó.

Se ha jugado toda la campaña con los mismos que la pasada, más Borja y Bastos. El primero no ha sido sino la sombra del que conocimos en 2019 y el segundo empezó muy bien pero luego, tras su lesión y con el equipo ya en barrena, adaptó su rendimiento al resto.

No se quiso rectificar en invierno, es más, se empeoró la situación y pasamos a tener todavía peor plantilla en un caso que no debe tener demasiado parangón en el fútbol español.

Todo eso es cierto. 

Pero también lo es que esto es un deporte, que los descensos existen y que debemos aceptarlos aunque nos duela y nos corroa tanta incompetencia y tanta incapacidad para confeccionar un Pontevedra CF serio.

Lo que no es aceptable ni justificable ni puede entrar dentro de cabeza humana es que además de bajar te humillen, se rían en tu propia cara y te provoquen desde dentro.

No solo Lupe Murillo debería tomar la decisión de marcharse por los motivos deportivos que han llevado hasta el descenso sino que también debería hacerlo por permitir y tolerar que a la que debería ser su gente (dudo que ella nos considere así) se la tome el pelo de esa forma.

De hecho, ella tiene a Feáns de lugarteniente, ella permitió aquellas 6 jornadas con Toni de técnico y ella trajo a un Señor cuyo comportamiento está dejando mucho que desear.

Y sí.

Antes de terminar lo diré.

Ya sé que todavía no es matemático.Ya sé que hay que seguir persiguiendo la quimera.

Ya sé que ganando los 3 que quedan ( madre mía) y hasta cuatro de nuestros rivales no ganan casi nada, todavía sería posible.

Ya. Ya lo sé. 

Lo que también sé es que Cacharron (uno de los pocos que han estado más o menos al nivel este año) es claro también en la prensa. "Estamos ante una misión imposible", declara hoy el guardameta en Diario de Pontevedra.

Pues ya sabemos lo que hay que hacer entonces. 

Llamemos a Tom Cruise. Que se vista de Ethan Hunt y a por todas. 

  

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