Esta última semana
hemos escuchado a nuestro entrenador referirse siquiera indirectamente a la
“liga” en la que debe encuadrarse el Pontevedra CF.
No es malo leer ni
escuchar al técnico del Pontevedra.
Primero porque habla
con educación y al margen de poder estar o no de acuerdo con sus argumentos,
lejos de “agredir” con sus palabras lo que hace es transmitir de forma mesurada
sus pensamientos con los que se podrá o no convenir.
Y segundo ( y todavía
más importante) porque sus inmediatos superiores no se dignan a comparecer por
propia iniciativa a dar explicaciones cuando el Pontevedra no marcha sobre el
césped y en aquellas pocas ocasiones en las que son preguntados sus respuestas
no hacen sino provocar un levantamiento pronunciado de cejas en aquellos
aficionados granates medianamente informados.
Decía pues (y repito)
que leer en los periódicos o escuchar en alguna emisora a Luismi Areda volcar
sus reflexiones sobre su equipo y analizar el futuro más inmediato resulta muy
positivo y no rompe por completo ese hilo que durante la semana debe unir a la
masa social con su equipo y que algunos otros en el club están empeñados en
romper.
En los días posteriores
al partido disputado frente al Celta B el ex jugador y ahora técnico granate
razonaba que el punto logrado ante el filial olívico no era malo debido a que
se trata de un equipo de arriba y todo lo que sea puntuar aunque sea “de a uno”
contra esas escuadras debe verse como algo meritorio. Eso sí, a continuación
seguía Luismi diciendo que ganando a los equipos de “nuestra Liga” y empatando
contra los “grandes” haríamos una muy buena campaña.
Es evidente que esa
circunstancia no se está dando. Y no se da pues ni Unionistas, Navalcarnero, Valladolid B ni Internacional
están o estaban llamados a ocupar los primeros puestos de la tabla y a ninguno
de ellos se ha ganado. Por el contrario, al punto del Celta sí se une la
victoria conseguida a ultimísima hora frente a la Cultural que cuenta con el
mayor presupuesto del grupo.
Pero al margen de esta
incuestionable realidad (no se ha ganado ni a uno de esos equipos presuntamente
integrantes de “nuestra competición”) en lo que me gustaría hacer hincapié es
en el hecho de que no se sabe muy bien cuál es la Liga en la que debe
encuadrarse el Pontevedra.
No han sido nunca desde
que han llegado (salvo la temporada en 3ª) demasiado claros los máximos
responsables de la entidad a la hora de establecer los objetivos deportivos de
nuestro equipo.
Generalmente se
despachaba la cuestión con la máxima de “mejorar lo hecho la temporada
anterior” y “Santas Pascuas, Aleluya.”
Esta situación se ha
acentuado claramente en la presente temporada y ya ni esa manida frase hemos
escuchado en boca ni de la Presidenta ni del Director Deportivo.
Solo de los labios del
técnico (que cumple con su obligación de atender a los medios y transmitir sus
inquietudes, ideas e ilusiones, consciente de que los receptores de sus
declaraciones son los aficionados del club al que entrena) podemos extraer alguna conclusión acerca de
las aspiraciones este año del Pontevedra CF.
De esas apelaciones a
“nuestra Liga” realizadas por Luismi como si fuera otra diferente a la que se
mueven Cultural o Celta B parece deducirse que las latitudes en las que el
equipo prevé moverse en esta temporada no son precisamente las situadas más al
norte de la clasificación y que mejor nos iría si nos mentalizáramos de ello y
descartásemos la posibilidad de emular la campaña 16/17.
Siempre he dicho que
los objetivos los deben marcar los gestores del club pues son ellos los que
conocen el panorama económico de la institución y los que en teoría deben
modular las aspiraciones del equipo teniendo en cuenta siempre que esto es un deporte y no una ciencia
exacta como las matemáticas.
Si el Consejo de
Administración marcase en los prolegómenos de la competición por donde entiende
que el equipo debe moverse, los abonados y restantes seguidores sabríamos a qué
atenernos y cuáles serían las exigencias legítimas para con la plantilla y
cuerpo técnico.
No se trata de salir
sin ambición y con renuncias desde el principio pero de esta forma todo el
mundo sabría mejor a qué atenerse.
Por ejemplo, el
Atlético de Madrid sale con el objetivo principal de conseguir la tercera
plaza. Eso no significa que los rojiblancos no aspiren a “mojarle la oreja” al
Real Madrid y al Barcelona si les sale un temporadón y estos flojean un poco. Y
tampoco obsta a que si la temporada sale algo “rana” no se pueda considerar
soportable hacerse con la cuarta plaza que también proporciona acceso directo a
la Champions, por debajo de eso se podría hablar de fracaso deportivo.
Otro ejemplo, para el
Huesca quedar decimoséptimo es todo un éxito pues la salvación es el único
objetivo para el equipo aunque si se alinean todos los astros del universo y
pudieran echar mano de la séptima plaza no la iban a tirar por la borda.
En el Pontevedra hacer
reflexiones como las anteriores resulta imposible desde hace tiempo.
No sabemos cuáles son
nuestras aspiraciones reales. No sabemos con qué clasificación el Consejo
estaría satisfecho con la campaña. No sabemos con qué intención deportiva se ha
configurado la plantilla.
Lo que sí sabemos, por
ejemplo, es que Berrocal no vino la Liga pasada con un contrato de dos
temporadas a cambio de un bocadillo de mortadela y también conocemos que este
mismo verano un jugador con el currículum de Arruabarrena no se ha instalado en
Pontevedra por un queso de tetilla y una mermelada casera.
Por eso que el
entrenador comparezca ante los medios y reflexione sobre el equipo es muy de
agradecer porque además de mantener ese hilo al que antes aludía nos permite
leer entre líneas y hacernos una idea sobre lo que nos puede deparar el futuro.
La imagen ofrecida en
casa ante Valladolid y Celta no ha sido buena sino todo lo contrario y quizá
algunos piensen de forma legítima que obedece a una cuestión de falta de acoplamiento
y que con el paso del tiempo aparecerá el equipo colectivamente y algunos de
los nuevos jugadores comiencen a brillar más en el aspecto individual.
Ahora bien, es posible
que muchos otros también de forma legítima puedan empezar a pensar que esa
imagen responde a las posibilidades reales de la plantilla con la que se cuenta
y que el margen de mejora es pequeño.
Como los máximos
responsables de los fichajes no hablan tendremos que seguir conformándonos con
extraer nuestras conclusiones de las palabras del técnico y de las actuaciones
sobre el césped de unos jugadores cuyas posibilidades reales siguen siendo una
incógnita.
Hace meses el consejero Millán contestó a un aficionado a través del Facebook del club asegurando textualmente que el equipo y los fichajes iban a ser muy ilusionante.si ahora es ilusionante tener como único objetivo no perder la categoría,apaga y vámonos.
ResponderEliminarCon un delantero que mete goles y un par de partidos sin recibirlos se ven las cosas de otra manera...
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