lunes, 15 de octubre de 2018

Empate a nada con extravagancia incluida.

He intentado no comenzar esta entrada del blog con la extravagancia, rareza u ocurrencia (que diría el otro) del partido jugado ayer.
Pensando en como diseñar este escrito puedo asegurar que he intentado por todos los medios refugiar en un cajoncito al fondo de mi mente el "fenómeno extraño" vivido ayer en Pasarón.
Inmerso en el ya legendario e insoportable insomnio del Domingo noche, razonaba que podría resultar mejor empezar la entrada resaltando la tercera jornada seguida sin encajar un tanto y el buen hacer defensivo del equipo que acabó por minimizar casi por completo el desempeño ofensivo de la Ponferradina.

Sin embargo, entre puñetazo y puñetazo a una almohada rebelde y el subir y bajar continuo de un edredón que a veces faltaba y otras sobraba, decidí que me sería imposible no citar desde el principio la anomalía incluida en la alineación granate a la que todavía no encuentro explicación a pesar de las horas transcurridas desde el término del choque.

Berrocal de medio centro posicional y primer receptor del balón en corto en aquellas ocasiones en las que Edu no optaba por enviar la pelota larga en pos de la velocidad de Alex Glez o bien la envergadura de Arruabarrena.
Esa fue la sorpresa del "once" inicial de ayer y en mi opinión la gran noticia del encuentro a pesar de que el "suceso" pasó desapercibido en la rueda de prensa posterior al partido en la que no se formuló pregunta alguna al respecto.
Vaya por delante que no se cuestiona en este blog la entrega y dedicación del jugador que como en él es habitual entregó las fuerzas que llevaba dentro y trató de cumplir con la misión encomendada durante el partido por mucho que dicha tarea resultase absolutamente desconocida o incluso absurda.

La acción más repetida ayer por Berrocal fue la siguiente: Pase de Edu a escasos metros de nuestro área y devolución hacia atrás de un delantero ( o ex delantero, ya no se sabe) cuya falta de confianza en esa labor resultaba bastante evidente. Un pase horizontal  y ninguna incorporación al ataque al margen del balón parado fue el bagaje ayer de el experimento en la alineación del Pontevedra CF.
Vuelvo a insistir en que Jesús Berrocal se dejó todo sobre el césped y que en ningún caso se duda de su implicación para con el grupo pero debo confesar que hacía muchos años que este atribulado bloguero no se quedaba tan anonadado con un movimiento así en una alineación granate y por muchas vueltas que le doy a la cabeza todavía no soy capaz de deducir que se buscaba (si es que se buscaba algo) y la ventajas que para el equipo tuvo ayer la presencia de Berrocal en esa posición.

Como quiera que nos enterábamos en el mismo campo de la lesión muscular de Alex Fdez, se me ocurren hasta cuatro combinaciones (sin contar ya con Alex) que habrían resultado menos chocantes que la elegida por Luismi y todas ellas sin cambiar ese sistema de 4-2-3-1 desplegado ayer por el Pontevedra.

De esas cuatro posibilidades, dos serían más defensivas. En una de ellas aparecería Jesús Barbeito junto a Kevin Presa y en otra de ellas sería A.León el acompañante de Kevin con la entrada de Campillo atrás.
Las otras dos serían más ofensivas (aunque parece que esas opciones, las más alegres, las reserva el técnico para jugar fuera de casa). A saber, o bien Mouriño podría haber oficiado de mediocentro o bien Romay podría haberse ubicado en esa posición.

Ninguna de esas cuatro opciones fue contemplada y lo que pudimos ver fue a un Berrocal totalmente desubicado y me imagino el estupor incluso de los aficionados bercianos al ver a su exjugador reconvertido a volante de contención con más de treinta palos a sus espaldas.

Como no lo entendí ayer y no consigo entenderlo con el paso de las horas (algo parecido creo que se intentó en Salamanca el primer día con los resultados ya sabidos) es por ello por lo que lo consigno haciendo pública mi incredulidad al respecto.

Por lo demás, visitaba Pasarón una Ponferradina diseñada con bastante más cabeza que en temporadas anteriores pero a la que nos habían vendido desde dentro mismo de Pontevedra como una mezcla de los huracanes Leslie y Michael ante la cual el Pontevedra debía transformarse en una especie de disfraz de David con una honda para tratar siquiera de rascar un punto. 

