lunes, 5 de febrero de 2024

De Iago, Gueye y un contexto complicado

Este atribulado bloguero cree conveniente empezar esta columna con tres verdades difícilmente cuestionables.

La primera, el estado del terreno de juego de Pasaron perjudica mucho más de lo que parece al juego y a las intenciones del Pontevedra CF.

La segunda es que el equipo sigue demostrando en determinadas fases del partido periodos de excesiva complacencia o condescendencia que acaban pagándose con goles en contra y más nervios de los aconsejables.

Y la tercera es que bastante gente que va a Pasaron ( frente al Cayón más de 2.500 personas que siguen siendo pocas pero bastantes más de las que iban a principio de Liga), se da cuenta de las ocasiones en los que su equipo "mamonea" y le regaña con alguna pitada como la que le dedicó ayer mediada la segunda parte y que no pasó precisamente desapercibida.    

Hablemos de la primera, el calamitoso estado del césped del coliseo granate.

Fracasada definitivamente la actuación del pasado verano en el sentido de evitar que el campo experimentase este deterioro durante buena parte del otoño e invierno, es en esta época del año en el que las dificultades para evolucionar sobre la hierba son más intensas.

El campo está seco, con mucha arena todavía e incluso blando en bastantes zonas de su superficie. Según parece, no se le puede aplicar demasiado agua todavía y eso provoca que el balón, no solo siga botando cual liebre delante de una partida de galgos, sino que tampoco se deslice con la debida rapidez haciendo más complicado todo y más para un equipo que quiere basar su juego en la posesión continúa pero también en la profundidad y verticalidad en los últimos metros.

Esto es así y negarlo resultaría  absurdo pues ya son muchos años y muchas temporadas con esta evolución cíclica del césped de Pasarón.

Resulta comprensible, por tanto (al menos para el que esto escribe) que el Pontevedra encuentre más dificultades para dar velocidad a su juego; para desarbolar las defensas contrarias y deslumbrar como lo hizo a principios de campaña.

Sí, es cierto que también influye la lógica evolución de la competición, el menor margen de error de todos los equipos y el mayor conocimiento que todos van teniendo de las características de sus rivales.

Ahora bien, existiendo esas razones  adicionales, el campo nos hace daño pues esta plantilla está diseñada para llevarse bien con el balón, acariciarlo y pasearlo cual animal de compañía y no para tener que domarlo como Angel Cristo rodeado de sus leones y demás fieras salvajes.

Por eso que al equipo le cueste más hacer ocasiones de gol entra dentro de lo normal. 

Ahora bien, como ya ocurrió en otras ocasiones ya estando el campo así o peor, el equipo a base de esa posesión (más sucia y lenta, por las circunstancias que se están exponiendo) acaba por encontrar el camino del gol y a encaminar el partido a su favor.

Ayer fue primero Dalisson el que pudo marcar y el que lo hizo minutos después fue Rufo tras una bonita jugada entre Yelko y Bastos, un error en el salto de un defensa y una maniobra meritoria del pichichi del grupo que controló primero y tras bote conectó un gran disparo para hacer el 1-0.

Hasta aquí todo más o menos normal.

Sin embargo, entra en este momento la segunda verdad enumerada más arriba.

El Pontevedra, y no es la primera ni la segunda vez últimamente, entra tras poner el marcador a su favor en un periodo no se sabe si de relajación o de comodidad tan excesiva que se olvida de seguir controlando el juego, aunque sea con las dificultades que el césped provoca, y empieza a echarse un poco para atrás dejando más pelota a su rival al mismo tiempo que ralentiza el juego de una manera llamativa.

Son unos minutos en los que el Pontevedra deja de jugar en campo rival a través de la tenencia del balón pero en los que tampoco adopta la clara intención de hacerse fuerte atrás y buscar decididamente el juego a la contra.

Cuando tiene la pelota la frena literalmente e incluso la pierde a veces de manera fácil e incluso condescenciente y además no dota a su juego sin balón con la agresividad y contundencia necesaria para cerrar los caminos hacia Edu.   

Es cierto que ayer el gol llega casi por "accidente". Ni siquiera es un tiro a portería sino que se produce a través de un centro que se envenena y acaba superando a Edu Sousa por el amago del punta que no llega.

 Ahora, también es verdad que ni se presionó bien al centrador ni se ató como es debido al jugador que casi llega al balón y que el equipo llevaba ya bastantes minutos "mamoneando" sobre el campo.

Se marcó pronto tras el descanso  en un lanzamiento de falta de Yelko desviada por la barrera pero tampoco eso varió demasiado el guión con el que había terminado el primer tiempo.

El Pontevedra siguió jugando muy lento y sin saber muy bien a qué hacerlo. Se jugaba en corto en zonas de riesgo como nuestra propia área pequeña pero luego se enviaba el balón largo que casi nunca acababa en segunda jugada ganada. Se dejaba el balón al Cayón pero luego no se atacaban los espacios con decisión.

Y  en ese momento llegó la pitada que fue importante y llegó de más de una grada del estadio.

Iago hizo mención a la misma en la rueda de prensa posterior y es evidente que no le gustó demasiado.

No obstante, la interpretación que se debería hacer de esa música de viento debería ser aquella que encuentre el motivo en que la mayor parte de la afición, sino toda, es perfectamente consciente de que se ha hecho una plantilla buena para la 2RFEF pero que a la indudable categoría de muchos de nuestros futbolistas se le debe unir también esa concentración e incluso un punto de agresividad que a veces parece que se difumina o por sentirse mucho mejores o por marcharse de vez en cuando de los partidos.