Y lo cierto es que después no fue para tanto y el empuje ofensivo de la SD duró aproximadamente seis o siete minutos en los que inquietaron algo la portería de Edu con un lanzamiento de Yuri desde lejos y un cabezazo flojo sin verdadero marchamo de gol.
El Pontevedra se asentó pronto sobre el césped y enseguida su banda izquierda empezó a generar algo de peligro con Alex y David Castro en la buena línea habitual de esta temporada y en el que León y Vázquez se agigantaban con el paso de los minutos ahogando por completo las tímidas intentonas de Yuri de Souza que no contaba en esta ocasión con la compañía del escurridizo y siempre punzante Dani Pichín.

El partido no era precisamente una oda al virtuosismo pero sí es verdad que en esa primera parte el Pontevedra debió cobrar ventaja en el marcador si Arruabarrena hubiera estado mínimamente diligente en dos acciones muy peligrosas.
En la primera de ellas Alex Glez tras precioso culebreo en los alrededores del área le entregó un balón de gol que el vasco desaprovechó al rematar la pelota con aires más de juvenil que de otra cosa y en la segunda Mikel no fue capaz de ver al rubio extremo cántabro completamente sólo en banda izquierda en una contra venenosa que se chafó por la lentitud del ariete a la hora de decidir la mejor opción.
Un Kevin bastante más dinámico que Berrocal en el mediocentro pudo también dar una alegría en un disparo desde lejos que no se fue demasiado por encima del larguero de la portería visitante.

Tras el descanso, el poco fútbol que se vivió en la primera parte desapareció por completo. La entrada del "fino" Espina no ayudó a que la "Ponfe" inquietara más el área granate y el balón estuvo bastantes más veces por el aire tras rechaces de un lado y otro que a ras de suelo y en condiciones de dañar seriamente al adversario.
Tampoco surtió demasiado efecto el relevo de Javi López por Pedro Vázquez y ni siquiera la salida de Pichín al césped (que podría haber conllevado quebraderos de cabeza para el Pontevedra dada su velocidad) acarreó novedad alguna al juego.
    
Sí es verdad que a medida que transcurría la segunda parte la Ponferradina parecía ver con mejores ojos el empate a cero ( resultado con el que ya desde el minuto 1 ambos equipos coqueteaban en exceso) y el Pontevedra de la mano sobre todo de un Romay que jugaba sus mejores minutos en casa desde el comienzo de la temporada y de las arrancadas de los laterales que ayer volvieron a estar extraordinarios parecía acercarse un poco más a los alrededores del área berciana.

Fue un espejismo no obstante y más cuando en el minuto 82 el jugador elegido para ser sustituido por Pazos fue precisamente Manuel Romay que en ese momento trataba de tejer algo de juego ofensivo en las proximidades de la zona de peligro visitante.

Alrededor del 86 el protagonista de la primera parte de esta entrada, Berrocal, sufría calambres y debía abandonar el campo para la entrada de un Mouriño que al igual que Javi Pazos poco pudo hacer en el escaso tiempo concedido para lucirse.

Terminaba así un partido en el que ambos contendientes no le hicieron ascos al empate desde el principio y en el que por tercer partido consecutivo en casa no se vio a un Pontevedra demasiado convencido a la hora de lanzarse decididamente a por el triunfo.
Cono también viene siendo habitual, hasta cuatro futbolistas fueron novedad con respecto al once titular de Fuenlabrada y ello aunque en los días posteriores a ese partido se escucharon voces desde dentro que afirmaban que ese choque ante los madrileños había enseñado de manera definitiva el camino a seguir al equipo.  
Es evidente que el camino seguido ayer fue otro tanto en hombres como en sistema y que esa senda que parecía segura en Fuenlabrada ha vuelto a bifurcarse en otra dirección. 

Llega ahora un nuevo desplazamiento, esta vez a Burgos, en el que es posible que el Pontevedra vuelva a jugar con dos puntas o con jugadores más creativos en el centro del campo pues como ya se ha dicho antes esas "alegrías" en el aspecto ofensivo parecen escogidas para jugar fuera y no en un estadio Municipal de Pasarón en el que el equipo no acaba de desperezarse y parece siempre con una mano sobre las riendas que solo suelta un poquito cuando falta muy poco tiempo y el resultado es mucho más complicado de modificar.

En la capital castellana esperará bajo los palos de la portería blanquinegra otro Mikel, Saizar, que tan buen recuerdo dejó en la casa granate y al que espero seamos capaces de batir las veces que resulten necesarias para traernos tres puntos del histórico estadio del El Plantío.



    
              


1 comentario:

  1. Bastante acertados tus comentarios solo un pequeño apunte...
    Yo vi a berrocal jugar de mediocentro en pretemporada y ayer no fue tanta para mi la sorpresa cierto q no eran ni el mismo campo ni el mismo rival pero no lo hizo nada mal además creo q el pontevedra valiente lo veremos aquí cía do ya no nos hagan falta los 45ptos

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