Esos pitos significan, en opinión del que esto escribe, que la gente sabe que hay equipo para quedar primeros y que en casa ante el Cayón, por muy mal que esté la hierba y por mucho que también se juegue el rival, hay que demostrar más autoridad.

Creo que Iago es el primero en saber que cuando el equipo da esfuerzo la gente se lo agradece y lo lleva en volandas pero la exigencia de una entidad como esta también está ahí y es mejor que a veces se manifieste de esta forma y no se caiga en esa insoportable apatía que también hemos experimentado no hace mucho. 

No fue a raíz del primer doble cambio (Borja y Alex por Bastos y Dalisson) cuando empezó a cambiar la cosa.

Realmente el guión mudó bastante con el segundo doble relevo que provocó la salida del campo de Chiqui y Mayo y la entrada de Toño y Gueye.

El Pontevedra, en ese instante, asumió que debía esperar definitivamente al Cayón y machacarle a base de contragolpes cada vez que el rival intentara volcarse.

Y así se hizo.

Ya antes Borja pudo marcar de un gran disparo desde fuera del área y angulado que reventó el larguero pero luego llegaron más ocasiones y varias de ellas generadas por cabalgadas de Gueye y que o bien fueron desbaratadas por el portero cántabro o bien por el desacierto en ese último pase que convierte una ocasión en gol.

De Gueye se hablará a continuación pero en esos últimos 20 minutos de juego, el Pontevedra sí volvió a ser superior jugando claramente al contragolpe aunque no sentenciara casi hasta el final con el tercero de Rufo y el cuarto de un Carlos López que había sustituido a Yelko y que ya lleva 3 goles en los pocos ratos que ha salido.

Gueye? Al salir fue otra vez recibido con muchos silbidos y luego, sobre la hierba, cuajó una buena actuación aprovechando ese guión de partido que era ideal para sus características explosivas y de velocidad.

Todo lo que pasa con Gueye parece salido de una buena novela de suspense.

De esas en las que existen giros inesperados de argumento y diferentes sorpresas te llaman mucho la atención mientras pasas las páginas.

Recordemos.

Sorpresa fue su partidazo ante el Tenerife en Copa que resultó decisivo para pasar de ronda.

Más sorprendente fue todavía su fuga el día después por razones no del todo explicadas.

Como sorpresa se puede calificar también su primer regreso del que nos enteramos por medios ajenos al club y su alineación 15 minutos en aquel partido frente al Mérida en el que nos estábamos desangrando y perdiendo 1-5.

Luego acabó la temporada y otra sorpresa. No se sabe que pasa con Gueye. Tenía contrato pero ni estaba en Julio con el primer equipo ni con el filial.

No muy lejos del final de año, otra sorpresa de la novela. También por medios ajenos al club, nos enteramos que llevaba días entrenando con el B. Luego empieza a jugar con el filial y es clave para ganar un par de partidos.

Se le pregunta hace poco a Yago por el jugador y a pesar de que el técnico comenta que no le conocía mucho y que le gusta lo que ve en los entrenamientos, en principio, iba a seguir con el filial.

Y la sorpresa final se produce en el día de ayer en el que no acude a Viveiro con el B, es citado con el primer equipo y juega, bien insisto, 20 minutos ante el Cayón.

Mi opinión al respecto es clara. Confieso que aquel funesto día frente al Mérida la indignación que sentí con la decisión de Señor de sacarlo al campo fue muy grande. Comprendí los pitidos al chaval y creo que todos supimos que Señor (aún a pesar de cumplir ordenes del club) estaba sentenciado. 

A día de hoy también creo que la culpa ya no la tiene el chico. 

Dio en su momento una rueda de prensa pidiendo disculpas. Se le pitó con razón de forma casi unánime el día del Mérida y a día de hoy, solo él con su rendimiento y demostrando que ha entendido lo que significa este escudo y esta entidad podrá dar la vuelta a la situación y que cada vez más gente o se calle o incluso le aplauda antes de pitarle.

Más responsabilidad en la actualidad tiene la entidad que el propio jugador.

Ese secretismo en todo lo que rodea su caso. Tener que enterarse por medios externos de sus regresos, no saber que pasó con aquel expediente que se le abrió....

Creo que Gueye, insisto, debe cumplir su penitencia sobre el césped y conquistar a la gente con su fútbol pero la gestión de la entidad de este tema sigue siendo muy deficiente.

Salta la noticia (aunque los rumores ya eran insistentes en los últimos días) que el proceso de ampliación de capital de la entidad ha sido declarado nulo por un Juzgado de lo Mercantil de Pontevedra tras las demanda del grupo opositor al Consejo.

Otra vez defectos de forma que parece (no es firme la resolución pues cabe recurso) vuelven a lastrar al Pontevedra por no hacer las cosas como se debe.

Otra demanda de este grupo "fantasma" que no aparece en público nunca, del que no conocemos proyecto alguno si es que lo tiene pero que aprovecha las "chapuzas" del  Consejo para sacar partido.

En medio? El Pontevedra CF que sigue navegando en los sótanos del fútbol español cuando el potencial de esta entidad debería provocar que estuviera bastante más arriba.

En fin, en Guijuelo se defenderá por tercera vez el liderato. Las dos primeras sin éxito.

¿La tercera será la vencida?

   

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